miércoles, 30 de diciembre de 2020

KING KRULE. "Man alive" (2020)

 


Mañana se acaba el año. Por fin. Una maldita sucesión repleta de muertes, de confinamientos, de virus, de depresión. Que mejor que terminarlo con un discazo de unos de los artistas nuevos londinenses que con cada trabajo que saca nos deja más enmudecidos. 

"Man alive", es su obra cumbre, la más madura hasta la fecha. Repleta de reflexiones de canciones que se narran, de post punk abstracto como ese disparo certero y oscuro que es "Supermarché", o la inicial "Cellular". Archy Marshall, el que se pone el gorro de King Krule nos lo ha vuelto a jugar. 

A veces se disfraza de un rapero nacido en una cañada de ratas ("Stoned again"), y otras te seduce con un bajo asesino y una ritmo de esos que dan miedo ("Comet face"). Ya dio en el clavo con "The OOZ" (2017), y ahora acomete este puto 2020 que ya se va al carajo con un equilibrista conjunto de temas todos ellos necesarios, repletos de incienso y laúdano. Siempre buscando el equilibrio. 

"Perfecto miserable" es íntima y decadente, "Alone, Omen 3" fantasea entre el hiphop y el activismo crooner, para en "Airport antenatal airplane" volvernos a perdernos en su laberinto mutante de sonidos cruzando una avenida repleta de posibles accidentes. 

"Theme for the cross" es delirante y adictiva y "Underclass" es una especie de bossa futurista para perderte un poco más si cabe. Melódica tiranía la que emplea en "Energy fleets", para terminar este disco que no tiene desperdicio. 

Au revoir 2020, ya estamos hablando sobre tu posible epitafio, sobre la escoria que nace a los pies de tu tumba. King Krule pone otra banda sonora más para olvidar lo que no se puede olvidar. Siempre nos quedaran las canciones....



martes, 29 de diciembre de 2020

MADENSUYU. "A field between" (2006)

 


Descubrí a esta pareja belga formada por Stijn "Ylode" Gezelle a la guitarra y PJ Vervondel a la batería hace unos años cuando el azar quiso que me topara con esa inclasificable bomba de relojería que se tituló "Stabat mater" (2013) y su extraño post rock con aceite de lirismo, con velas de noise. 

"A field between" fue su primer disco y la verdad es que ya desde aquí vemos las notas fundamentales que han ido desarrollando a través de los años (la última noticia de ellos fue "Current" de 2018). "No why no wow" es un himno en toda regla, y "Sugar on" es un compendio de tranquilidad y desarrollos eléctricos que quitan el hipo. 

Siempre han tendido a lo mistérico, a la catarsis en forma de piezas que parecen regodearse en un clasicismo inclasificable como esa letanía llamada "For a while". Que pasada la tristeza agitada de "Suck on more to come", y esa voluta de humo en tus ojos acuosos que se titula "White on my sight-field".

"Papa bear" es mi favorita de todo ese cadalso de belleza, de todo este torrente enigmático de canciones que te mecen entre furia y rabia, entre lisonjas de andar por casa, entre lunáticos aspavientos de soledad extrema. Y el goce no para. "Dido" es magnética, espectacular, como "Should we ever fall" y su galimatías de estrías en la guitarra. 

Acaban con "Share a lot", otro salpullido de post rock que se cuece a fuego lento entre densos humos que viven entre vientos insurgentes. Que nadie se pierda a Madensuyu. Lo suyo atrapa. Lo garantizo....





sábado, 26 de diciembre de 2020

MOURN. "Self worth" (2020)

 


Vaya puntazo. Escuchando a este grupo de jóvenes amantes de la distorsión, añoro que no exista en la juventud actual una corriente que se salga de la uniformidad acuciante, de la borreguez militante que se nota desde el instituto en los chavales y chavalas. Ya no hay tribus, ni ganas de ser distintos, de crear expresiones artísticas, de no ser un número más. Todo es previsible, aburrido, programado para no salir del círculo de los juegos y los putos teléfonos.

El mejor disco hasta la fecha de esta banda comandada por las hermanas Jazz Rodriguez Bueno y Leia Rodriguez,  (hijas de Ramon Rodriguez ex-Madee ahora The New Raemon) con la importante aportación de Carla Perez. Como suenan de bien Mourn. Sus guitarrazos son pepinos al por mayor como ese himno que es "This feeling is disgusting", o esa épica socorrida titulada "Call you back". 

Seguro que si hubieran nacido en los 90 hubieran llenado estadios. El escupitajo potente de "I'm in trouble" , la vacilada de "Men", o ese inicio frenético de ""Gather, really". Lo que ya empezaron a demostrar con "Sorpresa familia" (2018), se ha multiplicado en este "Self worth". 

No me extraña que la prensa musical gala se haya fijado en ellas. Son frescas, adictivas ("The tree"), te envuelven con su potencia ("Say three"), y nos rendimos ante la efectividad de su catarsis programada para a los que ya superamos los 50 nos nazca una sonrisa cuando los escuchamos. 

No hay más que decir buenas palabras cuando oímos pasadas como "It's a frogs world", adictiva y radiante, o ese inicio de bajo en "Apathy" donde al poco las vemos desarrollando al máximo sus criticas y sus bilis juvenil. 

Me quito el sombrero. Esto es lo que hace falta. Lo próximo sería que Steve Albini se fijara en ellas para grabar en su míticos estudios. De allí podría salir una hecatombe. Bendita juventud la de las colegas. Chapeau por ellas, por su vigor, por su contundencia, por su necesaria mala leche. Que aprendan los que tienen su misma edad.....


miércoles, 23 de diciembre de 2020

THE OLIVIA TREMOR CONTROL. "Dusk and cubist castle" (1996)

 


Con este disco empezó la andadura esta banda neopsicodélica con un sonido tan cautivador, repleto de colores y de viajes en túneles donde es imposible ver la salida ("The opera house"). En este extenso doble disco que se grabó con sonido cuadrofénico, existen pinceladas que van y vienen de poco más de un minuto como "Frosted ambassador" y "Jumping fences", junto a otra buena colección de trances lisérgicos. 

The Olivia Tremor Control, integrantes junto a The Apples in Stereo y Neutral Milk Hotel, del colectivo llamado Elephant 6 Record Company, sabían moverse a universos paralelos ("Define a transparent dream"), o volcarse en tonadas de un extraño pop sintético ("No growing (exegesis))". 

Sonidos de los setenta en vaciladas como "Holiday surprise 1,2,3", o rayaduras folk como "Courtyard", se pasean por un disco de esos que hay que escuchar bastante veces para que te quedes con lo fundamental: su sustrato de espeología astral ("Memories of Jacqueline 1906").

"Marking time" es envolvente y adictiva  y a partir de hay comienza la ralladura, con un montón de piezas bajo el nombre de "Green typewriters", todo un delirio. Así que "Dusk and cubist castle" hara las delicias a los que les guste embarcase en trayectos sin dirección conocida. Puro dislate. 



domingo, 20 de diciembre de 2020

LUSH. "Lovelife" (1996)

 



Que lejanos que quedan los años 90 aquellos que vivimos con excitación cada día, cada descubrimiento musical que caía en nuestros manos. Por eso es una delicia bucear en el arcón de los recuerdos y rescatar disco como este "Lovelife", el cuarto disco de esta banda inglesa que navegaba entre el dream pop y el shoegazing. 

Vaya puntazo el globazo pop de "Ladykillers", o esa maravilla con aires de psicodelia que se llama "Heavenly nobodies". Siempre fueron para mi más dream pop que shoegazing. "500 (shake babe shake) es buena muestra de ellos. Pero siempre nos hicieron pasar buenos ratos, a nosotros los que que vivíamos enfebrecidos con las guitarras de Sonic Youth o Pixies. 

A veces había que relajarse y ponerse tonadas del tipo de "Papasan", y otras veces no podíamos parar de movernos cuando nos topabamos con la ardorosa "Single girl". Jarvis Cocker aparece en "Ciao!" y en "Tralala" nos arropan con una infinita y delicada tristeza pop.

Puntazo barroco es "Last night" y "Runaway" es todo un hit torrente para llevarte como un caramelo a la boca. "Lovelife", fue su canto de cisne, su último conjunto de canciones. Cerraron el círculo con sus melodías añejas, con sus sonido tan de la época. Todo un gusto volver de nuevo a ellos.



viernes, 18 de diciembre de 2020

THE BATS. "Foothills" (2020)

 


Apunto de acabar el año y nos viene este regalazo desde Nueva Zelanda. 40 años en activo, y en este su décimo disco (perezosos son un rato), de lo mejor del año, nos vienen a dar lo que ya sabíamos de ellos: melodías cristalinas, pop de altura, coros que sobrecogen....

Pon tu dedo en el play y déjate llevar por "Trade in silence". ¿Es o no irresistible? Alojados en ese dichoso sello llamado Flying Nun, brújula donde siempre llegamos a descubrir grandes cosas (The Clean, David Kilgour, The Chills... solo por citar algunos nombres de una ilimitada producción de música para no perderse), este "Foothills" es una delicia. 

Robert Scott sigue con la varita mágica en pleno rendimiento. Y de ella nacen pasadas como "Warwick", o tranquilos y sosegados paseos por el chamber pop como "Beneath the visor". The Bats son pop y son guitarras, y de esa conjunción nacen bellezas del calibre de "Scrolling" que llevo escuchando toda la semana sin parar, en un random absorbente, mecido por las pupilas instrumentales que hacen crecer nubes. 

"Another door" es un himno para dormir despierto y "Red car" reparte buen rollo en cada segundo canción. Se queda uno sin palabras ante tan calibre de grandeza musical. "Field of vision" es correosa, generosa en una leve distorsión que acompaña una melodía que se te clava en las amígdalas del sentir. No tiene fin el goce, cada tema suben el listón una altura más ("Change is all").

Y es que hasta cuando se ponen tranquis te dan ganar de abrir la semana y gritar alegría ("As you were"). En años tan desastrosos como este, con la maldita pandemia que tanto daño ha hecho, escuchar a The Bats es la mejor farmacopea para detener la tristeza ("Gone to ground"). 

Lo dicho, si aun no lo teneis, compradlo. Lo de The Bats tiene nombre: arte al cuadrado, música atemporal, y sobre todo, melodías, muchas melodías.....



miércoles, 16 de diciembre de 2020

EXPLOSIONS IN THE SKY. ""How strange, innocence" (2000)


 Con este disco empezó su andadura una de las bandas más interesantes de post rock desde que el género se abrió a otras pinceladas lejanas de la ortodoxia inicial del género. Dieron el bombazo con su siguiente disco, "Those who tell...." (2001), el cual no paré de escuchar cuando salió, con sus truenos de guitarras entre calma chicha de lirismo.

En este primer disco, se nota lo que iba a venir después. Tanto "A song for our fathers", como "Snow and lights", puedes ir intuyendo que Explosions in the Sky prometían.  Música instrumental, largos recorridos sónicos donde se explayan a la perfección sobre todo con ese punteo característico que hace que sean reconocibles a la primera de cambio ("Magic hours"). 

Los de Texas aun contenían la catarsis que en sus dos siguientes trabajos iban a colmar la dicha de los que con tanta ansia degustamos esas tormentas que nos dejan como nuevo. Aquí, las canciones aunque tienen su componente de tensión, están todavía en esa fase que sabe que nos encontramos al oírles con una banda grande ("Look into the air").

Siempre fueron maestros en perforarnos el ánimo con sus paisajes repletos de melancolía, donde la distorsión se hacía fuerte entre pequeños espasmos de poesía, como vemos en la insondable "Glittering blackness", donde  manejan a la perfección los medios tiempos, letanías que se disuelven en volutas de nubes pasajeras. 

Todos los temas superan los 5 minutos, todos poseen ese aliento especial para embriagarte con un veneno acariciador ("Time stops"). Todo un gusto volver a encontrarme con ellos. Que buenos momentos de intensidad sin límite, de crudeza siempre tímida.



lunes, 14 de diciembre de 2020

SCOUT NIBBLET. "Kidnapped by neptune" (2005)

 


Scout Nibblet es una potente cantautora inglesa, que nos ha regalado un buen puñado de discos intensos y brumosos. Para este su tercer trabajo, contó con la producción de Steve Albini, el mago de Electrical Audio, el gurú del noise. Y claro, lo que podía haber sido un paseo mañanero por un jardín repleto de reflejos primaverales, se convirtió en un mar de espinas de esas que te noquean a su antojo.  

Ya había despuntado con "Sweet heart fever" (2001) y  "I am" (2005), pero con este "Kidnapped by neptune", dio un paso adelante. Tremenda la aridez guitarrera de "Hot to death" o la falsa candidez de la que titula el disco.  

Ecos de Pj Harvey, de oscuridades que transitan en ciénagas de amor ("Pom poms"), o  cruzadas interiores con hachazos de guitarras como la increíble "Lullaby for scout in 10 years". Todo sirve a Scout Nibblet para convertir en gemas de drama su predisposición por el interiorismo más eléctrico ("Fuck treasure island"). 

"Relax" y "Valvoline" es donde más se nota la mano de Steve Albini, dotando a los temas de la crudeza que caracteriza al mago de Chicago. Vaya pasote. La batería es el instrumento que más presencia tiene, ("Newbury port"), que hace de soporte a las historias de Scout, pergeñando ritmos minimales y crispados como en la inquietante "Drink to me".  

En 2013 perdimos la pista a la buena de Scout Nibblet con el interesante "It's up to Emma". Nos quedan sus canciones, como radiaciones que frecuentan tu estado de ánimo, como cirugía para momentos de sonoros silencios....

 


viernes, 11 de diciembre de 2020

LUGGAGE. "Shift" (2019)

 


De Chicago son este trío, y como no, en los estudios del maestro Steve Albini, Electrical Audio, grabaron este portentoso disco de noise rock, de mathrock enfurecido, con canciones tituladas con una palabras (menos una, con dos), con rabia sin contener, con furia de esa que hace destruir cielos. 

"Cam", es el comienzo de la tormenta, con ese sonido que apabulla, lineales sombras de bajo y una minimal confabulación de decibelios que perforan y perforan silencios. No hay desperdicio en "Shift". No hay donde sentarse cuando empieza a sonar maravillas del tipo de la canción que titula el cd, donde condensan a la perfección ese maremoto sónico, ese ritmo endiablado. 

Luggage inquieta. Luggage no te deja cómodo, Luggage es un estilete afilado que no se detiene ante nada. "Rain" es colosal. Letanía lenta, la guitarra parece que quiere construir algo así como una melodía, pero antes de llegar a alguna parte se convierte en una oasis de perdición. Michael Vallera, su vocalista, en vez de cantar, recita dolor, aislamiento; crudos inviernos te imaginas como decorado perfecto para lo que oyes. Bestial. 

En el tema de dos palaras, "Every day", nos recuerdan a la pegada de Shellac. Esto es contundencia, esto es devastación. Como ese revoltijo sónico que es "Blurred", himno que se destapa como la mejor track de un inconmensurable álbum. 

No puedo dejar de escuchar la tristeza que rezuma por los cuatro costados "Watching". Algo así como slowcore subido de revoluciones, armado de nitroglicerina para el corazón. Sin palabras. El fin viene con "Rest", un epitafio a uno de esos discos que deja huella, que perfora tu necesidad de músicas para elevarte.



miércoles, 9 de diciembre de 2020

NOTHING. "The great dismal" (2020)

 


No hace falta esperar mucho. En la primera canción de "The great dismal", está la clave de este magnífico disco. "A fabricated life" es un abisal y tierno pasaje de shoegazing a ralentí, donde la banda de Dom Palermo, pone las piezas para que te adentres en este jardín secreto repleto de revocecos donde poder uno quedarse a gusto sin ser molestado. 

Ya me dejaron flipado cuando me tope con ellos en el año 2016 con ese excelente "Tired of tomorrow". Ahora, han vuelto a poner rosas en el pico de la distorsión ("Say less"). Y es que es un puntazo como se mueven en aguas del post metal más accesible como en esa sacudida guitarrera que posee "April ha ha", o esa viaje a los 90 que es "Cath a fade".

Nothing tienen la virtud de resumir en sus canciones lo mejor de sus preferencia musicales: himnos de de guitarras saturadas con voces que recuerdan a bandas como Ride ("Famine asylum"), y metálicos aspavientos siempre contenidos, por su capacidad por verse imbuidos en burbujas de esas que son abanicos astrales ("In blueberry memories").

"Blue mecca" es la más delicada de todo el disco, una letanía de bromuro, que se ve agitada por un seísmo eléctrico de esos que nos gusta a los que amamos los vaivenes silencio/ruido. Como "Just a story" y su cabalgata por noches repleta de brumas y desasosiego. 

Acaban con "Ask the rust", la mejor manera de terminar este recorrido salpicado de gotas de los 90, actualizadas en tormentas de esas que tardan tiempo en irse de los cielos. 



domingo, 6 de diciembre de 2020

LOS PLANETAS. "Una semana en el motor del autobús" (1998)

Discos como este conforman parte de la biografía musical del que escribe. No se cuantas veces viajó conmigo en forma de cassete por los barrios de mi ciudad o camino de la sierra que tanto oxígeno me dió. Y es que el tercer disco de Los Planetas está repleto de hits, de canciones recuerdos, de tragedias cotidianas, y sobre todo, y más importante, de mucha distorsión. 

Vaya manera de empezar un trabajo con "Segundo premio" y "Desaparecer". Jota y sus chicos en plena ebullición creativa, crearon uno de los mejores trabajos que se ha hecho por aquí. Tanto en el sonido deudor de lo que ya Mercury Rev o Ultra Vivid Scene  habían hecho, como en las letras que definían a la perfección los infiernos particulares que estaban viviendo los miembros del grupo ("La playa"). 

Este disco esta repleto de excesos. Los mismos que rodean la biografía de una banda, los mismos que han hecho que canciones como "Parte de lo que me debes" esté clavada como un pincho usb en la memoria interna de tus cosas del ayer. Escuchabas a Los Planetas y podías ubicar hechos que te pasaban, sacaban a la palestra sus frases repleta de sentencias que las hacías tuyas porque siempre buscamos una banda sonora para poner en todo lo importante que nos pasa ("a veces pienso en lo estúpido que fui, las fuerzas que gasté, el tiempo que perdí" de "Parte de lo que me debes" es un ejemplo de ello). 

"Un mundo de gente incompleta" es psicodelia planetaria elevada al cuadrado y "Ciencia ficción" es una golosina de indie pop para consumo y gozo inmediato. En "Cumpleaños total" resumen toda la afición a los viajes con sustancias que tantas veces ha salido en las letras de sus canciones, para en "Toxicosmos" (mi preferida con ese sonido tan Mercury Rev), reventarnos con sus guitarreos distorsionados. 

Y es que la última parte de "Una semana en el motor del autobús" es la mejor manera de vivir el subidón de todo lo anterior. Viene la bajada, la depresión, las ganas de meterse entre las sabanas y nace "Linea 1" y "La copa de Europa", donde irremediablemente aunque las hayas oído 50 veces, vuelves a darle al play para seguir la estela planetaria. 

Sin duda uno de esos lps que conforman la máxima creatividad de un grupo que tantos buenos momentos nos ha dado. Rebobino y rebobino, y siempre me encuentro algún tema de Los Planetas para mitigar esos momentos de tristeza que pedían cita con mi yo. Grandes, cueste a quien cueste.



viernes, 4 de diciembre de 2020

BOHREN & DER CLUB OF GORE. "Patchouli blue" (2020)

 

Adoro a Bohren & Der Club of Gore. No me he perdido ninguno de sus ocho anteriores discos, y claro, este noveno no iba a ser menos. Los alemanes, tejedores artesanales de música triste, de sonidos para films imaginarios, de trágicos compuestos de absenta, han vuelto con nosotros después de 6 años de ausencia. 

Y no han podido venir en mejor momento. Si "Total Falsch" es el comienzo lírico, "Verwirrung am strand" es su continuación en forma de score de película de cine negro. Con el saxo que repta, con la luz en medio de la penumbra que entra y te pide sosiego, que no eligas la oscuridad o lo claro, que se puede vivir en ambos sitios sin miedo a erosionar tu silencio.

Que manera que tienen de ponerte la piel de gallina. "Glaub mir kein wort" es un pasaje repeto de desolación, de una tristreza infinita transmisora de una paz que emerge de las brumas, donde te enredas cuando suena la que titula el cd, un paisaje repleto de misterio, de notas que vagan en el aire entre exaltados latidos que bien pudieran sonar en cualquier obsesión de David Lynch. 

Ya cuando aparece el piano que introduce "Deine kusine", estas de lleno metido en una vorágine de quieta agitación, una constante amalgama de pulsiones que te seducen, que provocan una querencia a no moverte, a seguir con la escucha de este hipnótico trance repleto de memorables momentos.

Todo "Patchouli blue" es embriagador, sedoso, cloroformo que agita tu retina, tenues sonidos que se volatizan en un crisol de suspiros ("Vergessen & vorbei"), o en increibles secuencias para postergar el sueño hasta los días donde se acaban las pesadillas ("Tief gesunken"). 

Al final, cuando empieza a sonar "Meine welt ist schön", te da la sensación que has estado hibernando durante una hora, que se paró el tiempo, que te disolviste en un vaho efímero. Sublime. A todo aquel que aun no halla sucumbido a Bohren & Der Club of Gore, le recomiendo toda su discografía. Pecado capital perdérselo....


 

martes, 1 de diciembre de 2020

FRANK BLACK & THE CATHOLICS. "Black letter days" (2002)

 

Como tienen que estar el estado actual de Pixies, que hasta los trabajos (muchos de ellos irregulares) de Black Francis en solitario como tal, o con el nombre de Frank Black y sus chicos católicos, son bastante más decente que esta infructuosa vuelta que sólo deja contentos a los muy fans de los duendes. 

En 2002, sacaron dos discos, "Red letter day", y es que el que nos ocupa.  En ambos, como venia siendo habitual, sobresale la atención de Francis a los sonidos tejanos ("The Black rider"), siempre con un toque melódico que si cerramos los ojos hace que por lo menos pasemos con él un buen rato ("California bound"). 

Prefiero sus trabajos como Black Francis a su proyecto junto a The Catholics, pero si me tengo que quedar con un trabajo de esta coalición de cactus y rock con polvo del desierto este "Black letter days". Graciosa suena la western song "Chipa away song" y "Gold heart of stone" suena a épica contenida. 

Si, ya sabemos que siempre estamos pensando en Pixies cuando escuchamos el nombre de Black Francis, y que sus discos de neocountry suelan resultar demasiados lineales. Pero entre canción y canción te puedes encontrar con fuegos de electricidad como la que titula el cd, o conatos lentos de historias de desgracias ("How you went so far").

Me gusta la ralladura minimal de "1826" y en "Southbound bevy" se  inclina por el country mas ortodoxo. Asi es el otrora duende travieso. Lo dicho. Un buen disco, sin más, pero como comenté al principio, escuchando la pésima creación de los Pixies actuales, lo hacen bueno.


lunes, 30 de noviembre de 2020

NEW WET KOJAK. "This is the glamorous" (2003)


Lo de Scott McCloud, el vocalista de esa tremenda banda de post hardcore,post punk o como demonio quieras definirla que fue Girls Against Boys, es para un solemne aplauso, con este projecto llamado New Wet Kojak, que tuvo su epílogo con este deslumbrante "This is the glamorous". 

Apenas quedan huellas de lo que fueron sus inicios como bandas,(salvo la potente voz de Scott), "This is the glamorous" es un salto sin paracaidas hacia lugares donde la oscuridad se une con la electrónica ("The world of Shampoo" o "Something easy"). 

Aparecen sonidos de vientos y ritmos tribales para no parar de moverte, como ese pedazo de canción que es "Read world tonight", y sobre todo, himnos. Himnos del calibre de "This is the glam". Scott deja la furia de antaño para embadurnarse de melodía ácida, de saxos traviesos. 

Como he disfrutado con el reencuentro de este pedazo de artefacto gozoso. Temas que te envuelven por su misterio como "Nothing you can say", acercamientos al mundo sónico de The Fall ("Death 2 the pop world"), pasotes de esos que se disfrutan al ralentí ("Let's get glorified") o bandazos de alguna distorsión siempre sin pasarse demasiado ("Jeaulous"). 

Reinventarse. Esa es la cuestión. Porque oyendo la tecnológica "Reserve the curse", con la que acaba el disco, te das cuenta de lo necesario que es encontrar nuevos caminos para no caer en el cliché. Soberbios pues New Wet Kojak. Una joya a recuperar. 



viernes, 27 de noviembre de 2020

FLY PAN AM. "Fly pan am" (1999)

 

Al sello canadiense Constellation, con la banda Godspeed you black emperor! a la cabeza, le debemos la revitalización de un estílo, el post rock, que vivió sus mejores momentos en los 90, y que poco a poco se fue desinflando por una reiteración excesiva de los mismos sonidos.

De la banda madre de aquella historia,  GYBE!, nacieron multitud de proyectos, como estos Fly Pan Am, 1-Speed Bike, Hangedup o Do Make Say Think, por citar solo algunos de los nombres que poblaron la escena canadienses de canciones con desarrollos intensos.

Este fue el primer trabajo de Fly Pan Am, que se abre con "L'espace au sol est redessine par d'immenses panneaux bleus" y sus trece minutos de lirismo que se ve acompañado por crujidos de distorsión. La siguiente, la feroz "Et aussi l'eclairage de plastique...." es otra tormenta perfecta de rayos que van y vienen, de rock que se acerca a lo progresivo para afilar sus garras en tensiones que te sofocan. 

El exceso total está en los casi 18 minutos de "Dans ses cheveaux soixante circuits" y su repetitivo soniquete que suena y suena sin parar en un bucle de esos que germina caos. "Bibi a nice, 1921" empieza con 3 minutos de silencio para a continuación explotar en zigzags dementes, aulladores. 

"Nice est en feu!" es el glorioso final de un viaje hacia territorios donde el sueño, la transgresión y los sonidos áridos, se dan la mano con dibujos creados al albur de una instrumentación sugerente e inquieta. 


martes, 24 de noviembre de 2020

PRINCESS THAILAND. "And we shine" (2020)

 

Pedazo de sorpresa que nos viene de Francia. Y es que este segundo disco disco de Princess Thailand, en su apenas 30 minutos de duración y con sus 7 cancions, es un conjunto potente de temas vivos donde el post punk y el noise rock se van de crucero en un mar de oscuridades marchitas. 

Sus tracks son pequeñas joyas repletas de arreones de electricidad ("First time"), de mecanismos de tensión que pide al oyente una escucha con buen volumen ("Sonar"), y sobre todo, de un punto melódico entre sombras que les da un aire de combo de los 80, con garantías de perdurar ("Is this room").

Cuando afilan su propuesta, les sale creaciones como "Now/wave", donde como en todo "And we shine", la voz de Aniele Bastide teje una red que brumas y electricidad, de gases para noquearte si no estás atento al perfume adictivo de un grupo con un porvenir espeluznante. 

"We shine" recupera trazos de la añorada Siouxie, puñaladas de post punk rabioso, tremendismo en forma de un caos que te revuelve por su capacidad para vomitar trallazos de distorsión. En "Night after day", lo que prima son las oscuridades cercanas al noise, el estruendo previo a una estampida. Feroz y cargada de intenciones sobre la capacidad de Princess Thailand para asumir sus influencias envasando dardos envenenados. 

"Into her skin" se reinvidica por si sola. El misterio que expele sobrecoge, sus lugares comunes son el trazo tenebroso y la intensidad que apabulla. Así son Princess Thailand, un viento fresco para contagiarnos de melancolía, una banda a tener muy en cuenta. 


domingo, 22 de noviembre de 2020

THURSTON MOORE. "By the fire" (2020)

 

Vaya pedazo de doble disco que se ha marcado el bueno de Thurston Moore. A sus 62 tacos, sigue siendo un airado jóven sónico cautivado por la distorsión por la disonancia y la melodía estrangulada ("Hashish").

Dos cds, cada uno diferenciado. En el primero se conjura para continuar la jugada en el mismo punto que los Sonic Youth lo dejaron; en el segundo se la juega todo a la experimentación, al inconformismo brutal, a largas progresiones de ruido de ese que te mece matemáticas. 

El primer grupo de canciones (todas marca de la casa), se deja llevar por ese feedback embaucador al cual nos tiene tan bien acostumbrados ("Cantaloupe" podría estar en cualquier disco de los Sonic), por mágicos juegos de manos donde condensa esa capacidad que pocos poseen para hacer del ruido una bella arte repleta de florituras que te enganchan en un vaivén acogedor ("Breath"), donde une a la perfección sus reflexiones instrumentales con un montón de juegos de artificios para gozo de la afición.

Mi predilecta, "Siren", doce minutos de suavidad balsámica, de ternura electrificada, regodeándose en un salmo instrumental donde es fácil perderse y deambular entre raciones de latidos que te dejan ensimismado.

Con "Calligraphy", de las más Sonic Youth del disco, acaba esta primera parte que que te das de bruces con el inicio de la segunda y los 16 minutos de la experimental "Locomotives". Largos desarrollos instrumentales, improvisaciones varias y distorsión a raudales. "Dreamers work" es sólo una parada en una aparente tranquilidad porque "They believe in love (when they look at you)" y sobre todo "Venus" nos deja la parte más arisca y violenta de este sobresaliente "By the fire". 

A todos los que vivimos los 90 con ardor y rabia, trabajos como éste nos traen un montón de excusas para seguir siendo antes, ahora y siempre, jóvenes sónicos eternos imposibles de convencer de otra cosa. Bravo Thurston. 


jueves, 19 de noviembre de 2020

LINGUA IGNOTA. "Caligula" (2019)

 

La mejor digna heredera de Diamanda Galas. Tan solo basta un tema, "Faithful  servant friend of Christ" para que toda la lluvia del apocalipsis caiga sobre tu cabeza. Densidad cercana a los primitivos Swans, acompañado por los mismos rasgos identificativos de Diamanda: el grito como otro instrumento más, como el eje donde se construye esta catarsis oscura. 

"Do you doubt me traitor" da miedo de veras. Cuando suena el piano te imaginas que el infierno ha tomado posesión de la tierra. Kristin Hayter, el nombre que se esconde tras Lingua Ignota,  continua la senda que empezó con "All bitches die". Su grito contra la violencia de género, contra el papel que la religión ha dejado a la mujer, un puño enfadado hacia todos los cielos posibles. 

Y es que Kristin, que sufrió violencia machista y padeció anorexia, ha pasado su buena ración de temporada en el infierno. Por eso lo que canta viene de donde viene. De un desgarro que avasalla ("May failure be your noose"), con inclusiones en extremos páramos decorados con hielo perpetuo, donde la belleza ni se conoce ni se la espera, donde es mejor no abrir los ojos para no enfrentarse a los fantasmas que vienen a lomos de las teclas del piano ("Fragant is my many flowerd crown"). 

Extrema y catártica es "If the poison won't take you my dogs will", decorada con solemnes goznes de voces rotas, paisajes en vela, miedo, mucho miedo.... Cuando se sufre nacen cosas como "Days of tears and mourning" salido de una iglesia quemada o "Sorrow! Sorrow! Sorrow!", cristales rotos, la garganta quebrada, la sed en el cuerpo.

Disco de larga duración, cuya escucha conviene tener el espíritu preparado, abrir las ventanas para alejar malos augurios, cerrar las manos y dejarte llevar ("Spite  alone holds me aloft"). Te puedes imaginar la vida de una persona con la forma de canalizar sus vivencias. Si oyes "Calígula" de principio a fin, puedes poner cara y palabras a los que en silencio están aguantando su rabia. 

No tengo nada más que decir. Simplemente hay que dejarse llevar por este enorme monumento a la tragedia. Impresionante.


lunes, 16 de noviembre de 2020

L'ENFANCE ROUGE. "Bar-Bari" (2011)



L'Enfance Rouge, el trio italo francés, es uno de los mejores secretos guardados de la escena europea. Sus trabajos, repletos de lugares comunes donde el avant rock se da la mano con el noise, y con la incorporación hasta de sonidos del Magreb (no hay que perderse esa bestialidad llamada "Trapani"), sacaron este "Bar-bari" en 2011 y te llenaron de espasmos y rabia. 

Si la inicial "Perquisitions", te entra de golpe con su nervio y su feedback, en la siguiente, el triste himno llamado "Grande Survie", te sientes como poseído por este huracán que todo lo puede, que fabrica emociones al vacío mirando todas la trayectoria musical de Sonic Youth  en sus sucesivas etapas. 

Asi son L'Enfance Rouge. "Gabès le soir (Maribor le matin")  es un pepinazo que te recuerda a la época más salvaje de PJ Harvey, cuando nos ladraba en discos como "Dry", y en "Vengadores (Tostaky/Le continent) cuentan con la colaboración del cantante de Noir Desir, que pone voz al tema más noise del lote. 

"Wa ana lastou Durduvyyan", es catarsis sin domesticar, a lo bruto, en caliente y que da paso a "Jadransko more" donde Chiara Locardi nos lleva de la mano hacia el exceso del grito magullado.  "Nada, nothing, niente, gar nitch, rien", es quizás la más me gusta. Lenta y misteriosa al principio, brutal en su desarrollo final. 

Para terminar "Merde, nous sommes presques morts", la mejor forma que tienen para si no lo has hecho ya, conseguir toda la discografía de esta monumental banda. 


viernes, 13 de noviembre de 2020

AEROGRAMME. "My heart has a wish that you would not go" (2007)


4 discos dieron vida este cuarteto escoces comandado por Craig B, siendo este disco de nombre tan largo es que les aupó (algo, no mucho) en las listas independientes de la época. A ello ayudaba su lirismo que embriagaba como hacen constar con la  inicial "Conscious life for coma boy" con su épica de guitarras ensimismadas.

Digamos que Aerogramme podían pasar por el lado más amable y comedido de sus paisanos Mogwai. Sus temas están repletos de arreglos ("Barriers"), sin acercarse a las explosiones de sonido del post rock, más cercanos a un indie rock con algún trallazo que no levanta mucho la voz. 

 Les sobra en ocasiones un acercamiento al lado más pop, como sugiere "Exists", pero con regalazos sónicos como "A life worth living" se lo perdonamos. "Finding a light" va de balada curtida en experimentos de cuerdas y arreones siempre con el freno en mano, y "Living Backwards" se hace un poco largo en su acometida de conseguir crear expectativas. 

El cd va de mas a menos en cada escucha. Las primeras parece que la explosión esta cerca, pero al poco la contención excesiva desequilibra el ambiente general ("Trenches"), donde la baja niebla pernocta en espejos rotos por cadencias falta de energia ("Nightmares"). 

Al final, lo que se prometía como un viaje de luces y parafernalias, se queda en un intento vano que se acerca más un britpop bastante soso, que pierde fuste sin remedio con cada oída. No, Aerogramme no son Mogwai.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

IDLES. "Ultra mono" (2020)


 Qué ganas que teniamos todos de hincar el diente al ultimo trabajo de Idles. Que manera de empezar un disco cuando tu dedo se topa con el play y empieza a escupir los altavoces "War" con la colaboración estelar de David Yow de Jesus Lizard (aparece en tres cortes más). Un abrupto punk, un golpe en la sien, un boomerang de rabia. 

Talbot y sus chicos siguen en la linea del frente. De allí ni dios les apea. "Grounds" te sumerge en un caos de ritmo minimal, hecatombe de ruido y furia que no cesa. Como "Mr. Motivator" y ese pedazo de frenesí que crean en cada instante. 

Idles siguen siendo peligrosos.  Continuan repartiendo bilis sin parar, sin ton ni son, abrazados a una calentura repleta de tensión, creando hits de esos que no se tararean, que nacen para ser objeto de desenfreno, de baile total sin posibilidad de parada ("Anxiety"). 

"Kill them with kindness" es como escuchar una jauría de perros rabiosos recorriendo las calles con ganas de bronca, de armar jaleo sin detenerse en las consecuencias. La jarana continua con la espídica "Model Village", y el punk se hace fuerte cuando suena "Ne touche pas moi", con ese grito de francés macarra subiéndose por las paredes. 

Ya he leido críticas poco positivas de "Ultra mono". La falta de hits (eso dicen) hace para muchos que el disco decaiga algo. Para mi es quizás la falta de hit lo que mejor se puede decir de él. Defienden su música como mejor saben sin detenerse en contemplaciones ("Carcinogenic"). En "Reings" hacen de las clases altas el objeto de su inquina, con un saxo que trama peligro, en un tema repleto de músculo y visceralidad.

La nota divergente de "Ultra mono" es "A hymn", de lo mejor del lote. Tranquila pero amenazadora, post punk a borbotones, lija sónica, joder que forma de dejar la red para cazarte con su serenidad de gasolina. 

En junio si el dichoso virus nos da algo de tregua, les veremos por aquí. Les esperamos como síntoma de que la vida vuelva a ser como antes de la pesadilla. Tachamos los días del calendario, esperando que los de Bristol nos iradien sudor, fuego, punk. Ya queda menos.....


martes, 10 de noviembre de 2020

KLEG. "Zing" (1992)

 


Este pedazo de grupo es de esas joyas escondidas que ha dormido en el cajón de las especias musicales que tanto ha condimentado nuestra vida. La banda holandesa, sacó este enorme disco, producido por Lee Renaldo y mezclado por Luc Van Acker de Revolting Coks. 

Y la huella de Renaldo se hace patente, desde que se inicia el desgarro con "Diamanda", con ese punto donde divergen el art rock y el noise, como un mar inclemente de sonidos de esos que te provocan y te acunan a la vez. Gozada.

Canciones con títulos de una palabras que fabrican una rápida aceptación al oyente que cae con las volutas de distorsión controlada de "McKenzei", y con soberbios pasajes de improvisación como "Cindy" y ese decorado que dibuja de expresión brutal. 

"Jacky", es una gominola enjabonada con caligrafía de repostería eléctrica, y "Brenda" es puro Sonic Youth, pero mantenido una identidad de banda que acoge influencias para traducirlas con su propio lenguaje. "Intro" es un mazacote repleto de feedback" y "Alley" es mi favorita de entre este manojo de ruidista panorama acogedor. 

Tienen los temas de Kleg una patina inconformismo, de subversión, pero siempre acompañada con paradas en puntos intermedio para una meditación atropellada  ("Heather"). Sacaron a parte de este "Zing" una suite de 4 temas titulada "Eating and sleeping", también de recomendable escucha. Kleg, uno de esos tesoros que es puro disfrute su encuentro.


sábado, 7 de noviembre de 2020

ELUVIUM. "Copia" (2007)

 


Hay veces que la música es un analgésico, una inyección de morfina en tu corazón, un medicamento para prescindir de ciertos alientos oscuros. Escuchar a Eluvium, es como ver siempre llover protegido desde una aislada casa es un bosque sin más ruidos que tus latidos. 

Eluvim, el proyecto que navega entre el ambient, el neoclasicismo y la música minimalista, y que dirige con brillantez Matthew Cooper, siempre nos ofrece señuelos para perdernos en su coordenadas de suavidad necesaria. 

"Copia" fue su cuarto disco, y como el resto de su discografía, es todo un puntazo de principio a fin. El inicio sobrecogedor con "Amreik", los diez minutos de sinfonía natural de "Indoor swimming at the space station, o esa tristeza que rezuma "Seeing you off the edges", son sólo una muestra de este hechizante viaje. 

El piano te desgarra el alma en "Prelude for time feelers", y cuando llegas a "Requiem on Frankfort Ave", ya no te queda más respuesta que seguir envuelto entre las mantas, cerrar los ojos, dejarte llevar y ofrecer a la tranquilidad tu mano en el invisible silencio perfora asideros convertidos en vaho.

Cuanta belleza en "Radio ballet", cuantas veces que me he puesto esta semana "Reciting the airships" con su envolvente manto de caricias de rocío, o ese final llamado "Repose in bleu", que empieza entre la niebla más absoluta para sumergirte en un huracán de clasicismo atroz. Maravilloso. 

Hay días que parece que te vas a comer el mundo, que puedes con todo, que tiras para adelante sin mirar atrás. Otros sin embargo, avanzas como una tortuga, sin querer salir del caparazón, sin ganas de nada. Eluvium es una buena vacuna, sin efectos secundarios, un placebo que amansa y reconforta, el sonido de la perpetua levedad.


jueves, 5 de noviembre de 2020

LANDOWNER. "Consultant" (2020)

 



No hay que esperar mucho. Empieza a sonar los primeros acordes de esa bestialidad que es la inicial canción del cd, "Victim of redlining" y te comienza a salir humo de la cabeza. Y es que este ultimo disco de la banda liderada por Dan Shaw, supera con creces al también enorme "Blatant" (2018).

Lo suyo es punk minimal, repetitivo, correoso,a la vanguardia de los exabruptos, alienados contras las putas injusticias que rodean todos ("Phantom vibration"). Me los imagino girando con Idles. Lo suyo es distinto, pero la energía volcánica es de igual intensidad. 

Lo que empezó como una aventura casi en solitario del bueno de Dan, ha terminado como un compacto grupo de cinco componentes, repleto de aristas y argumentos suficientes para auparse en posiciones delanteras cuando hagamos nuestra personal lista de los mejores del año. "Swiss pavilion" es puro Minutemen y en "Being told you're wrong", les basta apenas un minuto y medio para encandilarnos con su leve catarsis.

Y es que Ladowner lo bordan se metan donde se metan. "This could mean something" y su post punk reiterativo; "Confrontation" y ese toque ochentero que les queda espectacular, o "Extreme youth", y su vendaval matemático de post punk.

Nada aburre en "Consultant". Te encuentras de bruces con una oleada de nervio, de tensión acumulada, de brotes de inquina maquillada con una potente instrumentación, donde los siete minutos largos de "Mystery solved" nos deja con la boca abierta de principio a fin.

En la parte final, otros himnos para llevarse a la boca: "Restraint" y sobre todo "Old Connecticut money", dos maneras efectivas para terminar esta caloría de bestialismo sofocado. Gran futuro para estos chicos. 


lunes, 2 de noviembre de 2020

EFTERKLANG. "Tripper" (2004)

 


"Tripper" fue el primer disco de este grupo danés que tanto buen rollo nos dió con su música minimalista, indietrónica con saber a rayos de sol, calorías íntimas con ínfulas de ratos de sosiego siempre mezclados con serpentina de vientos ("Swarming").

Todo "Tripper" es uí juego al escondite donde la voz de Casper Clausen suena a trompeta de andar por casa, a suspiros de esos que siempre saben a mar como en la increíble "Step inside". Los daneses, que a posteriori nos siguieron dando buenas noticias discográficas, sobre todo con el descomunal "Magic chairs", elaboraron una concienzuda colección de postales de viento que nunca cesa ("Prey and predator").

La levedad de una burbuja que nunca explota ("Collecting shields"), o las descripciones que hacen de inviernos florales donde es fácil dormir en ensueños de película ("Doppelganger"), casan a la perfección con decorados de suavidad íntima como la hechizante "Tortuous tracks".

Para terminar, "Monopolist" y la inclemente "Chapter 6", dos maneras efectivas para meternos de lleno en este mundo de magia donde es fácil hallar tranquilas cabañas de madera de heno, o rocíos embriagadores.


sábado, 31 de octubre de 2020

KILLING JOKE. "MMXII" (2012)

 


Sin duda una de mis bandas favoritas de post punk. Jaz Colemen y sus muchachos, llevan desde los 80 llenándonos de estrellas caídas, de apocalipsis rutilantes. Grupo que ha vivido varias etapas estilísticas, que van desde el post punk que les vio nacer hasta la música industrial y la electrónica, este disc, que en números romanos nos habla del año de su edición, es un portento de guitarras que te oprimen ("Pole shift"), de decorados ocultos donde poder rendir cuentas al progreso que esta acabado con nosotros ("Fema camp").

En 1982, Coleman tuvo una visión. Pensó que el mundo se acababa y se marchó pitando a Islandia en busca de un salvavidas en forma de isla. "Rapture" habla de esa aventura. Quizás Jaz nos estaba hablando de los mundos que se mueren a cada paso, de la degradación que inunda todo, de que cada año que pasamos en la tierra estamos haciendo un planeta cada vez más degradado. Por no hablar de la pandemia que nos esta quedando como atolones perdidos en mares ignotos de depresión y miedo

Geordie Walker, Youth y Paul Furguson, son los escuderos fieles de Coleman, los que arriman todo su energía  para que flipemos con canciones como "Colony Collapse" o ese mazacote vibrante de distorsión acelerada que se llama "Corporate elect".

El plato fuerte lo encontramos en "In Cythera", hit instantáneo, épica de teclados y melodías de esas que solo Killing Joke saben crear. "Glitch" es un volcán de gritos, de acero que derrite sueños, de profecías cumplidas en la negra noche de los tiempos. 

Y las dos últimas, "Trance" y "On all hallow's Eve" hará las delicias a los que llevamos enganchados a esta superbanda de los 80. Larga Vida a la broma macabra, a Jaz y sus muchachos de dagas envenenadas. Post punk para el fin de los días, la biblia de los que no creemos en nada....



miércoles, 28 de octubre de 2020

TRIANGULO DE AMOR BIZARRO. "Triángulo de amor bizarro" (2020)

 




Si ya con todos sus trabajos anteriores nos tenían sin remisión conquistados, con este disco homónimo, no tenemos más que seguir la estela de una de las mejores bandas en forma de por aki. Y es que el comienzo con "Ruptura" y ese aire a los Big Black no deja duda de que la banda ha querido ir un poco más lejos que en sus anteriores discos. 

Porque a continuación, como si se tratase de otra banda, en "No eres tú", se enganchan a un dream pop que no pierde de vista los arreones de distorsión. Hasta el indie rock con ínfulas de himno como en "Vigilantes del espejo", les sale redondo como todo el armatoste de su música. 

"Canción de la fama" es puro ruido, punk estruendoso, que te hacer explosionar,  y que en "Fukushima" con Isabel Cea y esa voz sumergida en una contienda de electrónica, nos recuerdan a New Order. Das un paso más y aparece "Asmr para ti" y su shoegazing año 2020, todo una perla sideral. 

"Acosadores" es pop con lija y tendones de guitarras al límite de la extenuación, The Darling Buds de ribeiros. Pero, no, no hay que equivocarse. La rabia vuelve con "Calígula 2025" y esos gritos que se clavan en los sesos "A la puta cara".....

Para terminar, "Cura mi corazón", neblina en los latidos, dardos en el sentir, páginas siempre en blanco para llenar con los recuerdos o con el rimel deshojado de un delirio que no se acaba. Triángulo de Amor Bizarro, el ruido y la calma. Siempre la furia.....


domingo, 25 de octubre de 2020

FELT. "Forever breathes the lonely word" (1986)

 


Este disco fue el que hizo el número 6 en la carrera de este grupo ingles, y el primero de su carrera que no contenía canciones instrumentales. Para muchos, el mejor disco del grupo, empieza con una autentica bacanal de indie pop, la radiante y alegre "Rain of crystal space".

Lawrence, el fundador del grupo en 1979, supo desde sus inicios darles una voz propia, una forma particular de enfocar la música independiente desde la suavidad y la melodía ("Down but not yet out"), siempre contando con una banda competente, involucrada en esta opereta de sencillez pop ("September lady").

Música sin grandes pretensiones, Felt siempre vivieron entre sombras, y su recuperación tardía vino de grupos como The Charlatans o Belle and the Sebastian, que no dudaron en situar a Felt como banda influyente en lo que que iba a pasar en las islas.

La verdad es que es un lujo escuchar temas como "Grey streets" y la íntima "All the people...", repletas de sinuosas letras y efectivos tonos de alegría siempre contenida. "A wave crashed on the rocks" es quizás la más rotunda de un lp que termina con "Hours of darkness have changed my mind", crisálida de candor y felicidad.

Desde Discos Pensados, recomendamos sus 10 discos y sus eps varios que conforman unas maneras brillantes indie pop ajenos a los vaivenes ruidosos de la época. Recuperables al 100%.


jueves, 22 de octubre de 2020

KARATE. "The bed is in the ocean" (1998)

 
 

                                                                      Como todos los discos de Geoff Farina y sus chicos, este "The Bed is the ocean" no iba a ser menos. Todo un elenco instrumental que se mueve con fluidez entre el jazz y el indie rock, siempre con desarrollos instrumentales de esos que te perforan los oídos, como la calidez que respira "There are ghosts" y sobre todo esa pasada llamada "The same stars". 

Siempre fueron Karate una rara avis en una época que siempre había que buscar acomodo en tal o cual estilo. Ellos iban a lo suyo.  No les importaba enfangarse en luchas rítmicas acelerando la distorsión como "Diazapam", poseídos por el espíritu de Buckley, o regalarnos tranquilos y bellos pasajes donde la voz de Farina te llenaba de asombramiento.

El cuarteto, en sus 7 trabajos que sacaron hasta que se disolvieron con el directo de 2007, "595", tuvieron la capacidad de sumergirnos con sus interludios musicales en una espiral de carantoñas compositivas, de sensibles paseo por sonidos de esos que te acogen sin pedirte permiso como ese petardazo llamado "Up nights". 

Calidez que transpira "Fatal estrategies" o "Outside is the drama", donde de nuevo, trotando entre una rítmica repleta de melodía y señuelo, te ves contagiado por el festín de pulsaciones inflamadas que despedían.

Siempre es un buen momento para recuperar a Karate. En los arcenes del movimiento independiente, donde por la cañada de la transgresión, los sonidos exhalan caligrafía prodrigiosa. 

martes, 20 de octubre de 2020

NUEVA VULCANO. "Ensayo" (2020)

 

No todo esta perdido. Aún nos queda Nueva Vulcano. Una de las grandes bandas que tenemos por estos lares.  Ya tenía el servidor mono desde aquel lejano 2015 cuando siguieron a lo suyo con ese notable "Novelería". Y es que su música es un chispazo que contagia, sacudidas de post hardcore con corazón henchido. 

Y es que Artur Estrada y sus chicos, han lanzado en este su quinto trabajo, desde la inicial "El ecualipto", un conjunto feroz de canciones para empatizar, para poner en bucle sin parar ("Disney y resaca padre"). Que le den al coronavirus, al confinamiento del alma y el espíritu, a esos bozales con forma de mascarillas. 

Oigo "El sueño europeo" y no puedo más que volver a los inicios de la banda, cuando caí sin remisión bajo las redes de esos versos que garabateaban distorsión, de esas melodías que acompañaban mis andares por el barrio, estrujando mis oídos con peroratas benignas de historias de andar por casa. Estamos tan necesitados de vientos frescos como los que despide Nueva Vulcano.....

No me canso de poner "Fluorescente"  con ese soniquete melódico que despide buen rollo y filigranas en tus silbidos. Vaya pasada. Estamos sin duda ante el mejor disco de aki de este 2020 tan cabrón. Lo grabaron rápido, en un pis pas, como para que la inmediatez se quedará en cada sonido de guitarra, en cada quejido glorioso. Y es que es imposible no rendirse ante maravillas sonoras como "Mercurio, retrógrado, etc." y ese spoken word inicial que da paso a otra dentellada sónica de esas que te mecen entre ecos de emocore.

"La canción del sol" es un caramelo de apenas 2 minutos que da paso a "Una observación", otro de los puntos álgidos de un trabajo que pide una escucha más cuando terminas de oirlo. 

"La Pedra Oscil-lant" es de los mejores temas que han creado en su carrera. Un puntazo con el bajo como eje principal, donde parte la tormenta de palabras que se enquistan en tu cabeza, como hechizado por una catarsis de esas que es medicina de la buena. 

Como suena el "El algoritmo erró", frenética concatenación de distorsión y oratoria al servicio de la intensidad total, con resultados benefactorios para el oyente que cruje de alegría ante tantos espasmos colosales. Para terminar, "Ensayo sobre la decepción", indie para acabar un monumental trabajo. 

Acabo como empecé. No todo esta perdido. Aun nos queda Nueva Vulcano.....



domingo, 18 de octubre de 2020

VARIOS. "Zero, A Martin Hannett Story 1977-1991" (2006)

 


De Martin Hannet fue la bendita culpa de que bajo sus manos de productor pasaran grupos tan indispensables para todos nosotros como Joy Division, New Orden, Magazine, o Buzzcoks sólo por citar unos cuantos de ellos. Porque el resto y los citados, están en esta potente recopilación que empieza en 1977 y llega a 1992. Hay queda eso. 

Lástima que la heroína acabase en 1991 con su carrera de mago de nuevos sonidos. Nos queda un buen puñado de grupos y discos que hacen la delicia de todos los que vemos en los 80 y 90, los momentos más importantes de la historia de la música. 

Es un pasote encontrarte con una de las primeras grabaciones de Buzzcoks, "Boredom", o con rarezas de combos que no tuvieron mucha suerte, como John Cooper Clarke, Jilted John  o Pauline Murray and the Invisible Girls. 

Unos inocentes y primerizos U2 con "11 o'clock tick tock", los amos de las sombras con "Transmision", Joy Division, o los sonidos de porcelana de The Durruti Column. Un gozo volver a toparte con OMD y su famoso "Electricity" o caer rendido ante Devoto y sus chicos de Magazine en "The light pours out of me".

El pub rock de The Only Ones, los ruidosos Bassement Five, o una de mis debilidades de todos los tiempos, The Psychedelic Furs con "Pretty in pink". Vaya puntazo de disco, homenaje a un tipo que tan feliz nos hizo con sus maquinaciones tan necesarias. 

Ya en los 90, Kitchens of Distinction o Happy Mondays, dan sus saludos respetuosos al que les sacó del anonimato. Brillante artefacto pues este cd, para recuperar años, bandas, música eterna y total. 


sábado, 17 de octubre de 2020

BOB MOULD. "Blue hearts" (2020)

 


Hay artistas por los que no pasa el tiempo. Hay discos que te compras sabiendo que después de quitarle el precinto y empezar a escucharlo, tienes las garantía de que no te van a defraudar. El incombustible Bob Mould es uno de ellos. De esos músicos a  los que seguimos con fragor en los 90 y todavía siguen enseñando el camino a seguir. 

"Blue hearts" es un doloroso puntapie en la boca al bastardo de Trump. Bob Mould esta cansado, mosqueado, como nunca le habíamos visto. "Blue hearts" quizás sea el disco más redondo en su carrera en solitario, y eso ya es mucho. 

Acompañado por sus fieles colegas, Jason Narducy al bajo y Jon Wurster a la batería, las canciones no dan respiro y en su media hora entran y salen de tu cabeza como una bomba de relojería. Allí están "Next generation" y "American crisis", dos petardos que prenden y te ponen a 100. 

Antes, la inicial y lenta "Heart on my sleeve" introducía este enorme y contundente disco, que nos recuerda al pasado de Bob Mould con Sugar. "Fireball" es punk, catarsis y bailes dislocados contra muros que nos detienen, que son cárceles. 

Y cuando se pone a fabular con esos extraordinarios medio tiempos, como esa belleza que es "Forecast of rain", ya no te queda más que subir el volumen y gozar como un poseso. Porque en ningún momento Mould pisa el freno. "Siberian butterfly" es espectacular y electrizante y "Everything to you" con su melodía que te envuelve, son sólo muestras del nivel de un músico que esta como ya sabíamos hace tiempo en estado de gracia. 

No puedes parar de poner gemas como la brillante "Little pieces", adictivamente noventera o lineales cartuchos de rock como "Leather dreams". Para el final, el sofocón que sirve de epílogo: "Password to my soul" y "The ocean". Sin aire que se queda uno....

"Blue hearts", ya le tengo entre mi lista de 10 mejores discos del año. Cierro los ojos y me imagino que tengo 22 tacos. Es lo que tiene el poder alquímico de la música como gran obra de arte. Grande Bob, grande.


miércoles, 14 de octubre de 2020

JUNE OF 44. "Anahata" (1999)

 


Con este pedazo de disco June of 44, se despidieron de su carrera discográfica. El grupo liderado por Dough Sacharin, pergeñó una auténtica bomba de ritmos sincopados, donde el mathrock se encuentra con el jazz, donde usando una precisión matemática, exploran con sus instrumentos tensos climas donde acribillan silencios sin piedad ("Wear two eyes (boom)". 

El bajista Fred Ershine da toda una lección de uso del instrumento ("Escape of the levitational trapeze artist"), y el grupo, con una efectiva y contundente conjugación de seguir los dictados del mathrock, pero siempre abiertos a otros parámetros, dejan con sus reflexiones musicales, una profunda huella repleta de hipnóticos pasajes, ("Cardiac atlas"). 

Parecen una big band deseosa de dar con la tecla perfecta para cabalgar entre torbellinos de funk minimal, como la rutilante "Equators tobi polar", con esa trompeta repleta de ensueño, arrimada a un viaje donde es fácil aspirar rocíos redentores. 

A continuación, mi favorita, casi un hit (a su manera claro esta). "Recorded syntax", con una pegajosa melodía traslúcida, con una envolvente y sinuosa propagación de ondas de acuosas. Xilófono en "Southeast of Boston" y psicodelia en "Five bucks in my pocket", para llegar al final de "Anahata", con la mas larga del cd, los 15 minutos de "Peel away velleity", donde resumen toda una carrera repleta de lugares que claman subir el volumen a tu aparato y dejarte llevar. 

June of 44, una enorme de banda, de las mejores de la historia del mathrock. Todo un señuelo donde pararse y gozar sin parar. 


lunes, 12 de octubre de 2020

THE PSYCHEDELIC FURS. "Made of rain" (2020)

 


Justamente fue un año por estas fechas cuando los ví. El último concierto antes de que la epidemia cambiase nuestras vidas, antes de que la muerte hiciera ronda por nuestras calles afilando la guadaña con el azar, buscando en sus paseos miembros de la no vida 

El concierto fue mágico. Asistentes cincuentones, camisetas de The Sound, Chameleons, Joy Division, y el deseo de volver a revivir de nuevo las viejas canciones que tanto bien hicieron a nuestro crecimiento musical y personal. "Love my way", "Pretty in pink", "Heaven", sonaron como si el tiempo se hubiera parada de repente. Butler ( y su grupo) demostró que estaba en plena forma, y ya nos soltó al viento alguna canción de este majestuosos "Made of rain". 

Y es que casi 30 años después de su última producción discográfica, no podemos más que estar felices cuando damos al play y empieza a sonar "The boy that invented rock and rolk" y a continuación "Don't believe", hit seguro para empalmar con las gloriosas canciones que jamás olvidaremos. 

"You'll be mine" contiene un violín que percute catarsis y "Wrong train" con ese inicio electrónico es de lo mejor de "Made of rain", puro elixir para sus adoradores que seguimos agazapados entre sombras y éteres dispersos. 

Butler y su hermano siguen en plena racha compositiva.  La voz de Richard no ha sufrido los envites del tiempo ("This'll never be like love" )  y la banda muestra una solvencia total y efectiva en esa recreación año 2020 de todo el ideario del grupo de sus inicios ("Come all ye faithful"). "No-one" es un caramelo que revive a Bowie y "Tiny hands" es un medio tiempo de esos que quita el hipo. 

Generoso en minutos "Made of rain", la espera ha merecido la espera. Es como revivir lo que aquella noche de hace un año vimos crecidos en la certeza de participar de algo repleto de mística. Allí nos reunimos, sudando y sacando el espejo de los 90, aquel que creímos que la edad, llamada Dorian Gray, no iba a poder con el espíritu que vivía entre nosotros. 

"Made of rain" es un discazo, de un grupo aun posee la suficiente fuerza como para embaucarnos sin remisión. Ojala en su próximo concierto, hagamos todos una pira que llegue al cielo con todas las mascarillas síntomas de esta devastación que nos puebla.