Sin duda, el mejor álbum de rock africano de este año. Lo más parecido a una conjunción de PJ Harvey y la magia de raíces de Malí. Rokia Traoré, de la mano en la producción de John Parish, ha elaborado de principio a fin uno de esos discos que perdurará en la retina auditiva del escuchante por su magia y su fuerza, por su expresividad y su candor.
Si escuchas "Kourma" y sus guitarras ácidas y distorsionadas, junto con la calidez vocal de Traoré, comprobarás que no es exageración, cuando afirmo que esto es una bomba de ritmo y dinamita, de suciedad y limpieza para que nos oxigenemos de tanto tahur mentiroso que nos rodea por todas partes.
"Lalla" pone los puntos en las íes, nos presenta a una artista que todo su gusto por el rock occidental lo ha sabido llevar en este "Beautiful Africa" a un campo necesitado de aristas crudas y voltaje rallante. "Sikey" es ritmo y visiones de un Africa sin complejos. El ampfli que sirve de asiento a la artista es el objeto donde se vomita esta belleza que desde ya es mi disco del verano.
"Ka Moun Kè", es más relajada, suspiros que van y vienen, catarsis controlada, sombras y juicio de noche. "Mélancolie" es todo un portento, una gran explosión de luz y de tristeza, un constante vaivén que se contonea y juega contigo. Y los 9 minutos de "N'Téri" son todo un frenesí donde la voz de Rokia junto a un hipnótico y suave oleaje musical, te mece entre siseos de desiertos con flores, de arena movediza de amor. De verdad, sin palabras.
Tampoco olvidar "Tuit Tuit" y "Sarama", otras dos gemas especiales para completar el mejor disco de la Traoré, una de esas joyas que tendrás guardada entre tus baules de discos, dispuesto a enseñar a tus sosias musicales. Porque el arte es esto. Llegar y llegar y quedarse; volutas de ondas, racimos de luz, música sin sesgo, artista 10.