jueves, 31 de octubre de 2019

THE SAINTS. "Imperious delirium" (2006)


"Imperious delirium" fue el disco número 13 en la carrera de esta seminal banda de punk y garaje venida de Australia y el para mi gusto mejor disco. El grupo de Chris Bailey empieza con un pepinazo del calibre de "Drunk in Babylon", para a partir de "Declare war" introducirnos en una escalada provechosa de power pop melódico, medios tiempos que arrebatan con un buen cargamento de melodías para hipnotizar.

Vaya sonido que se gastaban The Saints. Acompañando a Bailey nos encontramos a Peter Wikilson a la batería y Casper Wijnberg al bajo. Les basta para componer todo un tratado de canciones que se defienden ellas solas,  delicatesen para paladares finos y guerreros.

"Trocadero" en un himno por los cuatro costados, suciedad limpia en el sonido, Bailey cantando como siempre, melodías y más melodías para degustar con placer y fruición. En "Je fuckin t'aime" nos recuerdan a los The Saints de toda la vida para de nuevo con "Other side of the world" hacer que caigamos rendidos sin contemplaciones a ese abanico de emociones gratas que nos provocan.

Y la fiesta continua con la rutilante "So close" un manual perfecto de pop rock perfecto, con atributos de grandeza, confirmando el gran nivel que tenía el combo por esos años. Vaya gozada. Silbo como un poseso con los primeros compases de "Getting away with muerder" y mi regocijo va en aumento cuando sale disparado del altavoz "Drowling" la más punk del todo el lote, pura adrenalina.

Casi poniendo el punto final, otro hachazo brutal, "Learning to crawl", otro pegadizo invento para flipar con aspavientos y que da la voz a la última de este gran trabajo, "War of independence" es el epílogo de este desenlace que te hace pedir más, volver atrás y empezar desde el principio. Total.


martes, 29 de octubre de 2019

KONK. "The sound of Konk" (2004)


New York a principios de los 80 era un hervidero donde se forjó un estilo que nació como una respuesta a la new wave, la no wave. Bush Tetras, The Lounge Lizards, Mars, James Chance, o ESG, nacieron como una estimulante apuesta repleta de sugestivos sonidos que iban del puro ruidismo a una elegante ejecución como el caso de Konk, de la música disco, el afrobeat o el hip hop.

El sello Soul Jazz sacó este imprescindible recopilatorio que hace que desde suena la primera canción "Baby Dee" con ese bajo funk y esos vientos endiablados, no dejes de moverte, de danzar como un auténtico poseso. Giordie Gillispie se encargaba de la percusión, aompañados por una potente banda donde destacaba la trompeta de Shannon Dawson, y el que fuera el primer bateria de Sonic Youth, Richard Edson.

Qué mas se puede pedir. Solo gozar y llevarte por los sonidos que abrasan y seducen a ritmos de un score frenéticos de cine negro, "Elephant", o con aires africanos contaminando el club ("Soka, Loka, Moki").

Tan solo imaginar lo que pudiera ser un concierto suyo te echas a temblar. "Love attack" es sugerente, rítmica, una amalgama de presión y magia festiva y en "Konk party" la mejor de este recopilatario, oimos a toda la banda al unísono vacilando, llamando a bailar en castellano, revolución en las calles de fuego y sudor.

"Your life" es eléctronica y guasona y "Alien Jam", parece sacada de un caja de danza tormentosa y posesa. Como "Machina jam", otro enjambre vacilón para sumergirte en hielo de alta temperatura y gozar sin parar.

Estuvieron activos hasta 1988 sobre todo sacando singles para romper pistas. Agradecemos pues a Soul Jazz,la recuperación de unos sonidos que deberían levantar a un muerto. Puro festival.


domingo, 27 de octubre de 2019

THE PSYCHEDELIC FURS. "Talk, talk, talk" (1981)


Hace una semana tuvimos la enorme fortuna de introducirnos en un bucle del tiempo, en un viaje a un pasado, que como todos los ayeres, nunca volverán. Ver a unas de las bandas preferidas de los 80, ahora casi funesto el 2019 y salir de la sala con una corriente frenética de felicidad, no pasa todos los días.

Los mismos colegas que hace 30 años asistimos cada mes a 2 o 3 conciertos, coincidimos para rememorar que el espiritu sigue estando joven y activo. Y que mejor que Richard Butler, su hermano y sus compinches para repartirnos rocío de intensidad y melancolía, post punk de ese que nunca fue demasiado oscuro, y si lleno de guiños a Bowie. Una noche memorable, de esas que se enmarcan, donde como una secta alegre coincidimos con otros pasajeros de la melancolía. Los mismos gustos, las mismas añoranzas, las mismas cabezas despejadas de cabello, el mismo corazón ardiente....

"Talk, talk, talk", fue el segundo disco del grupo tran su álbum homónimo, y comienza con "Dumb waiters" , guitarras saturadas, la voz rota de Richard, el saxo pergeñando peligro... Pedazo de inicio. Si con su primer trabajo ya lograron hacerse un hueco, fue este "Talk, talk, talk", lo que les sirvió de trampolín para los que serian los mejores trabajo de su carrera: "Mirror moves" y "Forever now".

Después, el pelotazo, uno de los más grandes maremotos de su fructífera carrera "Pretty in pink", que también sirvió para decorar la película con el mismo nombre. Se te erizan los pelos con este hit que habremos danzando un millón de veces, mirando el espejo, viendo como cada año éste se llena de ralladuras llamadas arrugas. Sin aliento que te quedas. Un motín de feroz emoción, un catarsis para volar y reír.

"I wanna sleep with you" es agitada y nerviosa, y la parada en la 4ª fonda a la derecha, otra de mis favoritas, "No tears", lírica hasta respirar cielos, bendecida por el fraseo de Butler que se come el aire con sus palabras, que entrega una de sus composiciones más inspiradas. Gozar y gozar.

En "Mr. Jones", aparecen los Psychedelic más post punk, agitados y enarbolando el negro y la potencia a niveles de distorsión total. Maquiavélicas estas pieles siempre bendecidas por colores de esos que remueven los sentidos. "Into you like a train", se podría radiar mil veces sin cansarte jamás; estribillo perfecto, sintonización total de unos músicos que logran elevarse ("It goes on" esta cortada por los mismos patrones de festejo continuo).

Después llega "All of this and nothing", la más Bowie de "Talk, talk, Talk" para al final con "She is mine", subirnos a una nube de esas que pasa cuando las viene en gana para rodearnos con suavidad, y dulzura. Ahora la estoy escuchando y cuando a terminado me he rendido y he vuelto de nuevo con ella, al comienzo, para empezar, para sentir como se mueven los latidos cuando Richard canta y el saxo repta por una calle con números marcados de juventud bendita, palabra que debería acompañarnos hasta el fin de nuestros días. Sin palabras.

Cuanto terminamos el concierto nos abrazamos y comentamos el momento mágico que habíamos vivido. Engañar a las agujas del calendario vital de los año, embriagarnos como cuando tomamos al asalto las noches con nuestras salidas, hermanados en la batalla de los nobles sentimientos.... Se acaba otra vez "She is mine", la vuelvo a poner, sonrío, estoy feliz de por momentos haber saboteado la dictadura del tiempo.


viernes, 25 de octubre de 2019

THE NEW YEAR. "Snow" (2017)


Es una pena que "Snow" no sea como la primera canción que abre el trabajo de The New Year, tras 9 años de ausencia. "Mayday" te arrebata desde que empieza a sonar con su tristeza entumecida, con su slowcore de flores funestas. Y digo que es una pena, porque el resto del trabajo quitando alguna excepción es algo anodino.

La banda de los hermanos Kadane (antes Bedhead), dejó por el camino poderosos y monumentales discos, "Newness Ends" (2001) o "The New Year" (2008), repletos de electricidad y drama, de guitarras que envolvían pena, baluartes de la música lenta, slowcore como sólo Codeine supo hacerlo.

Sin embargo, este "Snow", como la canción que titula el Lp, tiene demasiado relleno, demasiada apatía donde antes había furia. Tampoco levantan el vuelo con la excesivamente monótona "Homebody", donde se echa de menos las corrientes tormentosas de antaño.

"Recent history" recupera el impetú que no deberían haber abandonado. Son únicos cuando se proponen construir postales de tonos ocres, con melodías que rompen aguaceros. En "The last fall" vuelven a la línea general de "Snow", folk sin demasiada alma, y los cinco minutos de "Myths" parecen que iban a ser algo más de lo que el principio del tema intuye.

Nos adentramos en "The Party's over" y vuelven a aparecer los The New Year que más nos gustan. Corrosivos y agitadores desde la calma más chicha. Así funciona el rocío que se desprende de un arpegio solitario.

"The beast" también resiste el frío de la apatía, se resuelve con atino con sus sombras y luces, con ese sonido caracteristicos de la guitarra que los Kadane saben regalarnos, en medio de un motín de palabras que salen disparadas sin fin. Para terminar "Dead on alive", otra piedra en el camino que no logra convencer.

Lo dicho, el trabajo más flojo de su carrera incluyendo Bedhead. Tras tanto tiempo en barbecho, uno esperaba algo más de estos malabaristas del slowcore.



miércoles, 23 de octubre de 2019

ENRIC MONTEFUSCO. "Diagonal" (2019)


Montefusco empieza este solvente trabajo con la mejor canción del disco, "Quien abre camino", un buen reguero de fanfarrias entre estrabismos de distorsión, mientras él, como buen juglar, nos da el condimento necesario para lo que viene después.

Y es que el que fuera cantante de Standstill se ha marcado un soberbio trabajo repleto de calidad, tomando a la avenida de su ciudad, Barcelona, como eje principal donde esparcir su folk y sus letras a los cuatros vientos ("Himno de Europa").

En "Diagonal" hay salmos que te dejan bocabierto por su lírica estrangulada, como esa vesanía triste que es "Bienvenido", o la que titula el cd describiendo los adoquines del sentir, los semáforos siempre en ámbar, las cosas de las vida.

Otro de los puntos fuertes del disco es "Hermosa España" donde se mete a saco contra todo lo gris que tenemos en este país a ritmo de música cirquense, trompetas, acidez en las palabras, solemnidad y claridad, verdades como puños.

"La reconquista" es otra triste canción donde se huele a Barcelona por todos los costados, artificios que funcionan en una tranquila tonada que entronca con algunos momentos sosegados de los últimos Standstills. Arreglos por doquier, costumbrismo del bueno, ("Por favor"), todo discurre como un vaho que se difumina mientras siguen las canciones latidos.

Y casi al final, "Sombra de tu luz", otro canto de esos que te atrapa en un torbellino encantador. Dulzura, susurros, vientos, cielos, ternura. Después de "Meridiana", "Diagonal" viene para hacerse un hueco de lirios, de estrofas que te hechizan, de buenas canciones.


lunes, 21 de octubre de 2019

THE MAGNOLIAS. "Better late than never" (2007)


Qué grandes que fueron The Magnolias. Empezaron a mediados de los 80, pero fue en los 90 con ese petardazo que se llamó "Off the hook", (1992), cuando caímos rendidos ante esta banda que militaba en el power pop más airado con buenas melodías y espíritu punk.

El grupo terminó su andadura en 1997, con "Street date tuesday", aunque en 2011 volvieron sin mucho que reseñar con "Pop the lock". "Better late than never" es un conjunto de 13 demos donde vemos la parte más salvaje del grupo

Desde la iniciales "Even without you" y "Easy to forget", pasando por el surf de "Duel", es cuando nos paramos en la cuarta, ese clásico inmediato que fue "Time bomb", donde ya no puedes parar de danzar como un poseso. Himno de nuestra generación, los cincuentenos de hoy, que  nos entregamos con furor a los temas que nos hacían alegrar y perder el sentido. Vaya pasada.

Me sigue encantando volver a escuchar tonadas como "Trashbin" tirando más de power pop, siempre airado y feliz. Punks de corazones de primavera parecen en "Tear up this town", otro referente del combo, para en "Don't pack it in" quizás la mejor de su carrera, vitorear por todos los aires este festival de guitarrazos y buenas melodías.

Sucios suenan en directo en "Torture yours", y sin tiempo para respirar nos ceden ese vendaval que se llama "Favorita", pop que parece salido de un esputo de rabia. Volvemos a la catarsis de los sonidos sobre el escenario con "Where do you go", para con "Another" levantar los puños hacia los cielos y blasfemar contra todos los putos males del orbe.

The Magnolias, un placer volver a rescatarlos, un gusto esta fábrica de guitarrazos y buen rollo que transmitían desde sus inicios. Con ellos, era imposible aburrirte.


viernes, 18 de octubre de 2019

UZEDA. "Quocumque Jeceris Stabit (2019)


Dinamita. Pura dinamita lo que te encuentras en este disco con titulo en latín. Los sicilianos Uzeda llevaban desde el 2006 parados en dique seco, año en el que sacaron el despampanante "Stella". Ahora, de nuevo de la mano de Steve Albini,que dirige desde sus estudios atómicos el sonido del grupo, nos regalan el que quizás sea uno de los discos del año.

Suena  "Soap", con la voz siempre rota y penetrante de Giovanna Cacciola acompañada de una base rítmica de esas que da miedo, y parece que encontremos una versión actualizada de Shellac. Porque esta media hora te pide volumen brutal, no resistir ante el envite de sonido que sale por los altavoces. Música cruda, directa, con el batería echando fuego y las guitarras repletas de aristas ("Deep blue sea").

Una de mis canciones de 2019 es "Mistakes"; con una melodía extraña y triste que se te clava mientras el grupo empieza a aullar dolor y devastación. Cada vez que la escucho más me alucina. Una maravilla que te noquea y te apabulla.

Media hora les basta para corrompernos con su agitación crucial y expansiva, con sus truenos tan bien dirigidos por Albini desde la sombra. Y es que no me canso de dar al play. Y eso, en estos tiempos que corren, es una buena noticia.

"Speaker's corner" sigue la misma senda de intensidad del resto de tracks. Provocan calor, calentura, maestros en la confección de lineas de distorsión que vomitan infiernos e infartos. "Nothing but the stars" es otra golpe en la cara; el bajo espumeando, Cacciola expandiendo su garganta hasta el límite, rubor y fantasía o como en "Red", dulzura que encandila, frases que te enternecen antes de gritar.

"Blind" es otro artefacto que muta y te electrifica, otro portento de como seguir al dictado las enseñanzas de Shellac añadiendo más rabia y más dolor aun que el original. Sobresaliente de principio a fin. Para terminar, "The Preacher's tale" el punto y final de un disco de esos que no se olvidan. Adrenalina y energía. No debes de perdértelo.


martes, 15 de octubre de 2019

BRENDAN BENSON. "Lapalco" (2002)


Brendan Benson, el ex.Raconteurs, lanzó al mercado este segundo disco llamado "Lapalco"; donde se ve desde que se inicia con "Tiny sparks" sus preferencias por los sonidos añejos, por un power pop de baja intensidad, guiñando un ojo a los Beatles y el otro llenando vagones de pop amable.

Canciones como "Metarie", calma chicha entre cuerdas de guitarras folk, que da paso a "Folk singer" donde tira más de distorsión indie para encabritarse con moderación. Porque "Lapalco" suena pulcro, sencillo, repleto de coletazos de esencia rock ("Life in the D").

Aparece el power pop con la vitamínica "Good to me", para de repente izar de nuevo la bandera de sonidos setenteros, casi new wave con la curiosa "You're quiet". "What" otro trallazo de guitarras que se pulen entre el temblor de la voz de Benson para en "Eventually" volver a su lado más psicodélico.

Nunca me gustaron mucho Raconteurs, pero la carrera en solitario de Benson tiene la gracia de servirnos un té de buenas canciones, sin pretensiones, sólo el interés de una furia contenida, con alegrías que te dejan llevar ("I''m easy").

Pop de toda la vida en "Just like me" y el fantasma de Beatles en "Jet lag", certifican el buen rato que ns hacen pasar, con sus sintonía de colores brillantes, rubor y brillante galimatías.


domingo, 13 de octubre de 2019

THE FOR CARNATION. "Promised works" (1997)


Después de que la banda precursora junto a Codeine del slowcore, Slint, se disolviese en el aire como su leve música, haciendo que "Spiderland" fuese por el resto de los tiempos uno de esos discos que todos tenemos que recuperar, su líder Brian McMahan formó este grupo de un sólo disco, "The For Carnation", y con "Promised works", como una recopilación necesaria para completistas de la música del silencio.

Porque silencio es lo que nos regalan desde que ponemos el play y ponemos "Grace Beneath the pines", repleta de huecos donde perderse, de siseos que dan miedo. "How i beat the devil" se envalentona con sus guitarras que vaguean entre el post rock y la sincronización de la angustia.

Una pasada poder dormir la siesta con "Get and stay get march", o envolverte en una hoja de nube cuando el bajo y la voz de Brian nos llevan de la mano a un lago donde los ahogados reclaman alguna flor perdida o una lágrima casual ("On the swing").

Suben el listón y el volumen con "I wear the gold", para volver a un folk neblinoso de esos que te hacen perder el sentido con la impactante "Lymr, Marshmallow". "Winter lair" es bromuro de eso que te seda el alma y "Salo" es inquieta, reptante, para soñar mientras te pasas la noche en vela.

Termina este viaje por la niebla con "Preparing to receive you", otro maremoto de sinfonías de vacío para llenar tu alma de aire negro. Que pena que no tuvieran más continuidad. Nos queda la morfina de su música para entumecer rabias, para gritar en silencio.


sábado, 12 de octubre de 2019

TROPICAL FUCK STORM. "Braindops" (2019)


El segundo disco de Tropical Fuck Storm, del grupo del que fuera lider de The Drones. Gareth Liddlard es aun más caótico e impactante que su primera interesante primera obra. Sólo con guiarnos por la portada del cd, te puedes imaginar la hecatombe sónica que te asola cuando empieza a sonar ese primer himno que se llama "Paradise", una bocanada de ternura que acaba siendo todo un maremoto de noise que te avasalla y derrota.

Porque lo que más te impacta de Tropical Fuck Storm es la ralladura de estilos que hacen acopio para atrincherarse en una densa y espectacular falla de sonoridades que te dejan sin aliento. Fiona Kitschin, también voz y al bajo junto Lauren Hammel (batería) y Erica Dunn a la guitarra y teclados, forman la potente banda repleta de seísmos y elucubración.

"The planet of straw men" tira de post punk trotón y medio funk para que en "Who's my eugene?" Fiona ejerza de una seguidora fanática del universo musical de Deerhoof, a su manera, claro está. Imposible aburrirse en "Braindops". Y eso que el lp tarda en profundizar en tus sentidos, pero a la 3 o 4 escucha ya te puede y te convence.

Se pasan a la electrónica lunática con "The happiest guy around"  o como encontrarse con una versión de psiquiátrico de B'52 S. Un punto vamos. Dentro de este enorme caos, me quedo con las que van de tranqui pero tienen peligro como la emocional "Maria 62", mi preferida de todo el lote, con ese aire de tristeza que impregna cada nota.

La que titula el álbum es otra vacilada rompe pistas del desquicie para el cerebro y en "Aspirin" nos seducen con sus medios tiempos. Sigue el crisol de estilos con la lisérgica "Desert sand of venus", un galimatías para volar que da pie para el ocaso total con "Maria 63", punto y final  a un disco que se disfruta plenamente. Desde Australia con furia, estremecimiento, sudor, bucolismo, saber estar. 


miércoles, 9 de octubre de 2019

MARC ALMOND. "Open all night" (1999)


Que buen disco se sacó de la chistera el ex-Soft Cell Marc Almond. Este "Open al night" es un cabaret sónico de esos que tan bien sabe construir Almond, repleto de lentejuelas, de neones que parpadean, de luces siempre bien agradecidas.

Nada más que empieza el disco con la decadente "Night & Dark", lenta y sinuosa, acompañado por Neal Whitmore, te das cuenta del buen estado compositivo de Marc en esos años. La electrónica de baja intensidad aparece en "Bedroom shrin", escueta y glamurosa, y las cuerdas de la melancolía se expanden por la sala cuando suena la colosal "Tragedy(take a look and see).

"Open all night" esta repleto de ecos de trip hop, como la flamante "Almost diamonds", con su aire barroco que maravilla y perfora, y vaciladas futuristas como "Scarlet bedroom". En "My love" trafica con sonidos de seda para volver en "Heart in velvet" a un glamuroso y continuado frenesí acariciador.

Siouxsie hace su aparición de forma majestuosa en "Threat of love" para dar paso a "Sleepwalker" otro pedazo de acumulación de cielos que se amontonan en las entrañas de una sala cada vez más intoxicada por el embriagamiento de Almond.

Termina el cd a lo grande con el soul tranquilo de "Midnight soul", otro pedazo de joya sonora para percutir con suavidad en los túneles de tus oídos. Como siempre, Almond siempre ofreciendo suculencias para el sentir.


lunes, 7 de octubre de 2019

TH' FAITH HEALERS. "L" (1992)




Recuerdo que me encontre con Th' Faith Healers de casualidad, uno de esos días en los lejanos 90, que salía de caza de discos. No los conocía. Me encontré con "Lido", la portada del que fue su primer disco (tuvieron una existencia corta, solo nos regalaron otro pelotazo más "Imaginary friend") y me aventuré con ellos. Flipé desde la primera canción. Bestias, melódicos, shoegazing y noise jugando a las cartas con frenesí.

"L", fue una recopilacción de eps que sacaron durante 1992, y la verdad es que desde que empieza a sonar la brutal y distorsionadora "Pop song", no puedes dejas de moverte sin parar. Los ingleses que tuvieron una corta y efímera existencia dejaron demasiadas buenas sensaciones como para que les olvidemos.

Tuvieron la mala pata que en esos años el nivel musical del momento hiciera que pasase desapercibidas bandas como ellos, pero la verdad es el talento que atesoraban se puede atestiguar cuando te enganchas con violencias sonoras como "Delores" y esos diez minutos de ralladura que se concentran en "Slag".

Y cuando suena el principio de "Reptile smile", con ese sonido de guitarras crujiendo mientras Roxanne Stephans con su dulzura venenosa nos empozoña los oidos, sientes que quieres que esto no se pare.

"Lovely" es shoegazing para corazones de lija y "Gorgeous blues flower in my garden" aparece como un himno de esos repleto de volumen brutal pero siempre con rocío melódico. Termina el asalto otra apisonadora, "Not a god", otra catarsis de feedback sin aditivos, pura energía, solemne y radiante.

Th'Faith Healers, quien aun no los conozca, que se haga con su música, vitamina para el espíritu, sensaciones fuertes, tensión asegurada. Los 90.....

jueves, 3 de octubre de 2019

GOD. "Possession" (1992)


He intentando no perder por el camino ningún proyecto del que fuera el lider de Godflesh, Justin Broadrick. Y digo intentar porque es tarea casi imposible rastrear todos los trabajos y grupos donde ha introducido su veneno. Napalm Death, Jesu, Techno Animal, Scorn, son solo algunas de las bandas donde Broadrick ha puesto su granito de arena para conseguir que la música industrial, el post metal o la electrónica más mutante, se abrieran las venas en una danza de frenesí cautivador.

God, tuvo este grandioso disco y "The Anatomy of Addiction" (1994), a parte de dos directos , como señuelos para vibrar con el hipnótico mensaje que Justin nos manda. Me quedo con este cd, un pedazo de boomerang, donde el saxo de Kevin Martin, ("Fucked" son diez minutos de una tranquilidad endemoniada) ejecuta salmos y ensambla un poderoso sonido que crea adicción. Jazz libre, turbulencias y pus, todo junto mientras Broadrick grita como un poseso.

John Zorn también hace su acto de aparición en "God", en temas como "Return to hell", minimalismo denso y acariciador, rugoso ensalmo caótico que provoca fiebre y te desarma. Total. "Soul fire" es mi favorita, engancha por su ritmo desquiciado, con sus programaciones efectivas, metal infeccioso en coma, pura adrenalina.

"Hate medication" te subyuga por su dub apocalíptico y ese desquiciado saxo punk que aparece y desaparece coagulando ruido, expandiendo el peligro a cada paso. Peligro que en "Lord I'm on my way" se convierte en un delirio malsano.

Los 16 minutos de "Love" se pasan en un suspiro, para terminar este festival de murmullos peligrosos con "Black Jesus", el perfecto punto final de un disco que sobrecoge, que aulla, que te ralla, que como todos los que firma Broadrick, tiene la certeza de la necesaria transgresión.


martes, 1 de octubre de 2019

RESERVA ESPIRITUAL DE OCCIDENTE. "El Cristo de la Atlántida (Kali Yuga)" (2019)


"El Cristo de la Atlántida (Kali Yuga)", es uno de los discos más arriesgados que se ha hecho por estos lares. Riesgo que mira a francotiradores como Coil, Current 93, Death in June o Swans. Svali y Wences Lamas han erigido un monumental trabajo donde domina la extrañeza, la delicadeza esotérica, el mal rollo con voces que nacen de plegarias monstruosas.

En este su tercer trabajo, desde que se inicia el disco con "Atalaya", la Reserva Espiritual de Occidente nos reta a seguir con ellos por caminos donde es fácil encontrarte a la decadencia en forma de fauno en un bosque donde el peligro te incita a la rebelión. Los diez minutos de "Ensalmo" te pone los pelos de punta; una misa negra donde la voz de Svali te lleva desde el desgarro hacia laberintos de cieno, hacia ocasos que deslumbran y matan. Distorsiones, abruptos, lamentos, una maravilla brutal. Dejarse llevar....

"Cruz de un niño" es gótica con soflamas y guitarras que se arman en minutos con munición de versos que condenan la claridad. Toda una declaración de intenciones, toda una proeza que te deja boquiabierto.

"Vía húmeda" y "Aquí manda Dios", sirven como antesala para otro rayo partido, otra luz que se vislumbra entre los nenufares imaginarios que residen en un lago de transparencias inmundas: "Ansia fiera", Swans con fanfarrias, troupe de malditos que hacen sonar sus goznes mientras con delicadeza te mandan mensajes de ojos siempre cerrados.

En "Torre de Hércules" te hipnotizan, te revientan con su catarsis inflamada, con su pócima de electricidad malnana. Un jolgorio para los que nos gusta la divina Oscuridad. Oscuridad que en "Obtención de sabiduria" se convierte en un misal tenebroso para que no puedas dormir tranquilo.

Para terminar, "Últimas palabras" nos regala otra buena ración de minutos para hacerte pensar, para que germine en ti la incomodidad. Gran disco de una banda rara avis que ójala nos sigan dando tan buenas razones para la insurección.