miércoles, 30 de noviembre de 2022

INTERPOL. "The other side of make-believe" (2022)

 


Una sombra de lo que fueron. Escucho este anodino "The other side of make-believe", me pongo después "Turn on the bright light" y me pregunto que rayos ha pasado para que se haya evaporado de una forma tan evidente la magia de una de las formaciones punteras de post punk de la última época. 

Cada disco que sacan es peor que el anterior ("Marauder" ya empezaba a hastiar), y este último, desde que empieza a sonar la superficial "Toni", cuesta paciencia acabarle, encontrar algo positivo a una procesión de apatía tan enorme.

Y eso que la cosa parece empezar bien con "Fables", casi única canción salvable del lp, emotiva, nostálgica, como en los viejos tiempos. ¿Y luego? "Into the night" es una sucesión de ritmos sin gracias, sosa hasta la perpetuidad, y "Mr.Credit", parece que quería ir para himno pero se queda en un conato que no consigue que le prestemos atención.

Superados por goleada por muchas bandas que vinieron después que ellos (Protomartyr, Dry Cleaning, Horsegirl, Squid,  por citar sólo algunas), la música actual de Interpol define el estado actual de un combo que ha perdido la magia ("Something changed"), que vaga perdido militando en una duda sonora continua ("Renegade hearts"). 

"Greenwich" es más de lo mismo. Así hasta el final con "Go easy (Palermo)".  Ni guitarras afiladas, ni melodías que te hechicen, ni oscuridad que pueda aupar a una formación que visto lo visto, deberían plantearse si merece la pena sacar a la luz un conjunto tan vago de canciones. Lo dicho, para olvidar. 



lunes, 28 de noviembre de 2022

ENABLERS. "Some gift" (2022)

 


Los de San Francisco lo han vuelto por todo lo grande. Después de dos años de la edición de "Pigeon diaries", vuelven con toda la fuerza del mundo, con el verbo afilado de su poeta-cantante Pete Simonelli, que desde que empieza el cd con "Phone blows up", no para de darnos motivos para engancharnos a su música. 

Acompañado por unos músicos competentes (entre ellos Joe Goldring que estuvo en Swans), las canciones de Enablers te llevan de la mano desde un slowcore comatoso como ""Beam", hasta confines donde es fácil perderse en la densa bruma de la desolación instrumental ("The stink of purity"). 

A veces Simonelli se las da de predicador ("Suburban death march"), pero lo suyo son las palabras que fluyen como cuchillos entre melodías brumosas como "And other oddities of the brain", o secuencias que casi recuerdan a Swans ("Monkey to man"). 

Pero lo que más predomina en la reflexión, los tiempos de baja intensidad, la especulación instrumental ("The scythe"). Todo para que el viaje siga a la deriva, porque así es la mejor manera de no llegar a ningún lado ("Willard to Kurtz"). 

Para terminar, un himno apocalíptico para definir los tiempos que vivimos ("Year of the dog"). Pura munición para estos tiempos negros, la música de Enablers deja huella sin duda. Una rareza, una extravagancia, una necesaria locura. 



sábado, 26 de noviembre de 2022

PERE UBU. "Why i hate women" (2006)

 


"Why i hate women" fue el primer disco de Pere Ubu (número 13 en su carrera) que sólo contó con David Thomas como miembro original de un grupo que a pesar de las deserciones se nos muestra en este disco tan angulosos y necesarios como siempre. 

Disco donde Thomas da rienda a su afición por la novela negra, y donde en lo musical nos encontramos desde el principio con ese pepinazo de post punk llamado ""Two girls (one bar)" para iniciar  un conjunto de canciones que conforman de lo mejor de la carrera de un combo que siempre será reconocido por la peculiar forma de cantar de su tenor orate. 

"Babylonian warehouses" es una perogrullada que roza la psicodelia, y "Blue velvet" se deja llevar por unos teclados que dan pie a un krautrock de bolsillo. Suenan rugosos y ariscos en "Caroleen", la más bruta del lote, para regalarnos en "Flames over Nebraska" un himno de esos de los que solo Pere Ubu saben fabricar. 

Mi favorita, la número 6, "Love song", lírica, hermosa y embaucadora a la vez, te entra de lleno a la primera escucha y no la podrás olvidar. "Stolen Cadillac" es marciana y "Mona" con ese bajo que domina todo el tema, es una maravilla que quieres que nunca se acabe. 

Y para terminar el veneno, "Texas overture" y su concatenación de ideas siempre al lado del artrock más transgresor. Y es que a Pere Ubu hay que tenerles en un altar. Con ellos todo puede pasar y es imposible el aburrimiento. 


miércoles, 23 de noviembre de 2022

THE CLEANERS FROM VENUS. "Going to England" (1987)

 


Pedazo banda los Cleaners. Una joya de esas destacada en el firmamento del indie británico, comandada por el irrepetible Martin Newell, quien es el culpable de que esta maravilla de banda tenga ese prestigio que le otorga los que tenemos la suerte de haber buceado con asiduidad en su larga discografía. 

Porque es tan larga y tan desconocida que es mejor llenarte poco a poco de sus sugerencias tan excitantes.  Y a parte de eso es que es fértil y hacedora de píldoras de tweet pop como son las dos iniciales de "Going to england", "Julie Profumo" y "Living with Victoria Grey". 

O ese inicio con los patos haciendo de introducción a esa melodía soberbia que nos encontramos en "Clara Bow". Y es que una banda que desde 1982 cuando sacaron su primer trabajo ("Midnight cleaners"), se han mantenido siempre a flote, merece nuestro reconocimiento y la recuperación necesaria de una larga colección de discos que no hay que perderse. 

Este que estamos hoy degustando fue el número 9 y está repleto de hits ("Follow the plough"), o "Armistice Day" y ese rutilante espejismo sónico embaucador. Me quito el sombrero ante ese medio funk que es "What's going on in your heart". Una gozada que se degusta con deleite. 

Porque aun no entiendo como una formación que hace cosas como "A mercury gilr" o esa apabullante "Illya Kuryakin looked at me" no haya salido de un anonimato tan inmerecido. Escuchar "Going to England" es alegrarte el día, es entrar en el laberinto de un grupo de esos que una vez que empiezas con ellos no puedes parar. Un deleite. 


domingo, 20 de noviembre de 2022

DRY CLEANING. "Stumpwork" (2022)

 


El presente es suyo. Y el futuro. Ya nos dejaron sin palabras con "New long leg" (2021), pero este "Stumpwork" lo supera por su amplitud sónica, por sus registros envolventes, y sobre todo por la manera en la que la voz de Florence Shaw predomina sobre todos los instrumentos ("Anna calls from the arctic").

Producidos de nuevo por el gran John Parish, suenan más arrebatadores que nunca en composiciones como "Kwenchy kups", post punk para melancólicos paseos sin nadie. Y luego esa capacidad para hacer hits inmediatos del calibre de "Gary Ashby" un torbellino de susurros que emocionan y te dejan sin palabras. Vaya punto. Sin duda de lo mejor del año este discazo. 

"Driver's story" con ese inicio con el bajo retador, sombría y efectista, un lamento de electricidad bajo presión. Como la oscura "Hot penny day" casi como una silueta de Siouxie dibujada sobre los escombros de una sonrisa. La que titula el cd es un pelotazo, un single demoledor, una proeza de melodía que repta y se antoja histórica. 

Luego nos sumergimos en las brumas de "No decent shoes for rain", donde las manos de Parish son más evidentes que nunca. Agitan la coctelera con "Don't press me" para hacernos recordar a The Sound en "Conservative hell". 

Ya en la parte final, "Liberty log" y "Icebergs" nos demuestra que esto no es un espejismo. Que el sonido de Dry Cleaning es inigualable, que han crecido una barbaridad en tan poco tiempo, que tienen algo que les define, que nos hace caer rendido ante ellos desde el minuto 1. Grandes, muy grandes. 


viernes, 18 de noviembre de 2022

CHOKEBORE. "Black black" (1998)

 

Chokebore eran de Honolulú, Hawai. Quien lo diría. Oyéndoles parecen que vienen de una estación invernal de tristeza, de un suspiro que no se apaga ("Speed of sound"). Dinamita lenta que entra a raudales por las tuberías de tu ensimismamiento, Chokebore fueron unos hacedores de música depresiva, de otoños imperecedeceros. 

"Never feel sorry again" estremece desde sus primeros compases, una reliquia de pena que soporta los pilares de la descomposición, batallando entre municiones de lamentos. A veces cogen carrerilla y se aceleran como comprobamos en "You and the sunshine of my life",  para en "Valentine", sumerguirnos en una espiral de suaves relatos de adioses. 

Tuvieron su punto fuerte con su anterior trabajo, "A taste for bitters" verdadero puzzle de himnos decadentes, y este "Black black", fue su continuación desde lugares con corazones tiznados ("Every move a pictures"). 

"Distress signals" destila furia por todos los costados y en "The perferct dale" componen una reliquia de salmos para no dormir en días. O "Where is the assassin" y ese calentura fría que provoca cuando la escuchas. 

Chokebore, garantía para días de lluvia y de ánimos noctámbulos. Lugar donde perderse solo a ratos. Tanto piano roto descorazona sin hay sobredosis de nieblas.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

ONEIDA. "The wedding" (2005)


 Después de ese enorme espectáculo que fue enfrentarse al que fuera el último disco de Oneida, "Success" (2022), uno andaba con ganas de más fiesta, y me he decidido por la escucha de este otro boomerang sónico llamado "The wedding". 

Hacía el disco número 7 de una carrera que empezó a finales de los 90 y que sigue dando buenos frutos. Porque este cd, como todos los de Oneida, cumplen con la función de edificar al oyente. Desde el inicio en plan de himno indie lento, "The eiger", pasando por ese pasote de kraut llamado "Lavender", los de Brooklyn elaboran una sinfonía de estridencias para que hacerte siempre sonreír. 

Se enroscan en la psicodelia ("Spirits"), y hasta hacen boutades que rozan el folk lisérgico como esa cafrada llamada "Run through my hair". Puro solomillo vuelta y vuelta. Pero cuando más me impresionan es cuando son más concretos, como en ese hit llamado "High life" donde parecen un combo indie. 

Canciones de combate ("You're drifting" parecen a The Clash última época), ruidos dispersos que son como olas que poco a poco te hipnotizan ("Charlemagne"), junto a esos festivales de disgresiones instrumentales como "Heavenly choir" o ese meteorito llamado "The Beginning is nigh". 

Lo dicho, con Oneida es uno incapaz de aburrirse. Aquí queda pues este artefacto de digestión ácida. 


domingo, 13 de noviembre de 2022

GILLA BAND. "Most normal" (2022)

 



Antes eran Girl Band. Ahora se hacen llamar Gilla Band. Es lo mismo como se llame, el peligro esta asegurado en su escucha. Abrir un disco con ese festival de ruidos  ("The Gum") que te hace bajar el volumen a las primeras de cambio, es todo un reto para los que quieran profundizar más en el mundo caótico de una banda que desestructura todo el armazón del post punk, para construir algo que nace de la anarquía y que te contagia sin remisión. 

Cuando te topas con temas como ese himno que casi parece una hit llamada "Eight fevers", te quedan ganas de no parar de danzar, en un frenesí continuo de bilis, de caos, hilo tras hilo de un ovillo donde se pueden ver huellas de The Fall ("Backwash"), pero siempre yendo un poco más lejos, demoliendo lo establecido, expulsando una millón de secuencias sonoras de ruido y más ruido. 

Gilla Band tiene algo que te reta. Que te seduce. Su discurso es de lo más radical que te puedes encontrar, sus modos son los márgenes de los márgenes, pero consiguen con su crudeza crear postales de un sonido que parece salido de un apocalipsis sin fin ("Gushie"). La escucha de "Most normal" es todo un tour de force de angustia, punk que se esparce por el aire, por los rincones de tu casa en forma de espasmos inauditos ("Bin liner fashion"). 

"The weirds" es un mantra industrial, una pulsión hacia lugares repletos de crudeza, de devastación, en una progresiva agitación de distorsiones áridas, de gritos de combate en un festín de pánico y caligrafía feroces. 

Mi favorita es "I was away", por esa retahíla de repetición, por esa colección indefinida de sonidos que espantan y a la vez te hipnotizan. Un puntazo vamos. Como "Almost soon" y ese vacile que se convierte en un exabrupto que no cesa, en un tobogán de ritmos rotos, de pasión por el paroxismo extremo. 

No hay respiro en la escucha de "Most normal". Aquí no te puedes quedar parado, ni los nervios se te pueden calmar en algún momento. Todo llama a la sedición, a una incomodidad que necesita de tiempo de asimilación ("Post Ryan").

Sólo nos queda comprobar como en directo pueden llevar a cabo este experimento repleto de duelos al sol, una orgía desencadenada de música que requiere la aceptación de unas coordenadas que no se sujetan a nada establecido. Gilla Band o la consecuencia de ir más allá de lo conocido. 


jueves, 10 de noviembre de 2022

CHAVEZ. "Gone glimmering" (1995)

 


Chavez, una de mis bandas favoritas de los 90 (y hay tantas....). Tan solo necesitaron dos discos para con su indie rock con distorsión atemorizada, con sus melodías para nada reñidas con un empaque sónico de esos que dejan huella, dejaran una impronta de esas que se recuerda.

Si el inicio del cd es ya brutal con "Nailed to the blank spot", cuando te topas con "Break up your band!" ya solo te queda esperar que siga sonando este banquete sónico que no baja el nivel en ningún momento. "Gone glimmering" fue su entrada en el Olimpo del feedback corrosivo, de las canciones que miraban a grupos como Mission of Burma o Slint ("Laugh track"). 

Chavez, sólo escuchar su nombre es saber que vamos a flipar desde que empieza su trabajo hasta el final. Lo tenían todo y todo en su sitio. Sabían como empezar fabulando tranquilidad esquiva ("The ghost by the sea") para subir el volumen hacia una especie de catarsis de un indie que incide en penetrar en los agujeros celestiales de tus emociones ("Pentagram ring"). 

Y es que superar canciones del calibre de "Peeled out too late", casi emocore, es un trabajo complicado a día de hoy. Puro analgésico para el alma, pura munición para días difíciles. Vaya sonido. Adrenalina por vena cuando te cruzas con "The Flaming gong" o con ese arreón apoteósico del disco llamado "Relaxed fit". 

Han pasado los años, y sigo alucinando como cuando los descubrí. Lo de Chavez tiene mérito. Con tan poco bagaje discográfico, lo lejos que han llegado. Un puntazo. 



martes, 8 de noviembre de 2022

GRAHAN COXON. "Love travels at illegal speeds" (2006)

 


Ya disfrute de lo lindo con la escucha de "A+E" (2012), mi primera incursión en la carrera en solitario del guitarra de Blur, y este "Love travels at illegal speeds" empieza como un cañón con ese arreón de indie rock guitarrero que es "Standing on my own again". 

Los mismos artificios, la misma edificante alegría sonora en un disco, el sexto en solitario, donde el recuerdo a The Jam es más que evidente cuando te paras en temazos como "I can't look at your skin", o al el punk, porque es lo primero que se te viene a la cabeza cuando te topas con la desenfadada "Don't let your man know". 

Quitándose de encima la sombra de Blur, Coxon siempre ha conseguido componer canciones de esas que se te pegan a las primeras de cambio ("You & I"), junto a reflexiones más tranquilas como "Just a state of mind". Un puntazo "Gimme some love", y la energética "I don't wanna go out", un placer de furia desatada. 

Así transcurre todo "Love travels at illegal speeds". Sin tregua, con ocasionales apuntes que recuerdan a la banda madre ("Don't believe anything i say"), y otras con saludos desde el desparpajo y la fiesta como nos muestra en "Tell it like it is". 

Como un tiro suenan estos treces certeros disparos que nos regalan el aspecto más salvaje con añoranzas punk de un tipo que ha sabido hacerse un hueco fuera de Blur (ese frenesí de "What 's he got" y "You always let me down" ).  "Love travels al illegal speeds" , un bonito divertimiento. 


domingo, 6 de noviembre de 2022

CARSICK CARS. "Carsick Cars" (2007)

 


Noise Rock, indie rock desde China. Pues sí, con ese título podíamos titular la presentación de este grupo, que con este primer disco nos dejó a más de uno sin palabras. Hasta giraron por Europa con Sonic Youth, y claro, Moore y Gordon, tontos no son, y sabían del potencial de este grupo. 

Porque si te pones "Zhi yuan de ren" o "Gun", parece que estuvieses escuchando una versión muy particular de Pavement, con su toque melódico, sus veleidades de distorsión, y sobre todo una seria y gozosa actitud de romper fronteras y tabúes. Los de Beijing suenan como un trueno. 

Hacen hits instantáneos, repletos de arreones que te dejan KO como ese estilete corrosivo llamado "Mo Gu". Vaya sonido, vaya pedazo de sensación de juventud indómita que se respira. Te vacilan con estribillos que se te clavan al segundo ("Zhong nan hai"), y las enseñanzas de Sonic Youth están más que latentes en toda la escucha de este formidable trabajo. 

"Xiong Mao" es mi favorita, la tensión que crean, el paroxismo sónico que poco a poco va creciendo en un vendaval potente de rabia y urgencia demoledora, el espíritu de los 90 que vuelve como si nunca se hubiera marchado. 

Y los doce minutos con los que acaba este su primer trabajo con "Hui shou", viene a confirmar la formidable rúbrica musical de un grupo que ha transcendido fronteras, que se maneja a la perfección con esa tonelada furiosa de noise rock con pétalo de indie. 


viernes, 4 de noviembre de 2022

DEATHCRASH. "Return" (2022)


 Hacía tanto que no me topaba con un grupo que en la actualidad tenga al slowcore como banderín de enganche, como munición balsámica de silencios que hacen daño (el inicio del disco con "Sundown", no puede ser más clarificador de lo que deben Deathcrash a Codeine), que la escucha de "Return" me ha inundado de ese extraño goce que nace de la inquietud. 

Y es que acostumbrado a que los combos actuales que nos vienen de las islas se orienten hacia el post punk en sus diferentes formas, estos jóvenes londinenses prefieren postularse en barracones de guitarras que destilan melancolía, aunque tampoco desechan los arreones de guitarras que les acercan a la parte más incendiaria de Mogwai ("Unwind"). 

Pero prima la armonía en espacios tranquilos donde los suspiros se juntan con el rocío de los deseos ("American metal" y "Horses" son dos sacudidas acústicas que te retuercen el sentir).  "Wrestle with Jimmy" es un mar de esporas que vibra entre el temor de una tormenta que amenaza y la sensación de perdida por el paso del tiempo. Devastador. 

Jóvenes y con la mirada triste. Jóvenes y con la necesidad de transmitir mediante la música la serenidad de un juego de voces que se apagan mientras los sonidos que te rodean son como una curiosidad que empapa la sensación de aislamiento ("Metro 1"). "Slowday" te mantiene en alerta con su sugestiva radiación que recuerda a Bedhead y "Was living" entona a marchas forzadas un réquiem de guitarras pesadas y delirio asegurado. Ocho minutos de catarsis.

"Doomcrash" también es un claro ejemplo de las enseñanzas aprendidas en los jardines de la introversión, donde es mejor perderse mirando la caída de la hojas antes de intentar averiguar el sentido de todo. 

Deathcrash, el retorno del slowcore como género para ensimismarte, para tender puentes entre las nubes y el alma, para disfrutar sin necesidad de tener nadie a tu lado....


miércoles, 2 de noviembre de 2022

FREE KITTEN. "Inherit" (2008)

 


"Inherit" fue el tercer disco de este suculento proyecto formado por Kim Gordon, Julia Cafritz  (Pussy Galore) y ese portento de la burricie llamado Yoshimi P-We  (Boredoms) a la batería. De los discos de Free Kitten, este es mi favorito. El que tiene canciones que más enganchan. Empezando por el noise rock made in Sonic Youth de la inicial "Erected girl", pasando por la colaboración de J.Mascis en "Surf's up", "Inherit" es todo un compendio de música siempre en los márgenes. 

Llevaban desde 1997 sin grabar nada ("Sentimental education"), y la verdad es que se tomaron su tiempo para construir estas ácidas composiciones donde se regodean con efluvios de noise pop psicodélico ("Sea sick"), junto con ácidos viajes en laberintos imposibles de desentrañar ("Free Kitten on the mountain").

El sonido de Free Kitten no nace para agradar. Son experiencias sonoras que a veces se convierten en juguetes de noise pop como "Roughshod" y "Help me", y que se dan la mano con estridencias del tipo de "The poet".

En "Bananas" Mascis deja la guitarra para coger la batería, y ya casi en el ocaso del disco, los casi doce minutos de "Monster eye", ponen la rúbrica a un trabajo difícil de oír, que hará las delicias de todos los seguidores de la juventud sónica.