"The Talkies", fue el segundo disco de esta banda que ahora se llama Gilla Band, y como toda su producción es pura angustia hecha ruido, un bendito galimatías de espasmos que te seducen, que te hipnotizan, que hieren y te seducen ("Going Norway" es lo más cercano que han hecho a un hit, y se parece a una bomba nuclear).
Todo lo que tocan estos chicos se convierte en extremo, en ritmos rotos, que nacen del post punk, pero que lo dejan atrás, porque lo suyo es otra cosa, es no wave para tiempos modernos ("Shoulderblades"), son sonoridades que tienen tantas rugosidades que no puedes más que plantearte su escucha recurriendo a la paciencia o las sacudidas inmediatas que producen.("Couch combover").
"Aibohphobia" es decadencia convertida en mantra que no se acaba y los seis minutos de "Salmon of knowledge" son toda una incitación a pasarte una buena tarde escuchando toda la necesaria discografía de estos jóvenes del caos.
"Akineton" y "Amygdala", son la antesala del plato fuerte. "Caveat" y sus trucos tecnológicos para seducirnos desde el minuto 1 y entrar de lleno con la sierra eléctrica de "Laggard" es una lugar donde la distorsión es un arma para matar silencios.
La más larga, "Prefab castle", casi ocho minutos sincronizados de lujuria sónica, de expansión y detonación. Girl Band o Gilla Band, es igual, lo suyo es único, peligroso, y necesario.