Reconozco que mi etapa favorita de Los Enemigos es la de los 90. Discos como "Gas", (1996) o "Tras el último no va nadie" (1994), formaron parte por muchos factores, de mi banda sonora personal de aquellos lejanos tiempos. Y por su puesto ese dueto compuesto por "La vida mata" (1990) y "La cuenta atrás" (1991), producciones que fueron las que me acercaron a la banda de Josele Santiago.
Sin embargo sus dos primeros discos, "Ferpectamente" (1986), y este "Un tio cabal", y no sabiendo bien porque, siempre los he ido relegando a un tercer grupo donde ubico el resto de su discografia. El caso es que "Un tio cabal" merece recuperarlo y volver a votar con canciones como "Sanchidrian".
Fino Oyonarte entra en el grupo sustituyendo a Michi González al bajo, y hasta el Reverendo aparece por aquí para darle sentido a las teclas. El disco posee temas redondos repletos de blues y rock, como "Soy un ser humano" y vaciles de esos que perduran a traves de los años como la vibrante "Boquerón".
De guasa y coña te llenas con "No protejas tu medio", para en "Que bien me lo paso" toparnos con Los Enemigos más bluseros que te puedas imaginar. Mi favorita, "Yo, el Rey", un himno de Los Enemigos. Como "Septiembre" y otra ristra de temas que perduran en nuestra psique, en nuestro insconciente colectivo, formado por ese puzzle necesario de piezas para enderezar nuestro cansado cerebro.
Flipas con el rock eléctrico de "John Wayne" y con la letras y música de "No amanece en Bouzas?". En definitiva la máquina ya estaba a punto. Ese Cadillac de barrio herrumbroso ya estaba listo, preparado para regalarnos el sonido que durante tantos momentos tuvimos en nuestra vida como pantalla acústica de alegrías y edades. Grandes Los Enemigos.