miércoles, 29 de abril de 2020

CLEANERS FROM VENUS. "In the golden autumn" (1983)


Este uno de los grupos ocultos que deberían dejar de serlo ya. Divertimento de Martin Newell, lider y gestador de toda la epopeya discográfica de esta banda venusiana, Cleaners From Venus es una anomalía de pop extraño, de melodías que se pegan, efectivo y colosal.

Siempre acompañado por músicos flotantes, la carrera de trabajos de los Cleaners empezó en 1980 con "Barricades and angels" (1980) y se mantiene hasta la fecha con el reciente "Dolly birds & spies". En medio, casi 30 discos que son todo un deleite para los amantes del buen pop.

"In the golden autumn" empieza con caramelos con la festiva "Renée (who's driving your car)", para en "A holloway person" repartir estocadas de una new wave destartalada y colosal. Martin se las da bien con su chamber pop de andar por casa ("Ghosts in doorways"), o en experiencias con pajarillos psicodélicos y voces de niños perdidos, como en la genial "The Autumn conrfield".

Todos los discos de Cleanes from Venus rezuman un amauterismo genial, que a veces se cruza la calle con ecos de Beatles, como "Please don't step on my rainbow", para en "Balloon drop shadow" sacudirnos con sus instrumentos gemas pop.

"Krugerrand gladiators" es uno de los puntos fuertes de un gran disco (como todos lo del grupo) y el premio se lo lleva "Golden age saturday" con ese estribillo chicle y billar. "Marilyn on a train" es juguetona e infantil y "Sandstorm in paradise" es otra de pieza que no desentona con el año de publicación de "In the goolden autumn".

Un gran proyecto, que en estos tiempos de confinamiento se disfruta por su alta calidad pop. Pop de ese que vence el paso de los años, que hace transitar sonrisa por tu cara. Un disfrute.



lunes, 27 de abril de 2020

HUMAN IMPACT. "Human impact" (2020)


¿Qué podemos pedirle a una banda que esta formada por el lider de Unsane Chris Carter, Jim Coleman de Cop Shoot Cop,  y Chris Pravdica de Swans? Lo que estás pensado. Música ponerte en este apocalipsis pandémico que estamos viviendo, donde los samples se acoplan a la distorsión, y donde la voz de Carter toma el mando de una andanada que te deja tiritando ("November").

Acogidos en el sello de Mike Patton, Ipecac Records, esta superbanda te lo pone fácil desde la primera escucha: lo suyo es post metal para tiempos de hecatombe, canciones que perforan, himnos para una devastación mientras la noche es cada vez más oscura ("E605").

"Protester" podría estar en cualquier disco de Unsane y "Portrait" es de las más bestias del lote con sus especulaciones instrumentales, con su pose de disolvente sónico. Me encanta los teclados de comienzo de "Respirator", y la soberbia propagación de un mathrock marcial elevando los golpes hacia cielos bastardos.

"Cause" comienza con el bajo de Pravdica haciendo la introducción al tema que más se aleja de la tormenta, incursión en un maremoto soberbio de rock hecatombe. "Consequences" es otro trallazo pesado, mazacote y vísceras por los aires para terminar a lo grande con esa otra canción titulada "This dead sea", otra descarga de bilis tremenda.

Cualquier proyecto donde ande Chris Carter hay que prestarle atención. Ahora ha dejado sus portadas sangrientas de los grandes Unsane para citarnos con el Armagedón.  Subir el volumen, cerrar las puertas y dejarte llevar. Pasada.


sábado, 25 de abril de 2020

CHEVREUIL. "Capoeira" (2006)


Menudo pasote de grupo Chevreuil. Les bastaba al duo galo formado por Tony Chovin y Julien Fernández, sus artimañas sónicas, para fabricar un mathrock enrabietado, que no deja títere con cabeza, con su pegada brutal.

El guitarristas toca a la vez (joder como cojones lo hará),los teclados, y el batería parece que quiere romper el mundo a ostias ("Cannibal lover" y "Gendarme"). Ayuda bastante la producción de Albini, quien se encarga de que todo luzca bestial de principio a fin. Vaya sonido.

"Afronegro" es un especie de hit roto, repleto de breaks, de tenazas de distorsión, matemáticas al servicio de una inspirada concatenación de enjambres de distorsión y "Breakdance" es otro de los puntos fuertes de un disco que se pasa en un pis pas, por su continua excitación, por una devoradora acción caústica que te absorve y te llena.

En "Tonnerre mecanique", la más larga de todas, con sus ocho minutos, resumen a las claras el gran poder hipnótico que la banda poseía, esta vez con algún tic melódico que los hace más interesante aun. "Solier superieur" es el cierre de este andanada de temas que te sumergen en el mar bravío del mathrock más metódico y brutal.

Más música para la mochila, más canciones para devorar en casa mientras la primavera ya amanece con su soles y temperaturas altas y nosotros seguimos encerrados buscando rendijas en nuestras casa donde aspirar la necesidad de volar.



miércoles, 22 de abril de 2020

THE BLACK HEART PROCESSION. "The spell" (2006)


El grupo ya desaparecido de San Diego, The Black Heart Procession, nos deparó una buena cantidad de razones para sentirnos tristes. Su música es un largo lamento fúnebre que no se acaba, un tono negro que siempre resiste los envite de la luz, un pergamino antiguo donde la tinta derramada solo habla de dolor y pena.

Todos los discos del grupo poseen esa estructura fatal en sus canciones (desde "1" (1998), hasta "Six" (2009)), la música de The Black Heart Procession es una celebración de la tragedia, de los himnos a la luz del pesimismo ("Tangled" o la que titula el lp).

El piano, los vientos, la lenta suavidad que todo lo invade, la linea cortada del tiempo, todo participa de la misma manera de hacer las cosas, tejer cometas al viento donde el eco del pasado puede dejar su huella en alguna nube pasajera ("The letter").

"The Replacement", mira los discos de Nick Cave de última época y "Return to burn" hace del fatalismo su eje principal para envolverte. El cancionero de The Black Heart Procession es un digestivo para los estados interiores desgastados ("GPS").

Tuvieron en su día un mediano reconocimiento como banda de clubs donde ir a quemar tus penas mientras oías tumultos de corazón como "The wailer=5" o gozadas como "The Places" o "The Fix". Escuchar a The Black Heart Procession es un paseo por la serenidad cruda, por los ojos cerrados que se crispan con la emoción.

Más música en la mochila, para continuar con el retiro forzado. Más sonidos que amenizan la retirada, el recogimiento obligado.


lunes, 20 de abril de 2020

CARLA BOZULICH. "Quieter" (2018)


Bien pudiera pasar Carla Bozulich, como una versión algo amable de Diamanda Galas. La inquietud que provoca, la oscuridad que describe, la agonía que parece perpetuarse entre canción y canción, la une con la sacerdotisa del mal. "Quieter" es un compendio de piezas que se mueven entre chelos fantasmales y voces de esas que parecen salir de las catacumbas.

"Let it roll" es la primera daga que se te clava en los oídos, un frenesí continuo de susurros, un deslizante sonido que te mece y te altera. "Sha sha" es una balada, algo más amable que las noches profundas que rodean cada tema de este disco. Bonita,para besar cefiros.

En "Glass house" Bozulich se mece entre campanillas y austeridad musical, con su voz repartiendo sustos, confirmando que es una estrella caída en manos de un dark folk negro y visionario, cargado de una intensidad de esas que te deja sin aliento. Luego "Stained in grace", nos adormece con un chelo que parece una ballena en el océano buscando salvador placton.

Si has llegado hasta aquí, ya estás en sus manos. Por que luego "Emilia" te asfixia con su desbordante intensidad, con su catarsis repleta de señuelos para no perderla la pista. La más experimental de todo "Quieter" es "Written in smoke", que es una concatenación de ruidos expresionistas barruntando el peligro que acecha por las noches sin estrellas.

El final, "End of the world", música para oir en uno de sus club que David Lynch saca en su portentosa filmografía. Carla Bozulich, música para no dormir, la imagen sonora de la somnolencia. Todo un placer....





viernes, 17 de abril de 2020

THE WALKMEN. "You & me" (2008)


Qué buenos que eran The Walkmen. A estos neoyorkinos les iba el drama, la voz al límite, el lirismo exacerbado, las canciones con alma... Por eso me gustan tanto. "You & me" fue su cuarto disco, toda una estimable colección de canciones que gustará a aquellos que por ejemplo les guste Nick Cave.

Por que aunque dictan diferencias grandes entre ambos, The Walkmen trabajaban a la perfección el drama, la melodía sincopada, los efectos sonoros que buscan rápido llevarte al huerto ("Dónde está playa" y "On the water" es una buena muestra de ello).

Y es en "In the New Year" cuando nos encontramos con uno de los climax dentro de un disco que te pida más y más escucha. Un himno decadente con los teclados que te azoran, la voz de Hamilton Leithauser llenando el cielo con su espectacular reflexiones vocales, como un martillo pilón que te toca y toca el corazón.

Luego con "Seven years of holidays (for stretch)", arrastran el sonido hacia un circo ambulante de dolores íntimos y barruntos peligrosos. Al post punk de The Walkmen, no le hace falta rabia, distorsiones, cambios de ritmos abruptos. Lo suyo es una oscuridad siempre matizada con alambres de rocío, con profundidad y tensión ("Postcards from tiny islands").

El piano que suena en "Red moon" te lleva de la mano hacia un lago donde los nenúfares son barcos que llevan los recuerdos y "Canadian girl" te posee por su dandismo de otra época.  Las guitarras vuelven a sonar en el baile de "Four provinces", para en "Long time ahead of us", sedarnos con su letanía espectral.

Mi preferida es la noctámbula "The Blue route", un pasote otoñal aletargado de alergias sónicas que recuperan los malabarismos de Cave. Casi en la parte final, "I lost you", una balada añeja, con cicatrices en la estrofa, con pegada y rubor.

Que buenos que eran The Walkmen. No me perdí ninguno de sus trabajos. Este esta arriba de todo de mis preferencias junto a ese gran torrente que fue "A hundred milles off". Seguimos confinados, seguimos escuchando buena música. Hasta la victoria final....



miércoles, 15 de abril de 2020

BIZNAGA. "Gran pantalla" (2020)


Pedazo de disco que se han sacado de la manga Biznaga. El mejor grupo post punk que tenemos por estos lares, ha conseguido con este "Gran Pantalla", ejecutar un tratado critico contra la tecnología  y su presencia absorvente, dictatorial en nuestras vidas.

Un tema que desde que se inicia el cd con "Ventanas emergentes" o "2k20", es acompañado por un efectivo sonido donde priman los himnos, los ritmos agitados, las fantasías de distorsión que te hace pedir más y más volumen. Un disco de eso que en el encerramiento que tenemos en la actualidad viene para romper diques, para que los muros se destruyan con los gritos de Alvaro García repartiendo estopa a diestro y siniestro.

Punk rápido como en "Producción de sentido 24/7", o ese pedazo de arañazo sónico que es "Motores de búsqueda avanzada", donde reinciden con acierto ante al alineamiento de la sociedad ante el poder omnipresente del ordenador, de las redes, de los sistemas de búsqueda mediante palabras de tus supuestas necesidades para perderte más y mas en este desenfreno sin fin.

Todo "Gran pantalla" es un reguero de canciones inolvidables, de pegada que se te queda motorizada en tu cabeza, por usar términos que asocien el calibre musical de este petardo tan necesario en nuestro música ("Error 404"). Me gustan cuando suenan a los 80, como en la vibrante "Libertad vigilada", o como juegan con sus instrumentos en "No-lugar", otro de los puntos fuertes de este pedazo de trabajo que no creo que sea superado por ningún grupo de por aki en este año de epidemias y muerte.

"Adorno" es una ostia bien dada a todos los cielos posibles, con ritmos algo más sosegados y en "Atentado" vuelven a recurrir a la mala leche y a los truenos para que ya tus pies no puedan parar de moverse. Música y mensaje. Mensaje y música. Aquí todo esta unido.

Acaban con la más veloz del disco, "Último episodio", brillante, frenética, catarsis que no se contiene, pura adrenalina. La verdad es que oyes "Gran Pantalla" y te olvidas que llevas mas de 1 mes en este perpetúo estado de excepción. Suena liberador Biznaga y yo no paro de ponerlo, sin parar, con necesidad de más. Biznaga!!!!!!


domingo, 12 de abril de 2020

LOU REED. "Street hassle" (1978)


Diario de un día cualquier de confinamiento, (por ejemplo ayer). A las 9 ya desayunando. Después 7 kilómetros de carreras por las callejuelas del salón, del pasillo, y de la terraza. 1 hora sin parada en fonda, con los cascos puestos, amenizando el ejercicio con una buena ristra de canciones. Duchita reparadora. Tender la ropa fuera, y sacar las máquinas de matar fascisas virus: la aspiradora, la fregona, el desinfectante. Vermut y luego comida. Recogida con musiquita de fondo. Pelicula. "El traidor", sobre un arrepentido de la Mafia. Llamar a mi madre. Tarde tranquila. Una lavadora. Merienda cena, lectura, Eloy Tizón "Velocidad de los járdines" y la última de Star Wars. Hasta mañana.....

Hace una semana me vino este disco para mi olvidado y dejado de mano del olvido del gran Lou. Es tan grande la discografía y tan necesaria toda ella, que este no lo tenía controlado, se me escapó por las rendijas del tiempo. Y como nunca es tarde, aquí estoy flipando con ese inicio potente con "Gimmie some good times",  del que fuera el octavo disco de Reed y que tiene la importancia por ser el primer disco grabado con el sistema de grabación binaural.

Lou nos mira con chuleria desde la portada con ese reflejo en sus gafas que tapan un ojos que ya habían visto un huevo de cosas. Yonkies, putas, chaperos se pasean por las canciones de este disco, describiendo las vivencia de Lou ("Dirt"), siempre con la actitud desbordadora del personaje. Bruce Springteen hasta dejó su granito de arena en el track que titula el cd, 11 minutos que ya son todo un hito en la carrera del añorado artista.

En "I wanna be black", nos dice que quiere ser negro y "Real good time together" de su etapa con la Velvet Underground entronca con "Shooting star" y "Leave me alone", otras dos joyas más de esas que te tiemblan la piernas cuando las escuchas.

Que bueno volver a Lou, a su arte, a sus epifanía de crooner de las catacumbas de las zonas mas chungas de la ciudad. Un fliplazo que he disfrutado como cuando en su día caí rendido a sus pies con "Sweet Jane". Inmortal Lou.



jueves, 9 de abril de 2020

BUSH TETRAS. "Boom in the night" (1995)


Música, libros, cine. O cine, música, libros. Es igual el orden que empleemos. En estos tiempos de casa y más casa, los que nos asimos desde hace años a estos tres pilares, estamos menos solos en esta ermita individual donde la calle es una amenaza constante de trampas forajidas,de cepos escondidos para cercenar nuestra salud. Un buen disco, un libro que te reclama, una película que te hace prender los ojos de la pantalla. Así combatimos la desidia, la apatía que puede sobrevenir cuando pasamos tan larga temporada al albur de las paredes de nuestro hogar. Los días son pasajeros que dejan en el asiento de la estación de tren un señuelo para nosotros poder volar.

"Boom in the night" fue un álbum recopilatorio que sacó Bush Tetras justo es el año donde se volvieron a reunir Pat Place y sus colegas. Una de las bandas que bajo el paraguas de la No wave, supieron edificar un contenido y rítmico  punk funk, hermanado porque no con otros combos como ESG.

El disco es una delicia. El empiece con el terremoto de "Cowboys in Africa", deja paso a esa tonelada de susurros de baile que es "Things that go boom in the night", para en "You can't be funky", hacernos sudar fieramente con su funk minimal.

Empezaron a moverse a finales de los 70 por los mismos locales donde James Chance, Lydia Lunch o Mars ejercían de contrapunto de la new wave, con sus propuestas libres, alocadas, sugerentes. Y todo el cancionero de Bush Tetras en pura diversión. "Rituals" es oscura y opresiva, y "Moonlite" es un saco de movimiento de huesos, como esa bizarra "Das ah riot".

Su "éxito" más famoso por llamarlo así, fue "Too many creeps", donde el bajo de Laura Kennedy marcaba la pauta de una banda en pleno éxtasis. "Dum dum" es una vacilada y cuando llega "Stand up at night" no puedes mas que retirar las sillas y la mesa del salón para danzar como un poseso.

Bush Tetras, una potente recuperación en estos tiempos donde pase lo que pase, no tenemos que parar de movernos. Yeah!!!!!


martes, 7 de abril de 2020

MICHAEL KIWANUKA. "Kiwanuka" (2019)


Refugiados, el Mediterráneo como un féretro de agua, esclavos en Libia, peste y malaria, hambre, mucha hambre. Vallas con cristales y pinchos para desgarrar la piel del que quiere un mundo mejor para él y los suyos. Muerte, muerte, muerte.... Así es el mundo para millones de personas que no han tenido la suerte de vivir en Occidente. Noticias que se difuminan en la televisión mientras acabamos el filete del día. Ojala no olvidemos jamás con todo lo que nos está pasando la situación real de los mas desfavorecidos. Ojala esto sirva para que tomemos conciencia de que todos debemos de poner de nuestra parte para arreglar las desigualdades existentes. Ahora sufrimos una epidemia. Nosotros tenemos hospitales, casas donde refugiarnos, mercados donde comprar. Ellos tienen la calle y la guadaña rozando con el metal las piedras, haciendo el ruido que anuncia que la Muerte es la que gana....

Michael Kiwanuka es un genio. Tras el bombazo que supuso "Love & Hate", nos regaló el año pasado este "Kiwanuka", donde las características y la potencia soul sigue siendo el motor de un músico que nos tiene prendados. "You ain't the problem" es una bomba rítmica, y "Rolling" con ese aire setentero que te deja queriendo más es otra de las gemas que nos encontramos en "Kiwanuka".

También se atreve con letanías gospel como la maravillosa "I've been dazed", y te sobrecoge de principio a fin con "Piano joint (this kind of love), donde el piano y la voz de Kiwanuka te arrullan y te sedan sin más. Vaya gozada. Luego viene "Living in denial" con ese aire de easy leasing, para en "Hero" construir un himno de esos que se escuchará seguro hasta el final de los tiempos.

La más larga del disco con sus siete minutos es "Hard to say goddbye", sinuosa, atmosférica, con voces espectrales entre una danza de cuerdas. Sin palabras. En "Final days" y "Solid ground" hacen su aparición la electrónica, para en "Light" volver a pensar en Marvin Gaye cuando suena la garganta de ese pedazo de músico que ha puesto el Reino Unido patas arriba.

Un pedazo de disco que viene para quedarse, que acompaña los ratos de aislamiento, que te mece y te calienta, que es un valor añadido en esta época convulsa. Uno de los discos preferidos del confinamiento, sin duda.



domingo, 5 de abril de 2020

MINIMAL COMPACT. "Deadly weapons" (1984)


Aún recuerdo la última vez que estuvimos comiendo en un restaurante. Fue en un sirio dos semanas ante del Dia 0. Fuimos justo a la otro punta de Madrid para degustar una exquisita comida. Era un dia gris, finales de febrero, el cielo encapotado pero sin ganas de llover. Eso no impedía que tanto el metro como la calle estuviese llena de gente que iba y venía. Recuerdo que entramos en un bar a tomar algo para hacer tiempo y en la televisión comentaban lo que estaba pasando en China. "Estos chinos...". Como si no fuera con nosotros, como si la lejanía nos salvase de la contaminación. En un trago de vino se nos olvidó el drama y nos fuimos a degustar los manjares que nos esperaban. Parece que ha pasado años y fue hace un mes. Parece mentira que todo esté tan cambiado en tan poco espacio de tiempo. A saber cuando visitaremos otro. Es todo tan ignoto que mejor cerrar los ojos y pensar en otra cosa.

Minimal Compact es una joya a descubrir, un combo israelí que merece sacarlo de las catacumbas, de lo más oscuro, que comenzó su carrera a principio de los 80 y que aun siguen en la carretera. La carretera del post punk, donde se junta lo obsesivo y lo oculto, el drama y el misterio ("Next one is real"). Su cancionero hay que recuperarlo, son un grupazo que deberían haber tenido más suerte.

"Deadly weapons" fue producido por Gilles Martin y Peter Pinciple de Tuxedomoon, y en él se conjugan desde post punk con piano y misterio ("Losing tracks (in time)"), hasta bajos de esos que son como serruchos ("The well").

Aunque se formaron en Tel Aviv, pusieron su nido en Amsterdam, y desde allí fue donde expandieron su sonido en una buena época para los riesgos y la experimentación de todo tipo. Gustaban de cierto regusto por toques orientales como así lo muestran en "Nada" o "Not Knowing", aunque lo suyo es un post punk sin atarse a nada concreto, repleto de florituras, y mucho ritmo, como la canción que titula el cd.

Mi favorita esta al final. La potente y llena de artificios "Burnt-out hotel", repleta de teclados y sinuosas paradas en fantasmales goznes de música nocturna. La más experimental, "The Howling hole", nos muestra a una banda en constante progresión, donde de nuevo los sonidos de oriente entran en colisión con todo el mapa sonoro post punk de la época.

La banda se disolvió y se volvió a unir. Giraron bastante por Israel, y el año pasado salió su último trabajo "Creation is perfect", donde antiguos temas del grupo vuelven a sonar actualizados. Una bomba de grupo a descubrir, sin duda.



viernes, 3 de abril de 2020

BRIAN ENO. "Small craft on a milk sea" (2010)


Qué importante es la risa en estos tiempos de discordia anímica, en esta debacle diaria por la supervivencia. Tenemos los medios virtuales, los teléfonos, para ponernos en contacto con los nuestros para dibujar animo, recuerdos pasados, gracias de esas que te lanzan por un momento a lo que nos ocurría antes de la pandemia. Mi hijo me pregunta cuando podrá salir a la calle. Le digo que no lo sé. que dependerá del control del virus. Intento hacerle ver que hay que divertirse en casa, (también estudiar), jugar, ver películas de esas que te hacen tronchar, ser positivos, porque algún día esto pasará. Una sonrisa, un bien preciado a día de hoy.

Este viernes está con nosotros Brian Eno, el puto amo del ambient, que de la mano de Jon Hopkins y Leo Abrahams grabó este portentoso trabajo, que empieza delicado y suave con ese piano que te rompe en "Emerald and lime", para sumergirte en oscuridades sinuosas con "Complex heaven" o con la que titula el cd.

Para la realización de este disco se inspiraron en bandas sonoras de peliculas, y su sonido trae también sonidos electrónicos como esa catarsis que son "Flint march" y la apabullante "Horse". El disco ,una pasada de principio a fin, se nota la conjunción de los tres músicos para elaborar un mapa emocional donde el ritmo lo es todo ("2 forms of Anger"). También producen score de cine negro como la brutal "Bone jump", y ritmos de bailes en "Dust shuffle".

La electrónica minimal llena "Paleosonic", para en "Calcium needles", hipnotizarnos con ráfagas de ruidos que te llenan y te calman. Que belleza despide el piano de "Emerald and stone", que tranquilidad tan necesaria en estos tiempos de pavor. Como "Written,forgotten" y ese misterio que despide a cada nota. Cierra el lp, "Late anthropocene", la más larga del disco con sus casi ocho minutos, todo un encantamiento del maestro del ambient.

Música pare recogerse y soñar, para volar y cerrar los ojos. El sol entra por las ventanas, no hay ninguna nube que tape el cielo azul, y la radiación de Eno compacta el silencio en una sideral energía de alegría. Ambient.


miércoles, 1 de abril de 2020

THE FLESH EATERS. "I used be pretty" (2019)


Aquí seguimos. Continuamos con la sensación de que esto va para largo. Calles vacías, cielos de abril recién comenzado repleto de agua y frío, desolación a cada pulsación de los canales de televisión. No parece que estemos en primavera. Creo que no quiere aparecer, Que cuando el calendario la dijo que su trono empezaba, debió recapacitar, echarse para atrás, y le dijo a su hermano el invierno, que ella no podía dar luz a las flores, ni colores a los campos, cuando todo es una inmensa urna funeraria que cada día suma y suma más fallecidos. Mientras, seguimos con nuestras necesarias rutinas para vencer el escozor de la amenaza,,.

The Flesh Eaters llevan más de 40 años en la carretera, y este "I used be pretty", es su 15 lp. La verdad es que no parece que pase el tiempo por ellos. La formación es la misma que 1981. O sea miembros de The Blasters, Los Lobos, y X para sacudirnos con rock de ese que no tiene caducidad, con saxos de esos que entran y penetran ("Black temptation"), con cierta toque a Nick Cave en muchas de sus apuestas ("House amid the tickets"), y con una radiante y efectiva elaboración de rabia y chulería ("My life to live").

Discos como este se escuchan con disfrute, sabemos que la reinvención de sonidos tan lejanos tiene su riesgo, pero es que los colegas tienen en su pedigrí la solvencia y las tablas para emocionarnos y hacernos bailar. Garaje de la casa como "Miss muerte", o himnos decadentes de rock del desierto, como "The Youngest profession", se unen junto a ese clásico de Sonics, "Cinderella", de esos que levantan a un muerto.

La más punk del lote es "Pony dress" , y "The wedding dice" es otra vitamínica aportación de ritmo y demolición. Para el final, los trece minutos de "Ghost cave lament", un largo lamento decadente, psicodélico, tenso, vivo, total.

The Flesh Eaters. Rock en estado puro, Sin aditivos, sin filtraciones, sin peroratas insulsas. Directo y contundente. Seguimos tachando días del almanaque....