domingo, 31 de diciembre de 2017

CONSTANTINES. "Tournament of hearts" (2005)


El tercer disco de los canadienses Constantines, fue la confirmación de lo que ya intuiamos cuando escuchamos su anterior largo, "Shine a light". Fogonazos eléctricos, con el vozarrón de Bryan Webb, llenando tus oidos, y una paleta musical ampificada, donde la tensión se acuerda de la melodía, donde la fuerza reside en la capacidad de la banda en ejercer de una especie de mixtura de The Replacements con Fugazi.

Los dos primeros temas del disco, "Draw us lines" y "Hotline operator", son sin duda la mejor manera de entrar a fondo en un disco que merece la pena retornarle del pasado, del sitio donde duermen los discos que con tanto ahinco escuchamos en los ayeres.

Siempre me han gustado Constantines, (sobre todo "Shine a light"); supieron hacerse un hueco dentro de todo el orbe indie de la época con sus canciones pausadas y a la vez tentadoras ("Love in fear"). Los temas de Constantines tienen algo, te mantienen alerta, con su rock medicinal ("Soon enough"), con sus cabriolas de fuerza y determinación ("Working full-time").

Otras veces, con la inclusión del saxo, como en "Thieves", sientes las aristas punzantes de sus elucubraciones internas, para más tarde, en "You are a conductor", construir uno de las mejores canciones de su carrera. Intensidad, pasión desaforada, guitarras y luces en la penumbra.

Una pena su desaparición en 2008, con el también estimable "Kensigton hearts". Quedan sus canciones, que ahora, al final del año 2017, vuelven a decorar las paredes de la habitación, mientras los dedos ponen punto y final al artículo y también a los doce meses que se acaban. Os deseo para todos los que estais por aquí siguiendo regularmente Discos Pensados, un buen año entrante, repleto de buena música, mucha salud y una tonelada de deseos que se puedan cumplir en el 2018 que ya se nos viene encima.


jueves, 28 de diciembre de 2017

ROBIN HITCHCOCK. "Robin Hitchcock" (2017)


Empezar un disco con una canción como "I want to tell you about  what i want", es tener ya ganado un buen montón de puntos. Y es que el primer disco homónimo de Robin Hitchcook es una maravilla de melodías cristalinas y sonidos pluscuamperfectos.

Los colorines de la portada son todo un reclamo, un manera de atraernos para que pasemos una mediahora escasa repleta de sonoridades para el disfrute del oyente inquieto. Me gusta ese sonido a NRA que se saca en "Virgina Wolf", y hasta esos aires country de "I pray  when  i'm drunk", le quedan soberbio.

El hombre alto del pelo blanco, el que fuera lider de The Soft Boys, parece que no tiene miedo al paso del tiempo. El power pop de "Mad Shelley's letterbox", es una delicia atemporal y "Sayonara judge" es una preciosidad lenta y apabullante, melancolía del árbol de los deseos inciertos. Todo un acierto.

Si "The Man upstairs" (2014) era bueno, este último lp es aun mejor. Me quedo alucinado con la sencillez que destilan gemas como "Detective mindhorn", casi como unos Beach Boys urbanitas, o la impactante "Raymond and the wires", donde recuerda a su padre Raymond Hitchcock.

Queda para el final la psicodelia de "Autumn sunglasses" y el vigor de las guitarras de "Time coast", excelente punto final para un disco disfrutable de inicio a fin, de un artista que te seduce por su actitud, por su arte, por su manera de entender el rock y sus variantes.


lunes, 25 de diciembre de 2017

LAGARTIJA NICK. "Crimen, sabotaje y creación" (2017)


Un disco como homenaje sentido a un hermano que se fue, un disco como un puñetazo que rompe cielos, un disco que acoge la música popular, que hace de Lagartija Nick una de las bandas más grandes que ha dado esta Iberia dolorida por tanto y tanto escarnio.

La banda original al servicio de una idea, construyendo una nave espacial acorde con la necesidad de unos tiempos doloridos y duros. Suena  "Mapa de Canadá", con letras de Antonio Arias, te salpica con sus guitarras y con sus reflexiones de hit desde el desgarro. Así empieza este álbum de portada en blanco y negro cargado de necesidad.

En "Agonía, agonía",  de Jesús Arias, el que se fue por el agujero del tiempo sin vuelta, es la más punk del lote, con las guitarras atronando, mientras la Muerte se sacude los mocos, manchándolo todo, dejando sus huellas en los muebles, los objetos que alguna vez fueron más que testigos mudos de nuestro paso itinerante por la vida. En "Analema" la huella del sol sigue estando donde estuvo, prendida de la inmensidad, mientras los teclados dan la voz a Antonio que cada vez vuela más y más alto.

"Crimen, sabotaje y creación", un trabajo para la historia, para reposar porque no junto al pariente mayor "Omega". "La ira de noviembre", es la más tenebrosa de las doce, con la banda afilando sus enseres en un montón de truenos esparcidos por aires sofocados.

El flamenco aparece a su manera en "La soledad es política", con palabras de la poeta Isabel Daza que es la antesala de uno de los momentos cumbres del disco, "El teatro bajo la arena". De esas canciones que solo Lagartija puede construir. Himno hacia el final de un mundo que se derrumba borracho mientras Antonio serpentea con su veneno, ácido necesario en estos tiempos doblegados. Maravillosa.

"La leyenda de los hermanos Quero", la mejor, es un recuerdo a los  Quero, maquis que en los años cuarenta siguieron su lucha contra el fascismo, y por el fascismo fueron asesinados. El tema empieza con el quejío de Juan Pinilla para entrar la banda de golpe al corazón y contar la lucha de los Quero, su vida-muerte. Queda el recuerdo y la estela  para seguir en estos tiempos de doctrinas bárbaras y lunas sangrientas.

"Nuda vida" también exprime al máximo la necesidad de denuncia, lamentos y gritos en el vacío, latigazos de guitarras y palabras que se clavan para sorprendernos de nuevo en "Soy de otra Andalucía", recuperando las sevillanas-revolución del grupo Gente del Pueblo.

Para el final, "Exilio/Adagio súbito", once minutos con palabras del hermano que se convirtió en Nova, una canción de esas que ya está entre lo mejor de toda la larga historia de los Lagartija Nick. Por aquí aparece en los coros gente de Lori Meyers y Angel, hermano de Antonio. Todo es poco para el recuerdo, para la dedicación, "no poderte alcanzar en tu nuevo destino...", para confeccionar una larga y emotiva despedida, con los motores de los coches dando coces de ruidos, mientras la canción parece que quiere quitarse de encima alguna triste lágrima para llegar al minuto 11.20.

"Crimen, sabotaje y creación" es más que un disco, es un concepto artístico, es la consumación de una obra de una banda y un músico, Antonio Arias, que ha sabido colocar el telescopio en aquel lugar tan alto donde sólo las miradas puras y buenas pueden recibir el calor de las estrellas. Estrellas siempre lejos de lo mezquino y lo innoble, estrellas hogar del que se fue y dejó a su hermano con la promesa de tirar al espacio un puñado de versos protestas para rellenar huecos en el vacío inmenso....


sábado, 23 de diciembre de 2017

ENON. "High society" (2002)


Fueron una de las bandas estelares del sello Touch and Go. Se nos fueron en 2007, cuando grabaron "Glass geyseres...carbon clouds", y entre sus miembros a parte de John Schmersal a la guitarra y voz
 y Matt Shulzt a la batería, contaban con la ex-Blonde Redhead Toko Yasuda.

Lo bueno de Enon es que supieron hacer del indie rock un ejercicio de estilo, con florituras hacia otros estilos, pero siempre confeccionando canciones de esas que te agarran y no te sueltan. Las dos primeras del disco, "Old dominion" y "Count sheep", tienen garra, fortaleza, melodías, colores multiusos.

Los de Brooklyn siempre estuvieron cerca de combos como Les Savy Fav o Brainiac,  y sus canciones son sugerentes, cortas, adictivas. No me extraña que la label Touch and Go, hogar de Polvo, Slint o Don Caballero, los abrieses la puerta de par en par.

Cuando Toko canta, como en "In this city" parecen unos hermanos pequeños de los traviesos Deerhoof, electrónicos, naif, barrocos. Pero cuando más seducen es cuando parecen unos Pavement con ganas de que silbemos sus canciones. "Window play", de lo mejor del disco, se nos mostraban como una pintores de lienzo fino, orfebrería melódica.

Y es que desde que en 1998 sacaron el interesante "Long play" hasta el ocaso de su carrera, siempre supieron fabricarse un propio camino donde cabían los experimentos sonoros como "Native numb" o redondeces indie como "Leave it to rust". Sus temas, que apenas pasaban de los tres minutos era un lugar seguro para la calidad y para la diversión ("Disposable parts").

No me canso de volver a escuchar gemas de casi power pop como "Sold!", te levantan el ánimo seguro. Unos cuantos acordes y a correr de gusto. Y cuando se ponen serios y rápidos sacan de la manga truenos como en "Pleasure and privilege".

Que pedazo de grupo que eran Enon. El inicio de "Natural Disasters" es brutal, y el desarrollo del tema lo lleva al mismo nivel de otros predigitadores del indie rock como Built to Spill. Simplemente portentosos.

Y se dejan para el final la más punk del disco. "Salty", con la dulzura de Toko y la guitarras haciendo tormentas.  Necesario recuperación pues del baúl de los recuerdos de una gran banda que seguro que te hará alegrar cualquier mal día que tengas.


miércoles, 20 de diciembre de 2017

SERENA-MANEESH. "S-M 2: Abyss in b minor" (2010)


El shoegazing sigue vivo. Al menos eso es lo que percibes cuando escuchas el que fue el segundo y último disco de esta banda noruega que con su primer disco homónimo, ya habían puesto su granito de arena para que todos los que flipamos con My Bloody Valentine, nos sintieramos como en casa.

Y eso que la canción que da el pistoletazo al lp, "Ayisha abyss", podría estar en cualquier trabajo de la última época de Primal Scream. Pero no, "I just want to see your face" suena, y de golpe es como si estuvieran escuchando una competente reencarnación de Lush.

Emil Nikolaisen y Adne Meisfjord, consiguen vivir entre brumas de burbujas de feedback ("Reprobate!"), aislándose en universos de distorsión y dulzura sin controlar ("Melody for Jaana" es un tema hermanado con el "Loveless" de nuestros añorados MBV).

En "Blow yr. brains in the mourning rain", se nos muestran ruidosos, metidos en un bucle sinfónico de electricidad entre brumas y "Honeyjink" , la más oscura del lote, se decantan por atmósferas opresivas, por cantos de sirenas varadas. "D.I.W.S.W.T.T.D." es como si escucharamos una recreación de Pizzicato Five, para terminar el disco en clave easy listening con "Magdalena (Symphony=8)".

Sonidos efectivos, shoegazing desde los fiordos, neones que se encienden y apagan, pirotecnia de un grupo que supo conjugar sin prejuicios las corrientes circulares de My Bloody Valentine con una manera en parte particular de vibrar con la distorsión.


lunes, 18 de diciembre de 2017

PERE UBU. "20 years in Montana missile silo" (2017)


El álbum número 16 en la carrera de Pere Ubu, la banda liderada por David Thomas no defrauda. Y eso es todo un punto en un grupo que lleva en la carretera desde finales de los años 70, produciendo de manera periódica artefactos para flipar.

Basta escuchar el psicodélico comienzo del disco con "Monkey Bizarre",  y la extraña "Funk 49", para darnos cuenta que el hombre de la voz exhuberante continua su cruzada contra la estupidez, confeccionando pétalos orates de lisergia necesaria.

Esos teclados esquizofrénicos de "Prison of the senses", dan la voz a "Toe to toe", puro rock efectivo, distorsionador, elubrando espasmos sin parar. Acompañado por un competente elenco de músicos donde destaca Kristof Hahn, de Swans, Pere Ubu continua en la brecha. Hasta cuando se dedican a hacer pequeñas nanas siderales como la sobrecogedora "The healer", de lo mejor del disco.

Sigue en pie el art-rock que los encumbró, siguen la composiones que rozan el punk como la explosiva "Swampland", o bizarrias del tipo de "Plan from  frag 9", extraña y extrema, sideral artificio que conviene engullir con fruición porque de golpe nos damos con "Howl" otra locura que serpentea con ruidos y motines de excentricidad, afilada y brutal.

"Walking again" podía funcionar para una peli futurista donde el control de nuestras vidas esté de la mano de máquinas programadas para nuestra perpetua alineación (¿futuro?). Y para terminar este desbordante viaje, "Cold sweet", la otra lenta de "20 years...". La mejor manera para determinar, sin ningún genero de duda, que David Thomas sigue siendo nuestro astronauta favorito.


viernes, 15 de diciembre de 2017

ART BRUT. "Art Brut vs. Satan" (2009)


Podemos decir que la presencia en la producción de Black Francis ocasionó que Art Brut no se quedase en el cajón desastre donde dormitan medianias como Frank Ferdinand, Artics Monkeys y demás estafas que nos quisieron colar en su tiempo. Su anterior disco "It's a bit compicated" se salvó por los pelos, pero este "Art Brut vs. Satan" es otra cosa.

Desde que suena la punk melódica "Alcoholics unanimous", pasando por ese pedazo de himno que es "DC comics and chocolate milkshake", Art Brut, han sabido corregirse, bajo el duende gurú, y nos ofrecieron este cofre de 11 temas altamente disfrutables.

Tomando siempre al humor por bandera (no hay más fijarse en los títulos de los temas), los británicos en su tercer trabajo, se han quitado la verguenza y con sonidos como "The passenger" se han afiliado al indie rock, al punk vía rápida, con buenas melodías, con sugerentes tramos de guitarras especulativas.

Hasta tenemos momentos para el tarareo naif como en "Am i normal?", o de gamberreo permanente con "What a rush". Si, Art brut no están mal aunque hallamos oído lo mismo cientos de veces. Lo suyo es una amalgama de indie rock, garaje, punkpop y letras divertidas para que no les tomemos demasiado en serio.

En "The Replacements" se dedican a loar a la banda americana diciendo que son la ostia para en la más larga del disco, "Mysterious bruises", volcarse en una emocionante concatenación de alambres rítmicos.

Buen grupo, para pasar un buen rato, quizás no perdurable en el tiempo, pero al menos no nos dan la tabarra de ser los mas hype como otros compañeros de generación.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

RUSSIAN CIRCLES. "Memorial" (2013)


Comparten Russian Circles con los ya desaparecidos Isis y con los bestiales nipones Envy, su necesidad de comunicar exabruptos a base de bien, de hacer del post metal un autentico valle de lumbres donde irradiar a su antojo frenesí constante, diatribas de guitarras que hieren y duelen a la vez.

Este disco, de lo mejor de la banda junto a su ultimo "Guidance" del año pasado, es todo un tratado de post metal. El trío de Chicago comienza suave, con la delicada "Memoriam", para empezar a fabricar himnos de pesadez de truenos, con la increíble "Deficit", donde el batería Dave Turncranzt se rompe los brazos a ritmo de lirismo doom.

Destaca la épica de temas como "1777", donde se escoran a un post rock de pétalos sobrecogedores, de espasmos de distorsión que son como cuchillas en una sinfonía donde todo está en su sitio, donde es fácil encontrar, porque no, ecos de Mogwai. "Cheyenne" baja por la colina de la calma chicha,  para en "Burial" encontrarnos con uno de los temas más bestias del lote. Pura adrenalina sónica.

Pero cuando realmente más me gustan es sus disgresiones sentimentales, en sus paisajes de tormentas tristes, con la guitarra de Mike Sullivan haciendo un esfuerzo titán para dibujar arabescos de lunas rotas en cielos de simiente derogada. La ostia.

Para terminar el disco, con la ayuda de Chelsea Wolfe, "Memorial", se erigen como protagonistas de una cadencia que casi roza el shoegazing. Todo un punto escuchar grupos como Russian Circles. Los que seguimos con pasión a las estridencias más duras, un regalo para colapsarnos sin remisión.


domingo, 10 de diciembre de 2017

ANYWHEN. "The opiates" (2001)


Si lo tuyo es American Music Club, Red House Painters, o las cadencias tristes de Scott Walker, pasarás unos buenos momentos con estos suecos ya desaparecidos comandados por Thomas Feinir. Basta sólo una canción, "The siren songs", para dejarte llevar por la sugerente voz del sueco y su banda de violines atribulados.

"Dinah & the beautiful blues" es otra de esas gemas mecidas por las cuerdas y el vozarrón de Feinir. Así es este disco, para estar sentado junto a la leña que arde y dejarte llevar por la incontinencia de los silencios sobrecogedores ("Scars and glasses"), o como en "Postcard" caer seducido por ese piano leve que va dando entrada al resto de la banda.

Se vuelven misteriosos cuando suena la potente "Yonderhead", para en "Mesmerene" sacudirse los frios internos con una buena ración de luz apaciguadora, claros y oscuros, solemnes rayos cruciales que cruzan el cielo mientras la calma chicha se instala en cada renglón de esta lírica tan alborotadora.

"Toy" es otra de esas melodías que caminan como con siseos interiores, cabellera de lluvia mientras los días van rápidos, y los recuerdos agolpan tragedias. "Betty Caine", casi al final, viene apagando velas en las noches profundas, susurros de piano y voces desoladas.

8 años después de la aparición de este disco, Feinir se unió a David Sylvian para volver a grabarlo canción a canción. Igual de impresionante, igual de efectivo. Pero todo empezó aqui, en este ramo de flores siempre abiertas a tristezas por venir......



viernes, 8 de diciembre de 2017

ROCKET FROM THE TOMBS. "Black record" (2015)


El origen de Rocket from the Tombs se remonta a los años 1974, 1975. En esos dos años, se unieron miembros de los que más adelante formarían combos tan importantes como Pere Ubu y Dead Boys. Por aquí pasaron David Thomas, el líder de los Ubu y su guitarra Peter Laughtner y también Gene O'Connor y Johnny Madansky que luego se fueron con Stiv Bators y sus Dead Boys.

Rocket from the Tomb siempre tuvo una vida algo itinerante. Sacaron un cassete en 1975, en el 90 un trabajo desperdigado, ("Life stinks") hasta que en el año 2002, con el disco "The day the earth met the rocket from the tombs", con una formación más o menos estable, han ido sacando trabajos periódicamente.

"Black record" está lleno de clásicos. Desde la versión punk rocker del "Strychnine" de los Sonics, hasta los dos trallazos que encabezan el disco, "Waiting for the snow" y "Welcome to the new dark angels", pura lobotomía bizarra.

El punk de "Sonic Reducer" de Dead Boys, suena aqui gamberra, remolona, repleta de cadencias nihilistas, slogans para el fin de los mundos posibles. El grupo suena como un tiro. "Nudefinger" recuerda a Motorhead, y "Spooky" es una marcianada repleta de sabores añejos, de pedazos de nubes con alambres en la distorsión.

La banda suena a trallazo, a latigazo sin fin, con temas como la bestial "Hawk full of soul" o la roquera y macarra "Read  it and  weep", donde el término de protopunk tiene más sentido que nunca. Dentro de poco, en Discos Pensados, tendremos lo último de Pere Ubu, para seguir saciándonos con esa forma que Thomas tiene de cantar. De momento, que suene Rocket From The Tombs, que estallen todos los cristales.


miércoles, 6 de diciembre de 2017

THE WEDDING PRESENT. "George West 30" (2017)


En los mismos estudios que grabaron "El rey" (2008),  de las manos del gran Steve Albini, decidieron de una tacada tocar el primer álbum que sacaron allá por el lejano 1987; "George Best", las mismas canciones, pero bastantes más viejos.

Y David Gedge y sus chicos cumplieron a la perfección. Nadie como ellos para unir la lírica de The Smiths con el arrojo punk de Buzzcoks. Así son The Wedding Present, así de rutilante están en la fecha actual, girando para presentar esta grabación, para volver a compartir con nosotros su arrojo juvenil, su airada propuesta de filigranas salvajes sin domesticar.

Todo un punto cuando se inicia el viaje con "Everyone thinks  he looks daft", cuando "A million miles" se muestra como una gema salvaje de esas que te deja entumecido con sus guitarras que crujen con su eterno espíritu punk.

Punk es "All this and more", para bailar un pogo mientras te regalo una rosa, y como no, mi favorita, "My favourite dress", pura historia viva de un grupo que continua elaborando con certeza su mensaje de arrojo, velocidad y canciones de esas para tararear mil y unas veces.

Insuperable "Seamonster", como el mejor album que editaron, como uno de los mejores discos grabados en la historia, esta reelectura del primer disco es todo un puntazo, es como volver atrás con la fuerza de antaño, con la misma violencia en las cuerdas, con la voz de Gedge en su punto. "Shatner" es una buena muestra de ello.

"Something and nothing" sigue sonando como un tiro, y "Give me love to Kevin" sirve para subir el volumen hasta romper los muros de todas las casas jaulas que nos empequeñecen. The Wedding Present, con ellos todos es más fácil, un valor seguro, una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, de las que guardo recuerdos de edades de oro y crecimiento.

Tácala George, toca la pelota mientras los Wedding desde las gradas con sus guitarras corean con sus versos esdrújulos miles de maneras para seguir retozando en la niebla despejada de los años que pasan, y pasan, y pasan.....



lunes, 4 de diciembre de 2017

THESE IMMORTAL SOULS. "Get lost (Don't lie)" (1987)


El ya desaparecido Rowland S.Howard (falleció en 2009), antiguo compinche de correrías malsanas de Nick Cave en The Birthday Party, guitarrista socio de Cave, al que ayudó para que el misal negro se expandiera desde su Australia natal.

These Inmmortal Souls tuvieron una vida efímera, este primer disco y "I'm never gonna die again" (1992),  compagino su proyecto con la militancia en Crime & The City Solution. Rowland llevó una vida de excesos, y su música es un resumen de ello, un cabaret en ruta donde dar que hablar con sus canciones brumosas y ácidas ("Hide").

La música de These Immortal Souls suena a unos The Birthday Party sin la esencia punk, aquí Roland se dedicó a canturrear decadencia y caos entre pianos y distorsiones intrancendentales ("Hey, little child"), y baladas de corazones escozidos como "These immortal souls".

Me imaginó algún concierto de la banda, con Cave entre el público, sonriendo maliciosamente a su colega, mientras recuerda viejas cicatrices. "I ate the knife" es otra minimal y venenosa canción, donde la batería marca los tiempos de las diatribas feroces del ex-Birthday.

En ocasiones los teclados suenan ceremonía satánica ("Blood and sand'she said"), con las guitarras estrujadas, como rotas, en un baile descabezado, en una orgía de cirrosis anímica. Sucio, muy sucios que eran los colegas.

"Open up and bleed", es cruda y visceral, el resumen de un disco que rezuma veneno y rabia. Un disco soberbio de esos que provocan amnesia en la tensión, de un artista que se fue como vivió.


viernes, 1 de diciembre de 2017

REFUSED. "The shape of punk to come" (1998)


Hay un antes y después en el post hardcore (con permiso de Fugazi claro esta) desde la aparición del tercer trabajo de los suecos, que abrió una claraboya infinita, apertura de posiblidades dentro del estilo, con un corage y una actitud de renovación que hace que este disco para muchos sea de lo mejor del género.

Para muesra un botón. En la inicial "Worms of the sensex/faculties  of the skull", comienzan gritando y agitando las guitarras como unos posesos para acabar el tema con unos minutos de eléctrónica minimal. Así es este disco que coge como referencia el disco de Ornette Colemen, "The shape of jazz to come", para lanzarse sin paracaidas por mundos repletos de visceralidad y furia, pero siempre con la mente abierta.

Brutal suena "Liberation frequency", y el inicio jazzy de "The deadly rhythm" se convierte a los pocos segundos en unas de las tracks más punks de este grandioso disco, con Dennis Lyxzén, apretando con furia la garganta en una explosión nuclear. Maravillosa. El inicio de "Summerholidays vs punkroutine"  me recuerda a la añorada banda de Ian Mcyane, con la guitarra atronando en parones locos.

"Bruits  Pome=5", es una delicia de un minuto instrumental, elctrónica futurista para prepararnos de lo que viene después. "New noise", sintexis de la necesidad que tenía la banda de ir más alla de sus colegas de combate. En un mismo tema tienen tiempo para rompernos el esqueleto con su armazón sónico y para seguir jugando con los aparatos.Melódica, brutal.

Y "Protest song 68'" continua el camino de transgresión, convocando a la banda a una catarsis de electricidad matizada con suaves reflexiones líricas, antesala de la tormenta, del asalto sónico que contiene.  Todo el disco rezuma rabia, también ganas de hacer algo distinto. Lo consiguieron.

Porque aquí no hay tiempo para descansar, para tomarte un respiro. "Refused are fucking dead", es quizás la más elaborada del álbum, extraña, emocional, lacerante, que da paso a la que titula el lp, otro trallazo para no dejar dormir a los vecinos.

Para el final "Tannhauser/derrive", con los violines afinando desolación, la track más inspirada y subversiva de "The shape of punk to come". 8 minutos de cadencias inflamadas, de lirios estrangulados, que termina como si fueran una banda de zíngaros tristes.

"The Apollo programme was a hoax" pone el adios a un discazo. Lenta y a modo de despedida. La banda se despediria tras este disco, dejando una huella que grupos como The Blood Brothers,siguieron con más o menos fortuna.



miércoles, 29 de noviembre de 2017

LCD SOUNDSYSTEM. "American dream" (2017)


Cuando sacaron su primer disco homónimo me dejaron alucinados, con esa reinvención del post punk para la pista de baile. James Murphy y sus muchachos supieron llenar todo un disco de escenas para danzar descocados, guiñando un ojo a los 80, mirando al futuro con prudencia. Sus posteriores trabajos no llegaron a engancharme. Fueron perdiendo fuelle.

Hasta que me topo con este "American dream", pongo el play y suena "Oh baby", y es como si sintiera el escozor de Alan Vega cuando se ponía romántico de muerte. Luego, "Other voices", donde se muestran la cara más punk funk del grupo, en un autentico trallazo que hace que quiera más, que desde el principio me sienta convencido.

"I used to", es un entramado de minutos que suenan a baile sin aditivos, concentrado de neón, batido de una oscuridad siempre clara, eléctronica lavándose la cara cuando cae la mañana mientras la guitarra surge como un dolmen en mitad de la canción.

Después de la separación de la banda en 2011, parecía improbable un nuevo retorno de Murphy y sus chicos. Pero el tiempo de parón les ha venido bien. Joder, si "Change yr mind", es puro Talking Heads, new wave para finales de año 2000. Mi preferida, "How do you sleep?", nueve minutos de post punk hipnótico, con unos teclados que vienen de Marte. En "Tonite", vuelven a liarla parda, toman al asalto la discoteca, se contonean nerviosos agitando con credibilidad sus espamos rítmicos. Los 80 de nuevo.

La única prescindible de "American dream" es "Call the police" por una similitud casi sonrojante con los cargantes U2. Sobra se mire por donde se mire. Menos mal que luego viene la canción que titula el disco, suntuosa balada que suena mientras la bola que pende del techo de la disco se hace añicos con el rubor de los besos perdidos.

Para el final, la más guerrera del álbum, "Emotional haircut", puro Joy División, y los doce minutos de "Black screan", especulaciones desde la desolación del fin de fiesta. LCD Sounsystem han vuelto con buena salud, el trabajo merece unas buenas escuchas.


lunes, 27 de noviembre de 2017

CLOGS. "Lantern" (2006)


Clogs fue una banda que podemos encuadrar en el post rock más cercano a experiencias de música de cámara (Rachel's), con toques folk, jazz, instrumentando un largo minutaje de canciones, que por que no, también hacen recordar a Penguin Cafe Orchestra.

"Kapsburger" y "Canon" se mueven en el mismo sendero donde transitan la calma, la especulación logística de latidos siempre vivos, al servicio de una catarsis siempre controlada. El cuarteto, de origen australiano y estadounidenses, son músicos forjados en música de lenta belleza ("Five/four") donde sobresale la maestria de Pawda Newsone,viola y violín, generador de esta danza sugerente, donde la tranquilidad forja avisperos de silencios e intución ("Two:three:five").

Aquí no hay experimentos con la electrónica, aqui se respira levedad, canciones que son rocío y como en la envolvente "Death and the maiden, no es necesario cerrar los ojos para transitar mundos donde el sueño se hace benefactor de los deseos. Los ecos a Penguin Cafe Orchestra son más evidentes cuando suena "Tides of Washington Bride", o cuando en "The song of the cricket" transitan por un minimalismo de alma para dentro.

Qué ternura que traspira "Fiddlegre", más experimental que el resto, pero con el violín confecionando peroratas sinfónicas convertidas en "Compass" en alteraciones de música de cuerda arañando cielos con voluntad de luz infinita. "Voisins", la más nerviosa de este suave viaje en barca por una laguna de paz interna, nos muestra al cuarteto enfrascado en una competente conversación de post rock sin ataduras ni perjuicios.

La última noticia que tuvimos de ellos fue también el interesante "The creatures in the garden of Lady Walton", (2010). Tendré que rastrear que ha sido de la vida musical de sus miembros. "Lantern", es una auténtica joya.



sábado, 25 de noviembre de 2017

PRINZHORN DANCE SCHOOL. "Clay class" (2012)


Los ingleses Suzi Horn y Tobin Prinz, ya barruntaban buenas cosas cuando les escuchamos en su primer disco, llamado como el grupo, allá en 2007. Lo suyo era fabricar desde el post punk más minimal, canciones con goznes instrumentales repetitivos, con cadencias donde el bajo toma la voz de mando y lleva la batuta.

En su segundo trabajo siguen conjugando verbos con pulsión febril, con detritus de post punk esquelético, cerebral ("Usurper"). Hay veces que la voz de Tobin, recuerda a David Gedge de Wedding Present ("Seed, crop, harvest"), pero musicalmente lo suyo es hilar fino hasta conseguir hits particulares de extraña belleza como el solemne "I want you".

"Your fire has gone out" es como revivir en plan punk el legado lofi de Beat Happening, y el bajo inicial de "Crisis team" es un resumen de como estructuran sus canciones una banda que la verdad tiene un sonido muy suyo, característico que los aleja de otros colegas de estilo (Editors, Interpol, Protomartyr..)

En "The flora and fauna of britain in bloom" son como sierpes que vagan patrocinando gestos de apatía y discordia y "Turn up the light" podía salir de alguna recopilación de post punk de finales de los 70. Luego viene "Sing ordely" y su manto de espuma electrificada, y "Right night Kay West", lenta, extraña, como un alambique matemático de ruidos que son ecos que se repiten mil veces.

Prinzhorn Dance School, una buena banda de post punk, asmático, enfermo, mineral, lineal, urgente en sus propuestas, edificante y a veces claustrofóbico.



martes, 21 de noviembre de 2017

THURSTON MOORE. "Rock 'n' rolk consciousness" (2017)


Ahora que Sonic Youth es historia, que sus necesarios discos reposan sobre una estantería de ruidos, nos queda la obra en solitario del que llevaba la voz cantante en el grupo. Si "The best day" (2014), te llamaba a sumergirte en la candidez eléctrica de un mar sin fondo, los cinco largos temas que contienen "Rock 'n' rolk consciousness" son la confirmación que siempre nos quedará Moore.

Alejado estilísticamente de la obra en solitario de sus dos compinches sónicos, Lee Ranaldo y Kim Gordon, desde que suena la apabullante "Exalted", con sus doce minutos de exaltación y punteos acogedores, reflexiones melancólicas a viva voz entre el fogón siempre impestuoso de Moore, te ves sumergido de lleno en la misma temática musical que los últimos trabajos de la banda madre. Poderosos arreones de guitarras noise con sincopados parones efectivos de suciedad y lirismo.

La banda que la acompaña también ayuda. Con Steve Shelley a la batería y la guitarra de My Bloody Valentine, Debbie Googe ejecutando bellos espamos ("Cusp") y ejerciendo de una manera eficaz como fieles escuderos de un músico que sabemos que nunca nos defraudará. Oigo el comienzo lento y acogedor de "Turn on" y no puedo más que aplaudir, dejarme llevar por lo que viene después, por un paseo por un paisaje electrificado, por una desolación que requiere reparación. Hipnótica, envolvente, eficaz diez minutos largos.

"Smoke of dreams" es la que más suena a Sonic Youth. Desde el principio con la guitarra, luego con el motor brutal de la voz de Moore trenzando un subidón expresivo, un carromato de intensidad que no ceja, lujo de luces que no se apagan, de letanías que abre ventanas para llenarnos de la fogosidad de este tahur de distancias cortas.

Para terminar, "Aphrodite". Violenta, catarsis controlada, esporas de ruido, deflaglación y descontrol. Si, los grandes Sonic Youth ya forman parte de nuestras enciclopedias necesarias de bandas imprescindibles, y músicos como Moore consiguen que los ecos fantasmales de los 90, continuen acechando nuestras necesarias jornadas de escrutadores de música.



domingo, 19 de noviembre de 2017

TEENAGE FANCLUB. ""Man-made" (2005)


John McEntire, de Tortoise, fue el encargado de producir el octavo disco de los escoceses Teenage Fanclub. Un disco, "Man-made", que hará las delicias a los que se congratulan con las melodías adictivas de la banda de Norman Blake y sus chicos.

El disco empieza fuerte con "It's all in my mind", y continua con la melosidad habitual de la banda con "Time stops". Lejos de la contundencia de sus primeros discos, Teenage Fanclub, viven bien en un hogar donde la calma se da la mano con la introspección ("Nowhere"), donde cada día suenan más folk pop ("Save"), componiendo verdaderos himnos para la insurrección del amor.

Hay veces como en "Slow fade", que se agarran de nuevo a la electricidad de antaño, y es cuando más me gustan. Como una mezcla curiosa de Byrds y Sonic Youth. Pero también consiguen llegar con nota alta cuando empiezan melancólicos y sedosos, como en la monumental "Only with you", para volver con acierto a reinos de lo acústico con la absorvente "Cell".

"Feel" es un puñetazo de power pop bien estructurado, como "Fallen leaves", radiante y luminosa, o la cándida y soberbia "Flowing". En "Born under a good sing" vuelven a sonar ruidosos, para terminar el disco con una tranquila "Don't hide".

Teenage Fanclub, un buen sinónimo de buenas canciones, de buen hacer, de melodías límpias para llevarte a la boca de los oídos. Pop de ese que parece que nunca perece, agradable y tranquilo para un domingo después de comer.


jueves, 16 de noviembre de 2017

PIXIES. "Head carrier" (2016)


Fueron los más grandes, todo cambio con ellos. Cuando los descubrí con el deslumbrante "Doolittle", me hice adictos a ellos, a su crudeza y visceralidad, a su extrañamiento melódico. Después me fui comprando todos sus discos, pero todo empezó con "Doolittle".

Andaba yo a últimos de los 80 flipando con The Sound (otra banda insuperable) el post punk, y todo lo que oliese a emoción al límite, cuando me topé en una de esas tiendas de Madrid con apellido de Rock, con un vinilo donde un mono parecía que me estaba provocando, guiñándome un ojo para llevármelo a casa.  Después vinieron los colegas del trono  Dinosaur Jr y Sonic Youth, pero primero fueron Pixies. Mi grupo favorito, la banda sonora de una época donde atesoro grandes recuerdos, donde se forjaron amistades que duran hasta la fecha.

Lo mejor que le pudo pasar a Pixies es que separaren tras el ruidoso y bestial "Trompe le Monde". El duende gruñón y Kim Deal ya no se aguantaban y decidieron con acierto poner en barbecho el proyecto. Luego vendría una carrera irregular de Black Francis con su nombre o con el alias Frank Black, superado con creces por los cuatro  trabajos de Deal al frente de The Breeders. Lástima que la princesa del caos también clamase silencio, solo roto por fugaces apariciones que siempre nos sabían a poco.

Cuando en 2013 sacaron "Indie Cindy" (ya sin Kim), mis sospechas antes de la escucha no me engañaron. Estos no eran los Pixies que nos cautivaron. Parecía un mix de sonidos duretes para ponerse al día, para llenar páginas, para llamar a la masa de seguidores que supongo se sintieron tan estafados como yo al comprobar que no había por donde coger el engendro.

Y así llegamos a 2016 y la aparición de "Head carrier"; esta vez al bajo con Paz Lenchantin (ex-Zwan y ex-A perfect Circle), y la verdad es que aunque a años luz de sus trabajos de los 90, parece querer despuntar de nuevo, engancharnos con sus dulces monsergas (la que titula el disco es un buen principio para continuar atentos a lo que viene después).

Olvidémonos de un nuevo "Bossanova", o de un nuevo "Surfer Rosa", pero al menos el disco se puede escuchar ni tirarlo por la ventana, con alguna canción bastante reseñable y un conjunto aceptable (sigo echando de menos a Kim Deal). Su incursión en el pop con "Classic masher" es todo un acierto, y en "Baal's Back" nos encontramos al Francis más gritón y pendenciero.

El bajo de Lenchantin en la también pop "Might as well  be gone" me recuerdan viejos tiempos, para en "Talent" volver a insistir en la formula de antaño. Eso es quizás el pero del álbum. Que miran casi con descaro la construcción de las canciones que les hicieron grandes, intentando hacer de retales un traje de buen vestir. A veces funciona, otra no. Eso es lo que hace que estemos ante un disco irregular, pero bastante aceptable en comparación con la ruina de su "Indie Cindy".

"Tenement song" no nos dice nada pero "Bel esprit" conserva cuando cierro los ojos, con esa guitarra de Joey Santiago en un entramado de bella distorsión, las esencias del ayer. En "All i  think about now", Kim Deal deberia pedir derechos de autor; menos mal que también se enganchan al punk como en la divertida "Um chagga lagga" para en "All the saints"  poner el punto final a este sainete, dejándonos el regusto amargo.

Qué grandes eran los Pixies. Los más para quien escribe. Lo mismo cuando Francis y Deal decidan en un extraño futuro volver a unir sus caminos, puedan recuperar la magia que se perdió cuando guardaron sus instrumentos tras "Trompe le monde". "Head carrier" no es un mal disco, se deja escuchar, pero eso para una banda como Pixies es poco, excesivamente poco.



martes, 14 de noviembre de 2017

PARDONER. "Uncontrollable salvation" (2017)


Sólo me basto escuchar el tema que abre el disco, "Blue hell", para acudir raudo al sitio de compras habitual de música que tengo para hacerme con los servicios de esta banda de San Francisco, que como pocas bandas en la actualidad ha sabido revivir los 90, a Pavement, Sonic Youth o Dinosaur Jr, con una arrogancia brutal, con un sonido devastador.

10 temas, diez hits, diez trallazos repletos de melodias, de guitarras que hieren, de gritos que ensordecen ("Hint"). Lo tienen todo para que después de este primer disco vengan muchos más si siguen por esta senda de bramidos noventeros. Es como revivir la época donde Polvo, Truman's Walter y otros guerrilleros del caos, intentaban hacerse un hueco entre los popes de la época. Pardoner suena sucio y limpio a la vez, siempre con un buena tormenta de cadencias sónicas ("Outdoor excursion"), requisito indispensable para no pasar a la historia como otra secuencia de minutos para la basura.

El cuarteto, (dos guitarras, bajo y batería), tiene a la juventud no como una rémora, sino como un empujón para fabricar riffs robustos de margaritas eléctricas como la monumental "Hey rockstar", para descomponernos con ese inicio melancólico de"Carousel of punishment", cinco minutos largos de conmociones y ruletas rusas de distorsión siempre inteligente, rauda y adictiva.

"Pivot fakia", otro (y van...) punto álgido del disco te hace levantar de la silla para en "Labrador" recordar a los añorados Pixies, y a sus colegas de generación. "Uncontrollable salvation" no tiene desperdicio, aquí no sobra nada, aquí todo esta resuelto con acierto, con fuerza y maestría.

La que titula el disco es una auténtica vacilada, y el epilogo, la más larga y currada de todo el cd, "Don't stop believe 'in me", es la certeza más firme de que Pardoner es una banda asentada, con los pies en el suelo, que ha construido uno de los discos más edificantes y radiantes de este año que ya se acaba.


domingo, 12 de noviembre de 2017

URLAUB IN POLEN. "Health and welfare" (2005)

El duo de Colonia formado por Jan Philipp Jansen y George Brener, fueron todo un torbellino de estilos, constante crisol de sonoridades adictivas que lejos de su paisanos Tocotronic, supieron insuflar a la música independiente, aires valientes e interesantes.

Empezar el disco con "Wanderlust" donde parecen una copia cómica de Beck, les da como mínimo la credibilidad de seguir indagando en lo que nos podemos encontrar en "Healt and Welfare". No es de extrañar el éxito que tuvieron en su día por festivales del norte de Europa. Su propuesta llevada a un escenario seguro que era de todo menos aburrida.

En "Beatrice", se pasan al kraut, iluminando con minimalismo marcial las luces de un sideral cielo de porcelana siempre rota, para en "Irkin Ark" convertidos en robots de una desolación futurista, arribar costas de apocalipsis y caos electrico. "D.T.W.I.L". es un medio hit sumergido en formol de los 80.

Luego, en las tres partes del tema "The case of getting" se acercan a una indietronica efectiva, con marcados ritmos envolventes, ladrillos en una construcción sin fisuras, mensajes tutelados desde una instrumentación divertida, convertida en utensilio para un juego de sombras siderales.

"Crash", el punto más fuerte del disco, es una versión dulce de Stranglers primera época, y la que titula el disco me hace pensar en un grupo que seguí bastante en los 80, The Three Johns. En conclusión, una divertida y poliedríca banda la de estos germanos, que desparecieron del mapa en el 2011, con el también interesante "Boldstriker".


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viernes, 10 de noviembre de 2017

PERFECT PUSSY. "Say yes to love" (2014)

8 canciones en apenas 20 y poco minutos para que más. Es el tiempo que le hizo falta a esta banda de Syracuse para hacer un cóctel de punk ruidoso, como un enjambre de motosierras que se para en el noise para después arremeter con violencia tus oídos.

La primera "Driver", es sólo una muestra de lo que vamos a encontrarnos en el álbum. Música al filo de la violencia, dos minutos de escozor eléctrico con la voz de desasosiego de su cantante Meredith Graves.

Las críticas que la ponen cerca de G.G. Allen, no van mal descaminadas. "Bells" es un torrente que que te estalla, una jauría de noise abrupto, a destajo, un tiro mal dado que te provoca daños irreparables. Un atisbo de melodía aparece en la contundente "Big stars", esta vez con un poso de shoegazing criminal, una buena ración de medicina venenosa. Como para levantar a un muerto.

"Work" es estridencia, colapso y caos, punk con alfileres oxidados entrando en nubes que llevan arsénico y demolición. En "Interference fits" se enredan en un colapso de revolución, sin pies ni cabeza, urgando más si cabe en la posibilidad de como sonar cada vez más primitivos y salvajes.

Después viene otro puñetazo más. "Dig" y su minuto raspado que da la voz a "Advance upon the real", la más larga del lote, con sus cinco minutos, suficientes para constatar que aquí no hay nada impostado. Para terminar, "VII", la más noise del disco, ruido por un tubo para volverte majara. Perfect Pussy, Punk en estado puro.



miércoles, 8 de noviembre de 2017

LEE RANALDO. "Electric trim" (2017)


Cada vez más alejado de la sombra sónica de Sonic Youth, Lee Ranaldo continua su camino, su paso, su aventura hacia la gestación de canciones perdurables, de rock de autor sin mácula, con una variedad de pinceladas que con la producción de Raul Fernández (Refree), hace que "Electric trim" sea un bello colapso de sonoridades.

"Moroccan mountains" es una minimal agitación que se mueve entre la psicodelia y ecos de sones del norte de Africa. Grabado el disco entre Barcelona y New York, "Electric trim" es un compendio de tolo lo bueno que sigue dándonos Ranaldo, aquí cobijado en su necesidad de continuar expandiendo sus proclamas de repicador de buenos temas ("Uncle skeletor").

Acompañado para la ocasión por Nels Cline (Wilco), Kid Millions (Oneida) y sobre todo la voz de Sharon Von Etten, (en "Let's start again" parece que estemos escuchando los lamentos de Mimi Parker), el disco es una vorágine de actitud, donde el guitarrista se encuentra cómodo en su papel de aullador del rock alternativo.

El mano a mano de Ranaldo y Sharon Von Etten es pura delicia. Pop suavemente elaborado que al poco se convierte en su spoken word de Lee entre destellos de guitarra alborotadora. "Circular (right as rain)", el tema de presentación de "Electric trim", es quizás el más agitado de un cd que despide los buenos aromas imperdurables.

La que titula el lp es otro tratado de melodía e insurección, contrastes como en la foto de la portada. Frenos, acelerones, ritmo y perdidas de control. "Thrown over the wall" y "New thing", son las dos pìezas para acabar de redondear un disco donde la versatilidad instrumental de Lee Ranaldo sigue activa, en plena forma su creatividad indomesticable.



lunes, 6 de noviembre de 2017

JAMES. "Laid". (1993)


Dentro de ese gran espectro de bandas que estuvieron encuadradas en el Brit pop (Blur, Oasis, Pulp, The Divine Comdedy, sólo por citar algunas), James fueron una rara avis. La banda liderada por Tim Booth comenzó su andadura a mediados de los 80, y fue con "Laid" (y también con "Seven" (1992), cuando la popularidad les alcanzó como un rayo perturbador.

El rollo de James iba por otros parametro de sus colegas de generación, lo suyo era ensimismarse en una especia de pop/folk acariciador, ("Dream thrum"), con piezas que no rugían ni te hacían bailar, pero que rápido se te quedaban en la mente por su propulsión de hit ("Out to get you").

Los de Manchester sabían como elucubrar sensaciones, repartiendo sueños y sucesos de porcelana, rizando melodías, estirando su pop de rumores frágiles, lejos de explosiones sónicas ("One of the three").

El disco tuvo sobre todo una enorme acogida en los EEUU, teniendo a la canción que titula el cd como una de sus principales coartadas para un merecido éxito. Personalmente me quedo con "P.S." y su lenta proyección armónica y rutilante, o la efectiva y redonda "Everybody knows".

Música de otros tiempos cercana, sin pretensiones, de una banda que supo construir su propio espacio dentro de la vorágine de esa época. Luego siguieron produciendo buenos trabajos, Booth abandonó el grupo a principios del año 2000 y James siguió; su último disco "Girl at the end of the world" data del 2016. 


jueves, 2 de noviembre de 2017

PAUL BUCHANAN. "Mid air" (2012)


La veces que me he ahogado entre las aguas afectivas del Nilo azul. Nadie como el grupo escoces pilotado por Paul Buchanan para llevarte a lugares donde la calma, la tristeza, la soledad, se unían en trío para traspasar muros y ventanas, para cerrar los ojos y caer rendido en paisajes de luces de hadas.

"A walk across the rooftops", "Hats" y "Peace at last" y el tardío "High" (2004), cuando ya nadie esperaba nada de ellos, forman un diccionario de los sentimientos tranquilos, de una banda que supo como nadie vivir al margen de todos los vaivenes estilísticos.

Paul Buchanan, en 2012, tuvo el enorme acierto de traernos este pedazo de disco, que bien pudiera ser el 5º de The Blue Nile, donde el piano y un acompañamiento de decoración orquestal, son los que acompañan la atronadora voz de Paul Buchanan ("Buy a motor car" es una maravilla indescriptible).

14 canciones en apenas 35 minutos para pedalear sonrisas ("Haft  the world"), para agarrar el paraguas de la brisa y no soltarlo hasta que la hora marque el ayer ("Newsroom"). Esta semana estoy disfrutando de este reencuentro con Paul Buchanan. Cuando llega la noche acompaña la llegada del sueño, cuando lavo los cacharros tras comer, tapa el sonido de la tele que parece un armazón inútil ante tanta cantidad de belleza que desprende "Mid air" ("Wedding Party").

"Summer on it's way", es delicada, como que se fuese a romper, arcilla y un martillo de corazón. Simplemente delicioso. Como la coartada suave y total de "My true country", sabores de luces, risas a contraluz, algo de magia y la laguna de la memoria repleta de tiburones alaridos.

El piano, el piano y Paul. Paul y el piano, al lado de un lago donde las palomas que quedan del último exterminio se esconden debajo de los bancos de madera en busca de algún gusano redentor ("A movie magazine").

"Mid air", notas de otoño, serenata suave, dolores vencidos. ¿Alguien sabe a que se dedica ahora Paul Buchanan? Se echa de menos su arte, su languidez, su concesión, su lenguaje musical que amamos los que de una u otra manera sentimos a la Música como esa gran Musa que nunca defrauda.


martes, 31 de octubre de 2017

VIVA SUECIA. "Otros principios fundamentales" (2017)


En 1994, cuando Los Planetas sacaron su primeros disco "Super 8", tenía 25 tacos y estaba currando los fines de semana en un garito. Recuerdo que me compré la cassete de "Super 8", y no paraba de ponerla en el pub. Más de un bronca tuve con el dueño por culpa de una adicción que creció nada más escuchar "De viaje".

Imagino que un joven de ahora, puede sentir lo mismo que yo en esa lejana época, cuando se ponga a escuchar a Viva Suecia. Desde que suena "Piedad" y sus guitarras dolientes, y las letras melancólicas, y el pop feedback que te agarra y no te suelta, notas que Viva Suecia tiene ese poder de evocación, de terrenos ya transitados por otros, pero hábilmente resueltos por el grupo.

El grupo murciano, con Rafael Val a la cabeza, sabe llegar con melodías radiantes de esas que cruzan espejos de edades, ("Nunca estamos solos"), músicas para adolescentes de ahora y para ya maduros cercanos a los cincuenta que al cerrar los ojos se acuerdan de cuando el ímpetu de la edad redoblaba los tambores de descubrimientos, de viajes y amistad ("El nudo y la esperanza").

En "¿Nos ponemos con esto?" suenan como un satélite radiante de Los Planetas, y en los emocionales siete minutos de "La estrella de David",  se escoran a un post rock de dolores de pasión, perorata larga que inflama los ojos, que pule océanos de esos que reflejan algunos pensamientos cogidos al vuelo del galimatías del tiempo.

Seguro que hoy puedo cruzarme por el barrio con algún chaval de esos raros que lleve en sus oídos "A dónde ir", mientras patea aceras, mientras da vueltas para evitar la vuelta a casa e intentar no pensar sólo en ella...  "Lo último que se pierda" de la mano del piano logra crear un misterioso climax que en "Hemos ganado tiempo" se convierte en otro hit de esos para votar esperanzas truncadas. Para terminar, "... que esto funcione", noise pop danzarín y crudo, feliz y necesario para acabar por todo lo alto.

Tenía 25 años y cuando acababa la noche y no quedaba nadie, me ponía "Qué puedo hacer" mientras miraba la puerta del bar pensando que porque no, ella entraría a salvar otra noche de extrema soledad.....

domingo, 29 de octubre de 2017

DEATH CAB FOR THE CUTIE. "Transatlanticism" (2003)


El cuarto disco de la banda de Benjamin Gibbard no podía empezar mejor. "The New Year", un trallazo de power emotivo, contundente, de esas canciones que puedes oír cien veces sin cansarte ninguna de ellas. Vaya sonido.

Y es que si los anteriores disco de la banda eran buenos, este sin duda fue el mejor de su carrera. Temas redondos ("Lightness"), construyendo un disco que vendió un huevo de copias, que les encumbró como paradigma de indie rock con sentimientos, con singles rodando por calles asfaltadas de esplendor ("Title and registratition").

"Expo 86" es otro torrente de melodías, de suavidad ruda, de guitarras indies que rugen en un entramado de contundencia siempre controlada. Gibbard y sus chicos parece que se divirtieron sin freno cuando escuchas temas como "The sound of setting", o la que titula el disco, con ese piano motivo de inicio de otra gran canción.

Otro impacto brutal, "Death of an interior decorator", peladeando sofismas, cándido power pop que da la voz a "We looked like giants", otra sensacional pegada eléctrica, racimo de bombas de humo que aclara vista, que explota luces.

Mejor disco, sin duda (para otros sera "Plans" (2005), ) de un grupo al que dejamos de tener noticia en 2015 con "Kinsutgi", y que eran de una eficiencia brutal en eso armar buenas melodías.


jueves, 26 de octubre de 2017

OUGHT. "More than any other day" (2014)


Es una pena que estos canadienses de Montreal shayan desaparecido. Con tan solo escuchar la minimal y envolvente "Pleasent heart", canción que da el pistoletazo al que fuera su primer disco (en 2015 sacaron "Sun coming down" y au revoir), te das cuenta la cantidad ingente de cosas que la banda prometía para revitalizar el post punk.

Densos, reiterativos, tomados por el gen de la incertidumbre, envolvían las canciones en una aridez suave, en melodías extremas, con la voz siempre chillona y malsonante de Tim Darcy llevándonos hasta los nervios. Toda una gozada.

Por este disco aparecen referencias a Talking Heads o The Sound, con un sonido roto, lírica estrangulada, cadencias rotas y café a deshora. "Today more than any other day" es como una versión punk de The Feelies, acelerados, rock excéntrico, pasión desaforada, luces que se encienden y apagan.

Hospedados en Constellation, el label de Godspeed you black Emperor y otros embajadores de las sinfonías extremas, Ought jugaba con otros juguetes. "Habit" es un jodido himno que te hace saltar de la silla. Es la música que a lo mejor hubieran hecho The Sound si Adrian Borland no hubiese decidido hablar de tu a tu con el tren que acabó con su vida.

"The weather song" es luminosa, radiante y "Forgiveness", la más abstracta del lote, es una delicia de la cual no te quieres separar.  El post punk de "Around again" da la voz a otro punto fuerte del disco, "Clarity!", furiosa, disparatada, cargada de ritmos orates, de sensaciones reconfortantes de otros tiempo.

Para terminar, "Gemini", más disloque, más alucinación sónica, esta vez con Pere Ubu como reflejo roto de estos acordes imposibles. Otro buen grupo a recordar, a traer a colación, salvados del estropicio del polvo de los tiempos que pasa, música cruda, total.


martes, 24 de octubre de 2017

PROTOMARTYR. "Relatives in descent" (2017)


Ahora que Interpol ya no son los que eran, vienen Protomartyr a revitalizar el post punk, a poner las cosas en su sitio. Este, su cuarto disco, el mejor hasta la fecha, nos los muestran más limpios, pero igual de contundentes.

El inicio es brutal. "A private understanding", cinco minutos de continuas bajadas, de arreones eléctricos, con la voz tan sugerente de Joey Casell, elevándonos con su bella monotonía. Sí, Protomartyr han compuesto un discazo de cabo a rabo, con pequeños guiños a The Fall, ("Here is the thing"), llevando las visceralidad de su anterior lp, "The agent intellect", a terrenos oscuramente luminosos.

Los de Detroit se salen en "Relatives in descent". Hay hits aquí y allí, canciones que te pide el cuerpo volver a darle al play una y otra vez. Será la adicción a los bueno, a obras que miren atrás con pasos al frente. "My children" con la guitarra chillando mientras Casell fantasea sobre filosofía y demolición, da paso a "Caitriona" otro single seguro, grupo conjuntado, ritmos post punk para unos tiempos necesitados de artistas que se emancipen de la apatía.

Una de mis favoritas, "The chuckler", es una auténtica maravilla. Himno para los soledosos de músicas antaña que reviven cuando hallan gemas inmarchitas que te hacen vibrar. Cuando la distorsión aparece ya estás corriendo al armario a buscar tus camisetas de Killing Joke o Joy División.

El fichaje de la banda por Domino, no les ha domesticado. Han conseguido convertir el caos intrínseco del grupo en gruñidos desbocados, ("Windsor hum"), o melódicos paseos postpunk que te airean los malos dias ("Don't go to anacita"). Pero lo realmente encomiable de la banda es la creación de canciones que perduran en tu cabeza, que se arremolinan en tu necesidad de toparte con algo explosivo. "Up to tower" empieza con zigzags para convertirse al poco en un remolino de catarsis.

"Male plague" parece una excursión punk de chicos degenerados, y "Copses in Regalia" es un montón de plegarias oscuras para fortalecer tu ánimo. Para acabar la sorpresa, el mejor final. Hacía tiempo que no me encontraba con un tema como "Half sister", con su desafiante inicio, con el bajo y la guitarra dando la cuerda al reloj de la impostura para al poco fabricar cuando llega el minuto 3, un buen rebaño de tragedia melancólica. Me ha dasarmado nada más oirla. Todo esta dicho en este seguro, uno de los discos del año. Aunque algunos le quieran matar el Post punk aun esta vivo. Protomartyr lleva la llama. Bien alta y oscura, bien limpia de obscenas claridades.


domingo, 22 de octubre de 2017

COMETS ON FIRE. "Avatar" (2006)


Con este estruendoso disco pusieron fin a su carrera una de las bandas que ha sabido con más atino perforarnos los oídos con su space rock, con su psicodelia de los años 70, como una turbina de avión de esas que no para aunque el motor se detenga.

Para muestra un botón. La inicial "Dogwood rust". Larga y compleja, donde los dos guitarras, Ethan Miller y Ben Chasny, parece que están combatiendo entre ellos para ver quien es el más salvaje de ambos. Pedazo de sonido. Entre Blue Cheer y Hawkind. Un pepinazo de esos que no se olvida.

Ethan Miller, lider y cantante, es el que lleva la batuta, el que organiza este sin dios que tiene puesta la vista en la escena más ruidosa de los 70, donde los ácidos eras como papillas redentoras, donde las melenas ondeaban devastación.

En "Jaybird" se escoran hacia un blues deforme, atomizado de lisergia y grandes andanadas de feedback, todo un aullido rabioso. Los brutos también tienen su corazoncito. Así se explica goces sonoros como la balada hard "Lucifer's memory", con su amplia gama de siseos tranquis.

Y oyendo "The shallow's eye" parece que estuviesemos asistiendo a un jam incendiaria donde la banda al completo parece una panda de orates ensimismados compitiendo para saber quien está más rallado. Puro festival del caos. "Holy teeth" más corta del disco con sus dos discretos minutos, parece una versión esquizofrénica de Mudhoney y "Sour smoke", mi favorita, donde el ritmo es el eje principal, donde el groove viene y va colapsando siderales mares inmaculados.

Una pena que no siguieran. Quedan sus cuatro discos imprescindibles para los amantes de las detonaciones psicodélicas.


viernes, 20 de octubre de 2017

NUDOZURDO. "Tara motor hembra" (2011)


Me gustan Nudozurdo. Desde su primer trabajo homónimo les he seguido, y la verdad es que ofrecen señales inequívocas de banda de esas que marcan su propio camino. Tras "Sintética" (2008) que les granjeó muy buenas críticas, nos regalaron este portento de canciones tapizadas con el riego de la insolación.

La voz de Leopoldo Mateos sigue pergeñando rabia y dolor, detritus y desolación. "Prometo hacerte daño" es toda una proclama de fuerza y riffs que se retuercen. Los madrileños saben cruzar estilos, postpunk, noise, indie..., todo con un punto de desengaño, con letras que cuestan seguir, pero con melodías dulcemente tóxicas como la eficaz "No me toqueis".

Y es en "Prueba/error" donde suben el listón, donde disfrutas con sus guitarras gritando, mientras ellos a lo suyo, heridos por la vida detonación, confeccionando ritmos de luces de agravio, pócimas de letanía al por mayor. Vibrante. Todo un hit. Como el noise de "Conocí el amor" con su desgarrador y volcánico espíritu post punk.

El tono cambia en "Mensajes muertos", lírica, con cuerdas que te mecen, luminosa y triste, bella y a la vez misteriosa. Hasta parece otro grupo en una fenomenal mezca de pop y oscuridad.Y les sale bien la jugada cuando con valentía se enfrentan a casi nueve minutos en la hipnótica "Laser love".

A partir de la siguiente canción, "Sueño Demo", el disco se va ralentizando, cogiendo ondas internas de baja tensión y "Dosis modernas", quizás la más floja de este buen disco. Para terminar "El diablo fue bueno conmigo", balada donde aparecen las hermanas de Leopoldo para poner el fin de este potente disco. Luego vendrían "Rojo es peligro" (2016) o el más reciente "Voyeur amateur", pero yo me quedo con la agresividad contenida de este "Tara motor hembra".



miércoles, 18 de octubre de 2017

JESU & SUN KIL MOON. "30 seconds to the decline of planet earth" (2017)


En este segunda colaboración entre el peligroso activista sonoro Justin Broadick de Jesu, y la banda de Mark Kozelek, no hay abrasivas guitarras, ni drones aleteando entre sierras eléctricas mientras Mark canturrea serpientes.

Para "30 seconds to he decline....", la propuesta varía, no así la intensidad. Aquí hay largos monólogos que se sacuden entre cirios a veces de épica ("You are me and i am you"), o largos lamentos hasta de 17 minutos que se arrastran entre una electrónica efervescente ("Wheat bread").

El disco es un perfecto vehículo para Kozelek. En "He's bad" ataca con inquina a Michael Jackson, felicitándose de su muerte, con rabia y mala leche. Asi es el carácter con más mala leche del territorio indie. Todo un angelito. "Needles disney" es minimal, lineal, con una base de fondo que sirve al poeta de la gravedad para conquistarnos con su suave pasividad.

El disco transcurre sin sobresaltos, con temas cadenciosos, que siguen el mismo patrón, llevados todos por una corriente de leves arritmias, paseando por las palabras, leyendo en el atril diatribas y rubor ("Bombs").

En "Twenty something" se acercan más al sonido de Sun Kil Moon, para en "Hello Chicago" repicar campanadas de voces atalaya, cadencias febriles, luces que nunca se apagan. Otro disco pues para disfrutar de Kozelek, de sus peroratas y sus reflexiones, esta vez con Jesu de copiloto, en un proyecto que no supera el primer disco, pero que no te deja indiferente.


lunes, 16 de octubre de 2017

NILS FRAHM. "Felt" (2011)

Tierno, acogedor, expansivo, emocionante... Esas son las palabras que se me vienen a la cabeza cuando presiono el play y empieza a sonar "Keep", el primer tema de este pianista y compositor germano, que hace de la delicadeza su baluarte.

Minimalismo para estar entre las brasas de un sueño, calcando en las hojas presentimientos que huyen por la ventana de la memoria, teclas de un piano que suenan lentas y parsimoniosas ("Less"), entre un murmullo fértil de lluvia que acarrea recuerdos.

No se muy bien eso de las etiquetas que se le han puesto de "pianista indie". Lo que nos ofrece Nils Frahm es un tratamiento sencillo y a la vez cautivador de la música de piano, acompañada por pequeños efectos que transitan siempre al albur de las notas que poco a poco toman la tristeza como campo de operaciones ("Familiar").

De sus manos salen raices que se agarran a tu corazón como las sentidas "Unter" y "Old thught", participes ámbas de un decorado otoñal, calida bienvenida al mundo de los sonetos, de pulsiones internas hacia una paz necesaria para parar el rasguño feroz de la vida cuando ésta se hace ofensa.

"Snippet", es otro de los puntos fuertes de "Felt", un bello paseo por el bosque, la rúbrica de mil latidos, que se da la mano con "Kind" y su festival de pausas lentas, de toboganes medicinales. Frahm sabe como llenarnos de vaho y de luz, de motines de flores apaciguadoras.

Para el final de esta tonada tan íntima, la más larga del disco, "More", nueve minutos que resumen de una manera eficaz el huracán de sensibilidad que destila este rutilante disco. Apasionante.


jueves, 12 de octubre de 2017

AMERICAN FOOTBALL. "American football" (1999)

Pedazo disco de debút que se marcaron los chicos comandados por Mike Kinsella. Los de Chicago desde que suena la estupenda canción de inicio, "Never meant", se marcan uno de los mejores discos de emocore de la historia.

Lo suyo es la fibra sentimental y las guitarras aspavientos, modular el sonido a través de secuencias emocionales, donde cabe un saxo ("The one with the wurlizer"), o  como en "But  the regrets are killing me", se atreven a perforar el cielo con melodías y suave distorsión.

"You know y should be leaving soon" es otro trallazo leve, otro estallido de guitarras que siempre se encuentran con la contención vocal de Kinsella para llevarnos de la mano hacia acantilados imprudentes, lógicas imprevistas, sonidos siempre arrulladores.

Y es que si Sunny Day Real Estate, Rites of Spring o The Promise Ring, eran realmente potentes, American Football tienen un punto extraño que los hacen para mi dulcemente atrayentes. "Honesty?" juega con las guitarras y con un pop cadencioso, a ras de las turbinas de corazón, y "The summer ends", también con vientos de por medio, tiene un poso de ternura que te atrapa sin remisión.

También les pongo un 8 alto cuando suenan bellezas tan indescriptibles como "Stay home" o letanías emo como "For sure". Brillante pues disco homónimo, altamente disfrutable, repleto de aristas que no cortan las palabras, que te dan sed.


martes, 10 de octubre de 2017

MOGWAI. "Every country's sun" (2017)


Que no haya nuevas noticias sobre el sonido de Mogwai, es en si una buena noticia. La muestra un botón. Desde que das al play y pinchas "Coolverine", sabes que la fuerza de la banda sigue vigente, con sus escorzos melódicos entre ralladuras de guitarras, instrumentales para un apocalipsis tierno.

Hasta cuando fabrican tonadas que van de himnos singles, como la cantada "Party in the dark" ,  aciertan plenamente con sus explosiones de feedback, en un revuelto de melodía siempre saludable y vigorosa. Los escoceses a los suyo; a escocernos un poco el alma.

Tras nueve discos en la mochila, Mogwai siguen dando pistas para que no se agote el señuelo de su velocidad programada para radiar infiernos suaves, entelequias de electricidad. Se nota cada vez que nos regalan un disco, sus trabajos confeccionando banda sonora ("Les revenants" o "Before the flood). Su música cada día es más cinemática ("Brain sweeties"). Pero esto no es excusa para que se conformen en la pasividad.

"Crossing the road material" es vitalista y repleta de guiños a lo mejor del postrock de sus anteriores trabajos y "aka 47" es una bella sinfonía de dulce caos. En "20 size" juegan con las guitarras a deambular por espacios siderales de locura para en "1000 foot face" acercarse con prudencia a una electrónica nada acomodaticia.

Luego viene "Don't believe the fife" para los que nos mola esto de los órganos polarizando guitarras, climax soberbios de decadencia y cadalso. La más bestia del lote, "Battered at a scramble", todo un lujazo de cisma y detonación.

"Old poisons" también se enroca en la catarsis guitarrera, y para finalizar, la que titula el cd, suspiros de bajón, lobos alrededor de la lumbre. Seguiré comprando discos de Mogwai mientras sigan en este laberinto de silencios y tormentas. Con algunos bajones, desde "Rock action" (2001) continuan aturdiendo con amabilidad nuestras orejas.


domingo, 8 de octubre de 2017

PILE. "You're better than this" (2015)


Quedé tan jodidamente tocado cuando escuche el ultimo disco de Pile, no hace mucho comentado por estos lares, que no me pude resistir y mi hice con su anterior disco. Este "You're better than this", sienta las bases de lo que escuchamos en su nueva producción.

Desde que suena la inicial "The world is your motel", con ese aire bruto a lo Jesus Lizard, seguida del himno para radiar infiernos, "Mr. Fish". no puedes más que echarte al monte con ellos, deslumbrarte con esos aires definitivos de luces que duelen, de rock obsesivo.

Siempre con un deje melódico extraño, ácido sulfúrico para tus entrañas ("Tin foil hait"), o lozanías lentas que poco a poco se van convirtiendo en lamentos infecciosos, en pruebas evidentes de que Pile es una de las mejores cosas que ha podido pasar a la música inquiera actual para dotar de peligro a este ecosistema de voces sacuden electricidad ("Hot breath").

Me gustan un huevo Pile porque lo suyo es armarse de valor para convertir la tranquilidad en una bomba, como la efectiva "Touched by comfort". Mi favorita es "Waking up in the morning". Una locomotora de ruido que te gusta y te sacia, un potente ejemplo de como el rock tiene aun cosas que decir.

"Yellow room", también es una parada de monstruos total, una agitada concatenación de enjambres ruidosos, de zarpazos que te dejan incomodo, de punk para el siglo XXI. Para el final la más larga, "Appendicitis". Una tonada salvaje y visceral, arrullando volcanes, elevándose entre el fango. Joder como me gusta. El sonido alto, a toda ostia, para que suenen mejor los golpes. Sin duda Pile, uno de mis descubrimientos del año que nadie se debe perder.





jueves, 5 de octubre de 2017

NADINE SHAH. "Love your dum and mad" (2013)

Menudo disco de debut que se marcó Nadine Shah. De esas voces que saben perpetuar la mejor época de Pj Harvey.Cuando ésta aun irradiaba peligro no tocar. Desde que suena la bizarra y mecánica "Aching bones", con sus chirridos en medio del vaho de su voz, el disco es una perfecta estampa de ritmos angulosos, de folk gótico que da miedo.

La cantante inglesa supo digerir de una manera eficaz los ecos de Harvey, haciéndose un hueco entre las que sintonizan el dial estilístico de la gravedad (Anna Calvi, Scout Niblett, Shannon Wright  entre otras), y consigue que escuchando temas como "To be a young man", la tensión erice los sentidos.

En "Runaway" toma protagonismo la guitarra, y "The Devil" con ecos a Patti Smith, es otro de esos temas que aguantan con formidable seriedad una contención que siempre presiento dolor y voces rotas ("Floating").

"Love yout drum and mad" pasa en un santiamén, con nanas de cristales rotos, "Floating", baladas devoradoras de malas noches, "All i want", y pianolas sangrientas de cuentos de esos que no te dejan dormir, ("Used it all").

Después vienen vals de desasosiego como la impactante "Dreary town", y para terminar otra de esas joyas dulces y venenosas que hacen que tras escuchar el disco, te queden ganas de mas, "Winter reigns", con su espeluznante tranquilidad.

Este mismo año sacó al mercado "Holiday destination". Tiempo tendremos en el futuro de meternos a fondo en su laberinto. De momento, disfrutemos de los vaivenes del arrobamiento.



martes, 3 de octubre de 2017

BARDO POND. "Under the pines" (2017)


Casi sin quererlo, la banda que lleva desde mediados de los 90 llenándonos la cabeza con rock rugoso psicodélico, con guitarras machaconas de stoner, space rock de ese indómito que se fabrica en una destartalada nave de producción masiva de LSD, ha construido con este "Under the pines", su mejor trabajo y uno de los discos más reseñables del año.

"Under the pines" esta compuesto por 6 canciones en 40 minutos, donde predomina los tiempos que te rasgan el corazón, climax casi de shoegazing-post rock, como en la catarsis que provocan cuando escuchas "Crossover", donde Isobel Sollebenger se da un atracón de emoción al límite, arrastrada en una colosal secuencia de rock de ese que te mece y destruye.

El noise está presente con pinceladas casi de drone. "Out of reach" avanza con su melodía envolvente, con la garantía de un viaje de diez minutos por un orbe de caos matizado, de intensidad que se explaya en grandes expansiones de guitarras, con Isobel arrullando nostalgia maquiavélica.

"My eyes out" es otra pasada de esas que te hipnotizan con sus feedback en coma, con su continuo y laberíntico ritmo que te atrapa y no arroja dudas. Pedazo de disco "Under the pines". "Moment to moment" parece una versión anémica de Giant Sand. Pelotazo glorioso, western de calor y sed perpetua.

La que titula el disco es un duelo a cámara lenta de guitarras que explotan sin pasarse, y "Effigy", para terminar, con el sonido de los vientos cosidos a una vacación sideral de luces infinitas, cerrando decididamente su mejor lp hasta la fecha, un monumento a la provocación de la exaltación.


domingo, 1 de octubre de 2017

THE MONOCHROME SET. "Strange boutique" (1980)


Con "Stange Boutique", en el lejano 1980, echó andar la discografía de una de las bandas más atípicas dentro del postpunk primera hornada. La música de BID y sus chicos, no se movía por el lado tenebroso, las guitarras no sonaban a cuchillas, no vivían en una noche eterna.

Tan solo escuchando "The Monochrome Set (I presume)", te das cuenta el desparpajo de la banda, con la guitarra juguetona de Lester Square, con sus letras nada presuntuosas, siempre hablando de fantasías de amor raro, de sexo loco en medio de un festín de ritmos tribales, jolgorío y luces, fiesta y hedonismo.

No es de extrañar que The Divine Comedy se fijaran en The Monochrome Set como influencia. En "The lighterside of dating",los teclados son los que llevan el mando para llegar a uno de los hits de ese disco primerizo, "Expresso", divertida, guasona, desmarcándose de los compañeros de generación, alegres y rumbosos.

"The Puerto Rican fence climber", instrumental, es una canción de playa, verano de exceso, guitarras aspavientos, sombras pintadas de colores, festival asegurado que continua con "Love goes down the drain", pildoras de pop que rasga legañas, conjuta de bailes, asamblea de felicidad. The Minochrome Set siempre fueron unos dandys barrocos que se divertían con su pop de extrañas filigranas, repicando maravillas ("The etcetera stroll").

Para el final la más post punk, "Goodbye Joe", eléctrica, desbordadora, total.. Una excelente manera de recuperar a un viejo grupo que vió la oscuridad al trasluz del ritmo de la purpurina y el frenesí.