domingo, 31 de diciembre de 2017

CONSTANTINES. "Tournament of hearts" (2005)


El tercer disco de los canadienses Constantines, fue la confirmación de lo que ya intuiamos cuando escuchamos su anterior largo, "Shine a light". Fogonazos eléctricos, con el vozarrón de Bryan Webb, llenando tus oidos, y una paleta musical ampificada, donde la tensión se acuerda de la melodía, donde la fuerza reside en la capacidad de la banda en ejercer de una especie de mixtura de The Replacements con Fugazi.

Los dos primeros temas del disco, "Draw us lines" y "Hotline operator", son sin duda la mejor manera de entrar a fondo en un disco que merece la pena retornarle del pasado, del sitio donde duermen los discos que con tanto ahinco escuchamos en los ayeres.

Siempre me han gustado Constantines, (sobre todo "Shine a light"); supieron hacerse un hueco dentro de todo el orbe indie de la época con sus canciones pausadas y a la vez tentadoras ("Love in fear"). Los temas de Constantines tienen algo, te mantienen alerta, con su rock medicinal ("Soon enough"), con sus cabriolas de fuerza y determinación ("Working full-time").

Otras veces, con la inclusión del saxo, como en "Thieves", sientes las aristas punzantes de sus elucubraciones internas, para más tarde, en "You are a conductor", construir uno de las mejores canciones de su carrera. Intensidad, pasión desaforada, guitarras y luces en la penumbra.

Una pena su desaparición en 2008, con el también estimable "Kensigton hearts". Quedan sus canciones, que ahora, al final del año 2017, vuelven a decorar las paredes de la habitación, mientras los dedos ponen punto y final al artículo y también a los doce meses que se acaban. Os deseo para todos los que estais por aquí siguiendo regularmente Discos Pensados, un buen año entrante, repleto de buena música, mucha salud y una tonelada de deseos que se puedan cumplir en el 2018 que ya se nos viene encima.


jueves, 28 de diciembre de 2017

ROBIN HITCHCOCK. "Robin Hitchcock" (2017)


Empezar un disco con una canción como "I want to tell you about  what i want", es tener ya ganado un buen montón de puntos. Y es que el primer disco homónimo de Robin Hitchcook es una maravilla de melodías cristalinas y sonidos pluscuamperfectos.

Los colorines de la portada son todo un reclamo, un manera de atraernos para que pasemos una mediahora escasa repleta de sonoridades para el disfrute del oyente inquieto. Me gusta ese sonido a NRA que se saca en "Virgina Wolf", y hasta esos aires country de "I pray  when  i'm drunk", le quedan soberbio.

El hombre alto del pelo blanco, el que fuera lider de The Soft Boys, parece que no tiene miedo al paso del tiempo. El power pop de "Mad Shelley's letterbox", es una delicia atemporal y "Sayonara judge" es una preciosidad lenta y apabullante, melancolía del árbol de los deseos inciertos. Todo un acierto.

Si "The Man upstairs" (2014) era bueno, este último lp es aun mejor. Me quedo alucinado con la sencillez que destilan gemas como "Detective mindhorn", casi como unos Beach Boys urbanitas, o la impactante "Raymond and the wires", donde recuerda a su padre Raymond Hitchcock.

Queda para el final la psicodelia de "Autumn sunglasses" y el vigor de las guitarras de "Time coast", excelente punto final para un disco disfrutable de inicio a fin, de un artista que te seduce por su actitud, por su arte, por su manera de entender el rock y sus variantes.


lunes, 25 de diciembre de 2017

LAGARTIJA NICK. "Crimen, sabotaje y creación" (2017)


Un disco como homenaje sentido a un hermano que se fue, un disco como un puñetazo que rompe cielos, un disco que acoge la música popular, que hace de Lagartija Nick una de las bandas más grandes que ha dado esta Iberia dolorida por tanto y tanto escarnio.

La banda original al servicio de una idea, construyendo una nave espacial acorde con la necesidad de unos tiempos doloridos y duros. Suena  "Mapa de Canadá", con letras de Antonio Arias, te salpica con sus guitarras y con sus reflexiones de hit desde el desgarro. Así empieza este álbum de portada en blanco y negro cargado de necesidad.

En "Agonía, agonía",  de Jesús Arias, el que se fue por el agujero del tiempo sin vuelta, es la más punk del lote, con las guitarras atronando, mientras la Muerte se sacude los mocos, manchándolo todo, dejando sus huellas en los muebles, los objetos que alguna vez fueron más que testigos mudos de nuestro paso itinerante por la vida. En "Analema" la huella del sol sigue estando donde estuvo, prendida de la inmensidad, mientras los teclados dan la voz a Antonio que cada vez vuela más y más alto.

"Crimen, sabotaje y creación", un trabajo para la historia, para reposar porque no junto al pariente mayor "Omega". "La ira de noviembre", es la más tenebrosa de las doce, con la banda afilando sus enseres en un montón de truenos esparcidos por aires sofocados.

El flamenco aparece a su manera en "La soledad es política", con palabras de la poeta Isabel Daza que es la antesala de uno de los momentos cumbres del disco, "El teatro bajo la arena". De esas canciones que solo Lagartija puede construir. Himno hacia el final de un mundo que se derrumba borracho mientras Antonio serpentea con su veneno, ácido necesario en estos tiempos doblegados. Maravillosa.

"La leyenda de los hermanos Quero", la mejor, es un recuerdo a los  Quero, maquis que en los años cuarenta siguieron su lucha contra el fascismo, y por el fascismo fueron asesinados. El tema empieza con el quejío de Juan Pinilla para entrar la banda de golpe al corazón y contar la lucha de los Quero, su vida-muerte. Queda el recuerdo y la estela  para seguir en estos tiempos de doctrinas bárbaras y lunas sangrientas.

"Nuda vida" también exprime al máximo la necesidad de denuncia, lamentos y gritos en el vacío, latigazos de guitarras y palabras que se clavan para sorprendernos de nuevo en "Soy de otra Andalucía", recuperando las sevillanas-revolución del grupo Gente del Pueblo.

Para el final, "Exilio/Adagio súbito", once minutos con palabras del hermano que se convirtió en Nova, una canción de esas que ya está entre lo mejor de toda la larga historia de los Lagartija Nick. Por aquí aparece en los coros gente de Lori Meyers y Angel, hermano de Antonio. Todo es poco para el recuerdo, para la dedicación, "no poderte alcanzar en tu nuevo destino...", para confeccionar una larga y emotiva despedida, con los motores de los coches dando coces de ruidos, mientras la canción parece que quiere quitarse de encima alguna triste lágrima para llegar al minuto 11.20.

"Crimen, sabotaje y creación" es más que un disco, es un concepto artístico, es la consumación de una obra de una banda y un músico, Antonio Arias, que ha sabido colocar el telescopio en aquel lugar tan alto donde sólo las miradas puras y buenas pueden recibir el calor de las estrellas. Estrellas siempre lejos de lo mezquino y lo innoble, estrellas hogar del que se fue y dejó a su hermano con la promesa de tirar al espacio un puñado de versos protestas para rellenar huecos en el vacío inmenso....


sábado, 23 de diciembre de 2017

ENON. "High society" (2002)


Fueron una de las bandas estelares del sello Touch and Go. Se nos fueron en 2007, cuando grabaron "Glass geyseres...carbon clouds", y entre sus miembros a parte de John Schmersal a la guitarra y voz
 y Matt Shulzt a la batería, contaban con la ex-Blonde Redhead Toko Yasuda.

Lo bueno de Enon es que supieron hacer del indie rock un ejercicio de estilo, con florituras hacia otros estilos, pero siempre confeccionando canciones de esas que te agarran y no te sueltan. Las dos primeras del disco, "Old dominion" y "Count sheep", tienen garra, fortaleza, melodías, colores multiusos.

Los de Brooklyn siempre estuvieron cerca de combos como Les Savy Fav o Brainiac,  y sus canciones son sugerentes, cortas, adictivas. No me extraña que la label Touch and Go, hogar de Polvo, Slint o Don Caballero, los abrieses la puerta de par en par.

Cuando Toko canta, como en "In this city" parecen unos hermanos pequeños de los traviesos Deerhoof, electrónicos, naif, barrocos. Pero cuando más seducen es cuando parecen unos Pavement con ganas de que silbemos sus canciones. "Window play", de lo mejor del disco, se nos mostraban como una pintores de lienzo fino, orfebrería melódica.

Y es que desde que en 1998 sacaron el interesante "Long play" hasta el ocaso de su carrera, siempre supieron fabricarse un propio camino donde cabían los experimentos sonoros como "Native numb" o redondeces indie como "Leave it to rust". Sus temas, que apenas pasaban de los tres minutos era un lugar seguro para la calidad y para la diversión ("Disposable parts").

No me canso de volver a escuchar gemas de casi power pop como "Sold!", te levantan el ánimo seguro. Unos cuantos acordes y a correr de gusto. Y cuando se ponen serios y rápidos sacan de la manga truenos como en "Pleasure and privilege".

Que pedazo de grupo que eran Enon. El inicio de "Natural Disasters" es brutal, y el desarrollo del tema lo lleva al mismo nivel de otros predigitadores del indie rock como Built to Spill. Simplemente portentosos.

Y se dejan para el final la más punk del disco. "Salty", con la dulzura de Toko y la guitarras haciendo tormentas.  Necesario recuperación pues del baúl de los recuerdos de una gran banda que seguro que te hará alegrar cualquier mal día que tengas.


miércoles, 20 de diciembre de 2017

SERENA-MANEESH. "S-M 2: Abyss in b minor" (2010)


El shoegazing sigue vivo. Al menos eso es lo que percibes cuando escuchas el que fue el segundo y último disco de esta banda noruega que con su primer disco homónimo, ya habían puesto su granito de arena para que todos los que flipamos con My Bloody Valentine, nos sintieramos como en casa.

Y eso que la canción que da el pistoletazo al lp, "Ayisha abyss", podría estar en cualquier trabajo de la última época de Primal Scream. Pero no, "I just want to see your face" suena, y de golpe es como si estuvieran escuchando una competente reencarnación de Lush.

Emil Nikolaisen y Adne Meisfjord, consiguen vivir entre brumas de burbujas de feedback ("Reprobate!"), aislándose en universos de distorsión y dulzura sin controlar ("Melody for Jaana" es un tema hermanado con el "Loveless" de nuestros añorados MBV).

En "Blow yr. brains in the mourning rain", se nos muestran ruidosos, metidos en un bucle sinfónico de electricidad entre brumas y "Honeyjink" , la más oscura del lote, se decantan por atmósferas opresivas, por cantos de sirenas varadas. "D.I.W.S.W.T.T.D." es como si escucharamos una recreación de Pizzicato Five, para terminar el disco en clave easy listening con "Magdalena (Symphony=8)".

Sonidos efectivos, shoegazing desde los fiordos, neones que se encienden y apagan, pirotecnia de un grupo que supo conjugar sin prejuicios las corrientes circulares de My Bloody Valentine con una manera en parte particular de vibrar con la distorsión.


lunes, 18 de diciembre de 2017

PERE UBU. "20 years in Montana missile silo" (2017)


El álbum número 16 en la carrera de Pere Ubu, la banda liderada por David Thomas no defrauda. Y eso es todo un punto en un grupo que lleva en la carretera desde finales de los años 70, produciendo de manera periódica artefactos para flipar.

Basta escuchar el psicodélico comienzo del disco con "Monkey Bizarre",  y la extraña "Funk 49", para darnos cuenta que el hombre de la voz exhuberante continua su cruzada contra la estupidez, confeccionando pétalos orates de lisergia necesaria.

Esos teclados esquizofrénicos de "Prison of the senses", dan la voz a "Toe to toe", puro rock efectivo, distorsionador, elubrando espasmos sin parar. Acompañado por un competente elenco de músicos donde destaca Kristof Hahn, de Swans, Pere Ubu continua en la brecha. Hasta cuando se dedican a hacer pequeñas nanas siderales como la sobrecogedora "The healer", de lo mejor del disco.

Sigue en pie el art-rock que los encumbró, siguen la composiones que rozan el punk como la explosiva "Swampland", o bizarrias del tipo de "Plan from  frag 9", extraña y extrema, sideral artificio que conviene engullir con fruición porque de golpe nos damos con "Howl" otra locura que serpentea con ruidos y motines de excentricidad, afilada y brutal.

"Walking again" podía funcionar para una peli futurista donde el control de nuestras vidas esté de la mano de máquinas programadas para nuestra perpetua alineación (¿futuro?). Y para terminar este desbordante viaje, "Cold sweet", la otra lenta de "20 years...". La mejor manera para determinar, sin ningún genero de duda, que David Thomas sigue siendo nuestro astronauta favorito.


viernes, 15 de diciembre de 2017

ART BRUT. "Art Brut vs. Satan" (2009)


Podemos decir que la presencia en la producción de Black Francis ocasionó que Art Brut no se quedase en el cajón desastre donde dormitan medianias como Frank Ferdinand, Artics Monkeys y demás estafas que nos quisieron colar en su tiempo. Su anterior disco "It's a bit compicated" se salvó por los pelos, pero este "Art Brut vs. Satan" es otra cosa.

Desde que suena la punk melódica "Alcoholics unanimous", pasando por ese pedazo de himno que es "DC comics and chocolate milkshake", Art Brut, han sabido corregirse, bajo el duende gurú, y nos ofrecieron este cofre de 11 temas altamente disfrutables.

Tomando siempre al humor por bandera (no hay más fijarse en los títulos de los temas), los británicos en su tercer trabajo, se han quitado la verguenza y con sonidos como "The passenger" se han afiliado al indie rock, al punk vía rápida, con buenas melodías, con sugerentes tramos de guitarras especulativas.

Hasta tenemos momentos para el tarareo naif como en "Am i normal?", o de gamberreo permanente con "What a rush". Si, Art brut no están mal aunque hallamos oído lo mismo cientos de veces. Lo suyo es una amalgama de indie rock, garaje, punkpop y letras divertidas para que no les tomemos demasiado en serio.

En "The Replacements" se dedican a loar a la banda americana diciendo que son la ostia para en la más larga del disco, "Mysterious bruises", volcarse en una emocionante concatenación de alambres rítmicos.

Buen grupo, para pasar un buen rato, quizás no perdurable en el tiempo, pero al menos no nos dan la tabarra de ser los mas hype como otros compañeros de generación.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

RUSSIAN CIRCLES. "Memorial" (2013)


Comparten Russian Circles con los ya desaparecidos Isis y con los bestiales nipones Envy, su necesidad de comunicar exabruptos a base de bien, de hacer del post metal un autentico valle de lumbres donde irradiar a su antojo frenesí constante, diatribas de guitarras que hieren y duelen a la vez.

Este disco, de lo mejor de la banda junto a su ultimo "Guidance" del año pasado, es todo un tratado de post metal. El trío de Chicago comienza suave, con la delicada "Memoriam", para empezar a fabricar himnos de pesadez de truenos, con la increíble "Deficit", donde el batería Dave Turncranzt se rompe los brazos a ritmo de lirismo doom.

Destaca la épica de temas como "1777", donde se escoran a un post rock de pétalos sobrecogedores, de espasmos de distorsión que son como cuchillas en una sinfonía donde todo está en su sitio, donde es fácil encontrar, porque no, ecos de Mogwai. "Cheyenne" baja por la colina de la calma chicha,  para en "Burial" encontrarnos con uno de los temas más bestias del lote. Pura adrenalina sónica.

Pero cuando realmente más me gustan es sus disgresiones sentimentales, en sus paisajes de tormentas tristes, con la guitarra de Mike Sullivan haciendo un esfuerzo titán para dibujar arabescos de lunas rotas en cielos de simiente derogada. La ostia.

Para terminar el disco, con la ayuda de Chelsea Wolfe, "Memorial", se erigen como protagonistas de una cadencia que casi roza el shoegazing. Todo un punto escuchar grupos como Russian Circles. Los que seguimos con pasión a las estridencias más duras, un regalo para colapsarnos sin remisión.


domingo, 10 de diciembre de 2017

ANYWHEN. "The opiates" (2001)


Si lo tuyo es American Music Club, Red House Painters, o las cadencias tristes de Scott Walker, pasarás unos buenos momentos con estos suecos ya desaparecidos comandados por Thomas Feinir. Basta sólo una canción, "The siren songs", para dejarte llevar por la sugerente voz del sueco y su banda de violines atribulados.

"Dinah & the beautiful blues" es otra de esas gemas mecidas por las cuerdas y el vozarrón de Feinir. Así es este disco, para estar sentado junto a la leña que arde y dejarte llevar por la incontinencia de los silencios sobrecogedores ("Scars and glasses"), o como en "Postcard" caer seducido por ese piano leve que va dando entrada al resto de la banda.

Se vuelven misteriosos cuando suena la potente "Yonderhead", para en "Mesmerene" sacudirse los frios internos con una buena ración de luz apaciguadora, claros y oscuros, solemnes rayos cruciales que cruzan el cielo mientras la calma chicha se instala en cada renglón de esta lírica tan alborotadora.

"Toy" es otra de esas melodías que caminan como con siseos interiores, cabellera de lluvia mientras los días van rápidos, y los recuerdos agolpan tragedias. "Betty Caine", casi al final, viene apagando velas en las noches profundas, susurros de piano y voces desoladas.

8 años después de la aparición de este disco, Feinir se unió a David Sylvian para volver a grabarlo canción a canción. Igual de impresionante, igual de efectivo. Pero todo empezó aqui, en este ramo de flores siempre abiertas a tristezas por venir......



viernes, 8 de diciembre de 2017

ROCKET FROM THE TOMBS. "Black record" (2015)


El origen de Rocket from the Tombs se remonta a los años 1974, 1975. En esos dos años, se unieron miembros de los que más adelante formarían combos tan importantes como Pere Ubu y Dead Boys. Por aquí pasaron David Thomas, el líder de los Ubu y su guitarra Peter Laughtner y también Gene O'Connor y Johnny Madansky que luego se fueron con Stiv Bators y sus Dead Boys.

Rocket from the Tomb siempre tuvo una vida algo itinerante. Sacaron un cassete en 1975, en el 90 un trabajo desperdigado, ("Life stinks") hasta que en el año 2002, con el disco "The day the earth met the rocket from the tombs", con una formación más o menos estable, han ido sacando trabajos periódicamente.

"Black record" está lleno de clásicos. Desde la versión punk rocker del "Strychnine" de los Sonics, hasta los dos trallazos que encabezan el disco, "Waiting for the snow" y "Welcome to the new dark angels", pura lobotomía bizarra.

El punk de "Sonic Reducer" de Dead Boys, suena aqui gamberra, remolona, repleta de cadencias nihilistas, slogans para el fin de los mundos posibles. El grupo suena como un tiro. "Nudefinger" recuerda a Motorhead, y "Spooky" es una marcianada repleta de sabores añejos, de pedazos de nubes con alambres en la distorsión.

La banda suena a trallazo, a latigazo sin fin, con temas como la bestial "Hawk full of soul" o la roquera y macarra "Read  it and  weep", donde el término de protopunk tiene más sentido que nunca. Dentro de poco, en Discos Pensados, tendremos lo último de Pere Ubu, para seguir saciándonos con esa forma que Thomas tiene de cantar. De momento, que suene Rocket From The Tombs, que estallen todos los cristales.


miércoles, 6 de diciembre de 2017

THE WEDDING PRESENT. "George West 30" (2017)


En los mismos estudios que grabaron "El rey" (2008),  de las manos del gran Steve Albini, decidieron de una tacada tocar el primer álbum que sacaron allá por el lejano 1987; "George Best", las mismas canciones, pero bastantes más viejos.

Y David Gedge y sus chicos cumplieron a la perfección. Nadie como ellos para unir la lírica de The Smiths con el arrojo punk de Buzzcoks. Así son The Wedding Present, así de rutilante están en la fecha actual, girando para presentar esta grabación, para volver a compartir con nosotros su arrojo juvenil, su airada propuesta de filigranas salvajes sin domesticar.

Todo un punto cuando se inicia el viaje con "Everyone thinks  he looks daft", cuando "A million miles" se muestra como una gema salvaje de esas que te deja entumecido con sus guitarras que crujen con su eterno espíritu punk.

Punk es "All this and more", para bailar un pogo mientras te regalo una rosa, y como no, mi favorita, "My favourite dress", pura historia viva de un grupo que continua elaborando con certeza su mensaje de arrojo, velocidad y canciones de esas para tararear mil y unas veces.

Insuperable "Seamonster", como el mejor album que editaron, como uno de los mejores discos grabados en la historia, esta reelectura del primer disco es todo un puntazo, es como volver atrás con la fuerza de antaño, con la misma violencia en las cuerdas, con la voz de Gedge en su punto. "Shatner" es una buena muestra de ello.

"Something and nothing" sigue sonando como un tiro, y "Give me love to Kevin" sirve para subir el volumen hasta romper los muros de todas las casas jaulas que nos empequeñecen. The Wedding Present, con ellos todos es más fácil, un valor seguro, una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, de las que guardo recuerdos de edades de oro y crecimiento.

Tácala George, toca la pelota mientras los Wedding desde las gradas con sus guitarras corean con sus versos esdrújulos miles de maneras para seguir retozando en la niebla despejada de los años que pasan, y pasan, y pasan.....



lunes, 4 de diciembre de 2017

THESE IMMORTAL SOULS. "Get lost (Don't lie)" (1987)


El ya desaparecido Rowland S.Howard (falleció en 2009), antiguo compinche de correrías malsanas de Nick Cave en The Birthday Party, guitarrista socio de Cave, al que ayudó para que el misal negro se expandiera desde su Australia natal.

These Inmmortal Souls tuvieron una vida efímera, este primer disco y "I'm never gonna die again" (1992),  compagino su proyecto con la militancia en Crime & The City Solution. Rowland llevó una vida de excesos, y su música es un resumen de ello, un cabaret en ruta donde dar que hablar con sus canciones brumosas y ácidas ("Hide").

La música de These Immortal Souls suena a unos The Birthday Party sin la esencia punk, aquí Roland se dedicó a canturrear decadencia y caos entre pianos y distorsiones intrancendentales ("Hey, little child"), y baladas de corazones escozidos como "These immortal souls".

Me imaginó algún concierto de la banda, con Cave entre el público, sonriendo maliciosamente a su colega, mientras recuerda viejas cicatrices. "I ate the knife" es otra minimal y venenosa canción, donde la batería marca los tiempos de las diatribas feroces del ex-Birthday.

En ocasiones los teclados suenan ceremonía satánica ("Blood and sand'she said"), con las guitarras estrujadas, como rotas, en un baile descabezado, en una orgía de cirrosis anímica. Sucio, muy sucios que eran los colegas.

"Open up and bleed", es cruda y visceral, el resumen de un disco que rezuma veneno y rabia. Un disco soberbio de esos que provocan amnesia en la tensión, de un artista que se fue como vivió.


viernes, 1 de diciembre de 2017

REFUSED. "The shape of punk to come" (1998)


Hay un antes y después en el post hardcore (con permiso de Fugazi claro esta) desde la aparición del tercer trabajo de los suecos, que abrió una claraboya infinita, apertura de posiblidades dentro del estilo, con un corage y una actitud de renovación que hace que este disco para muchos sea de lo mejor del género.

Para muesra un botón. En la inicial "Worms of the sensex/faculties  of the skull", comienzan gritando y agitando las guitarras como unos posesos para acabar el tema con unos minutos de eléctrónica minimal. Así es este disco que coge como referencia el disco de Ornette Colemen, "The shape of jazz to come", para lanzarse sin paracaidas por mundos repletos de visceralidad y furia, pero siempre con la mente abierta.

Brutal suena "Liberation frequency", y el inicio jazzy de "The deadly rhythm" se convierte a los pocos segundos en unas de las tracks más punks de este grandioso disco, con Dennis Lyxzén, apretando con furia la garganta en una explosión nuclear. Maravillosa. El inicio de "Summerholidays vs punkroutine"  me recuerda a la añorada banda de Ian Mcyane, con la guitarra atronando en parones locos.

"Bruits  Pome=5", es una delicia de un minuto instrumental, elctrónica futurista para prepararnos de lo que viene después. "New noise", sintexis de la necesidad que tenía la banda de ir más alla de sus colegas de combate. En un mismo tema tienen tiempo para rompernos el esqueleto con su armazón sónico y para seguir jugando con los aparatos.Melódica, brutal.

Y "Protest song 68'" continua el camino de transgresión, convocando a la banda a una catarsis de electricidad matizada con suaves reflexiones líricas, antesala de la tormenta, del asalto sónico que contiene.  Todo el disco rezuma rabia, también ganas de hacer algo distinto. Lo consiguieron.

Porque aquí no hay tiempo para descansar, para tomarte un respiro. "Refused are fucking dead", es quizás la más elaborada del álbum, extraña, emocional, lacerante, que da paso a la que titula el lp, otro trallazo para no dejar dormir a los vecinos.

Para el final "Tannhauser/derrive", con los violines afinando desolación, la track más inspirada y subversiva de "The shape of punk to come". 8 minutos de cadencias inflamadas, de lirios estrangulados, que termina como si fueran una banda de zíngaros tristes.

"The Apollo programme was a hoax" pone el adios a un discazo. Lenta y a modo de despedida. La banda se despediria tras este disco, dejando una huella que grupos como The Blood Brothers,siguieron con más o menos fortuna.