El segundo disco de la francesa Cécile Schott, escondida bajo el nombre de Colleen, es una maravilla de minimalismo electrónico, de suavidades que suenan a vehemencia íntima. Ayuda la portada a intuir lo que encontraremos en este "The golden morning breaks", donde las guitarras, los chelos y juguetes infantiles sirven para componer un festival de intimidades.
Porque íntimas son "Summer water" y la emocional "Sweet rolling", arregladadas con mimo y ternura, sobre todo esta última para tocarte la fibra, donde los instrumentos resuelven sofismas, donde desde la tranquilidad mana una fuente con espejos cóncavos de silencio.
La gala hace de hada y se deja arrullar por unicornios celestiales, creando ambient de duermevela, introduciendo leves patrones electrónicos ("The happy sea"). "I'll read you a story" es minimal, caligrafía expresiva de lírica exploradora, donde es fácil llamar al sueño como razón de ser.
En trabajos posteriores, (sobre todo en "The weighing of the heart", (2013)), afianzaría aun más su propuesta musical, pero es en este segundo largo donde se explaya en desarrollos que nos invaden y nos sorprenden. La que titula el cd con el chelo como protagonista es preciosista, rosa al viento, suavidad que mata.
Deja para lo último, once minutos de "Everything lay still", pura adrenalina narcótica, suavidad, confort, acicate de viento orate y luces de neón. Rugidos a mansalva escuchar a Colleen. Para momentos de calma, para huir de la tormenta....