Siempre he sentido una especial debilidad por este músico escocés. Desde que inicio su carrera en solitario fuera de los Commotions, sobre todo con la escucha de ese portento de disco que fue donde empezó su carrera en solitario ("Lloyd Cole" de 1990), no me he perdido ninguno de sus trabajos, todos ellos gratificantes y repletos de buenas canciones.
"Guesswork", fue su undécimo trabajo, y no podía empezar mejor, con unas de esas tonadas delicadas y tiernas que tan bien sabe construir con esa pedazo de voz que siempre arrebata ("The over under"). "Gueswork" es un álbum donde predominan los sonidos electrónicos ("Night sweats"), siempre al servicio del lirismo avasallador que caracteriza a Lloyd.
Hasta el pop electrificado que suena a puro 80, bisoño y sin ningún rubor ("Violins"), te arrebata desde la primera escucha. Pero cuando más impacto tiene es cuando te mece en esos mares de tranquilidad, y que tiene a "Remains" como maravilloso ejemplo.
Grande Cole, no duda en confeccionar como quien no quiera la cosa singles para llevarlos como susurros, como ese pedazo de canción llamada "The afterlife", repleta de sintetizadores con alma poética.
"Moments and whatnot" suena casi como unos Kraftwerk con alma pop y el remate final con "The loudness wars", viene a confirmar que haga lo que haga el bueno de Cole, siempre da en el clavo. Exquisito lo suyo.