El decimo álbum del trio de Boston, tras su reciente concierto por Madrid, viene a confirmar la buena salud de un grupo que no se casa con ningún estilo, que se mueve entre los espasmos del mathrock, ("Its comes closer"), y que parece otras veces acercarse a los malabarismos sónicos de los últimos King Crimson ("Loops").
Usando los efectos más que nunca, el sonido de Pile gana enteros en su versión en directo, aunque para nada te puedes quitar de la cabeza ese sonido ponzoñoso que navega en una extraña dulzura ("Gardening hours").
La voz de Rick Maguire sigue siendo un eco extraño que se deforma y se dilata, que vive entre espasmos ("Link arms"), o se reviste de dureza, acompañada de una catarsis siempre controlada como vemos en "Blood". Hay veces que porque no, suenan a una versión underground de Radiohead ("Lowered rainbow"), para en otras entrometerse entre pinceladas de angustiosos ritmos que parecen salir de un silencio extraño ("Forgetting").
"Poisons" es extraña, casi experimental, y "Nude with a suitcase" es otra sacudida de un mar eléctrico que da paso al final con "Neon gray". Poderoso disco que requiere bastantes escuchas, y su visionado en directo para captar las capacidades reales de un grupo que ha sabido forjarse un sonido único.
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