viernes, 29 de septiembre de 2017

OLD TIME RELIJUN. "Lost light" (2004)


El sello K Records (hogar entre otros de Beat Happening y otros orfebres del lofi extremo), fue el hogar de este combo de Washington, que desde finales de los 90 hasta su disolución (las últimas noticias de la banda son en el 2010 con "Songbook Vol 1) nos llenó los oidos de no wave, noise, y en el caso de "Lost light" de un homenaje chatarrero a su manera a Jon Spencer.

Porque a eso suenan tracks como "Vampire victim", blues en coma, gritos desde una jaula, dráculas underground que supieron conquistarnos por su actitud iconoclasta. Los ocho minutos de "Cold water" son seminales, arrastrados rock en un combate de ritmos minimales, confeccionando arengas de deconstrucción, sorbos de ácido, munición para la agitación y la oscuridad.

Que buenos que eran Old Time Relijun. "This kettle contains the heart", es pura no wave, ruidosa y bestial, un enjambre de primitivismo sonoro que enlaza con "Music of the spheres", aquí más inclinados al noise. Cuesta adaptarse quizás a las primeras escuchas a ellos, pero al poco entras en un bucle hipnótico con la música reptiliana de esta infección poblada de clarinetes, guitarras rotas, espejos lúgubres ("Tigers in the temple").

"Pardes rimmonim" es otra secuencia de especulación sonorsa, distorsión lineal, catarsis de fuego y veneno. Si, es en este preciso momento, cuando empiezan a sonar las aspas de un molino de azufre en forma de canción, con la increible "Cold water, deep underwater" cuando ya estas perdido en el laberinto sónico de una banda a recuperar.

La voz de Arrington de Dionyso es el intrumentro principal de "The rising water, the blinding light", otra herejía que recuerda una vez más a Jon Spencer.  Todo un goce el escuche de Old Time Relijun. Riesgo y herrumbre, caos y desolación.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

THE FEELIES. "In between" (2017)


Seis años después de ese maravilloso "Here before", que supuso el regreso de la banda tras 20 años de ausencia, nos llegó este año este tierno y delicado artefacto que se llama "In between". Nadie como The Feelies para escocernos el alma con sus canciones que apenas levantan el suelo, que son como un murmullo acariciador, (la que titula el cd es una muestra de ello).

Glen Mercer, sigue cantando como llamando a la lluvia, entre un entramado de instrumentos melosos, garante y soberano de un reino de árboles frondosos, de melodías que incendian los silencios ("Turn back time"). Cuando suben la voz nos regalan estructuras hipnóticas de rock suave, sereno, como la soberbia "Stay the course", con la batería a pleno rendimiento, sudor y truenos que no suenan.

"Flag days" recuerda a Lou Reed y "Pass the time" es un resumen de dos minutos y medio sobre el concepto musical de The Feelies. Así son ellos. A penas hacen ruido pero nos llenan la cabeza de silbidos, de letanías íntimas, casi hipnóticas. Todo un lujo en estos tiempos escuchar majestades sonoras como The Feelies.

Su melancolía nunca suena impostada ("When to do"), y cuando quieren sonar indies lo bordan, (la frenética y guitarrera "Been replaced" es casi un himno). Si, "In between" es un gran disco, la mejor manera que tiene una banda que cuando aparició con "Crazy rhythms" a principio de los 80, sabia que lo suyo iba ser siempre vivir al margen.

Me entusiasma "Gone, gone, gone", otro pedazo de canción de esas que se te adhiere con su melodía contagiosa y su aguerrido final. Y casi en el ocaso del disco, nos topamos con lo mejor. La bella y lírica "Time will tell", y la vorágine electrica de "In between-reprise", 9 minutos de incontención, de tensión y solvencia. The Feelies, música para el inicio del otoño....


lunes, 25 de septiembre de 2017

MESHELL NDEGEOCELLO. "Pour una âme souveraine (A dedication to Nina Simone)" (2012)


El décimo disco en estudio de la cantante y bajista norteamericana (nació en Berlín pero que se crió en Washington),fue una dedicatoria al repertorio de la gran Nina Simone. El nacimiento del lp vino de un concierto que dió Meshell junto a su banda, versioneando el legado de Nina. Les gustó tanto lo que estaban haciendo, que al poco se fueron a grabar esta colección de pinceladas donde el disfrute es máximo.

Desde que se inicia el álbum con "Please don't let me misundestood", pasando por la colosal "Suzanne", todo rezuma soul, candor, blues de voces apagadas. Por aquí se dejan caer Cody Chesnutt, Sidney O'Connor o Valerie June, para apoyar la serigrafía del alma de un cancionero que por más que pase el tiempo, perduran sones, melodías, que no se apagan, que cristalizan en gospel arrulador, "Real life", o la soul vitamínica "House of the rising sun".

Luego tenemos esas baladas que te rompen el alma, como la soflama infecciosa de "Turn me on", y clásicos eternos de esos por los que no pasa el tiempo, "Feelin´god". En "Nobody's fault but mine", cuenta con la ayuda de Lizz  Wright para que el desgarro sea aun mayor.

A titulo personal, me sigo quedado con las canciones de Nina, pero "Pour une âme...", contienen un buen montón de razones para actualizar el legado de una artista insuperable. "By my husband" escarba de nuevo en la tradicción junto a Valerie June, y la emocionante "Black is the color of my true love's hair", es todo un delicado y puro rubor infinito.

Asi pues no queda otra cosa que aplaudir estos covers llenos de vida, de lugares donde tranquilizar la tristeza y revivir a la gran Nina, con estos temas tan imperecederos.


jueves, 21 de septiembre de 2017

90 DAY MEN. "Panda park" (2004)


Los conocí en el lejano 2002, cuando sacaron el apabullante "To everybody", un desbordante maremoto de sonidos acariciadores, post rock con corazón, turbulencias de un rock por hacer, dotado de una amplia gamas de tonalidades, de suspiros y contradicciones.

Para este "Panda park" la banda de Missouri, dejó de lado las guitarras y se confiaron a un maremoto de teclados, de sinfonismo bien concebido. La jugada les salió bien. "Even time ghost can't stop wagner" parece salir del espectro de un Jeff Buckley preocupado por una nación de flautas y torrentes salvíficos.

Es una pena que con este "Panda park" sellaran una carrera que comenzó en 1996. El disco se pasa volando; 35 minutos que se derriten en una vaho. "When your luch runs out" es enigmática, setentera, como los seis minutos de "Chronological disorder", donde se desatan en una ópera bufa de órganos y voces estrelladas.

Mi favorita es "Too late or too dead", donde el piano de nuevo coge carrerilla, se estremece y continua su camino por la senda de la grandilocuencia. "Silver and snow" es un homenaje rendido a Bowie. No lo pueden esconder. Y "Night birds" el epílogo, la más extraña del lote, en una pirueta de labios en desorden de besos, de extrañeza y pudor.

90 day men, uno de esos grupos que hay que recuperar, que ya se ha perdido para siempre entre andanadas de cds de bandas que algún día aportaron algo más que el saberse efímeros.


martes, 19 de septiembre de 2017

ISIS. "Live VII 02.25.10" (2017)


Menos mal que la banda se separó hace 7 años. No se como podían haber continuando su carrera llamándose como esa panda de asesinos religiosos. Hasta han tenido que especificar en la edición de este enorme directo grabado en su gira por Australia en 2010, que son una banda. Así estamos en este puto mundo de locura y insensatez.

Isis junto a Envy son mis dos bandas favoritas de post metal. Nadie como ellos para ir un paso más, deglutinar esencias venenosas, ponzoña de guitarras que se enredan en melodia y dolor. Isis, comandados por Aaron Harris y Aaron Turner, en sus cinco trabajo en estudio mostraron sus cartas, su pegado devoradora.

Y que mejor que este disco para ver como se las gastaban. Desde que suena "Heart of the dead", te ves contaminado por esa fuerza volcánica, por esos paisajes sonoros que te atrapan, arpegios de guitarras que nadan entre el apocalipsis y la fatal emotividad. "Hand of the host" es otro zarpazo de incomodidad, otro lunar negro que da paso a "Holy tears", donde la garganta de Turner se quiebra y resplandece, se hace cielo y luego tormenta, mientras aparece la melodía como sensación de mal sueño.

De ellos me gustaban su actitud para elaborar lugares atmosféricos donde la calma se agita con interludios de espasmos y conmoción. "20 minutes/40 years" una de las mejores canciones de su carrera, aparece aquí descarnada, reptante, con su tristeza voraz, con sus adjetivos de furia.

Así eran Isis. Una máquina perfectamente engrasada de luces y distorsión, enjambre progresivo de música para espantar calmas ("Ghost key"). En "Wills dissolve", el público australiano se viene arriba. Aquí casi parecen hermanarse con los reyes del drone Earth.

Para la parte final, las más agresivas, "Threshold of transformation", "Carry", y los 15 minutos apabullantes de "Celestial (The tower)", todo un bálsamo contra el adormecimiento del espíritu. Un verdadera joya pues este live que contiene todo los ases a su favor para los que aun no les conocen muchos no puedan desprenderse de ellos, y para los que les seguimos a pies puntillas, continuar gozando con las campanas del argamedón.


domingo, 17 de septiembre de 2017

AGF & VLADISLAV DELAY. "Explode" (2005)


Tras Vladislav Delay, se encuentra el músico finlandés Sasu Ripatti. Tras AGF, la vocalista e irreverente germana Anyte Greie. En 2005, ambos músicos juntaros fuerzas, se unieron para construir este interesante "Explode", un tratamiento sonoro de electrónica ambiental, una buena tacada de ritmos rotos, de secuencias programadas para silencios frustrados.

"Do protest" y "Explode baby" son el inicio de la catarsis tecnologica. Luego vienen maravillas de esas que no sabes muy bien en que estilo meter, como la extraña "All lies on us". El disco es un buen resumen de la actividad profesional de ambos músicos, mentes inquietas que les gusta asaltar los cielos con cumbres siderales de barroquismo y oscuridad ("A distant view").

"Explode" se sacude con fuertes explosiones de minimales ritmos ("Causing a Taifun"), y otros experimentos curiosos que rozan el drums and bass como la potente "Restrict", y otras inclinaciones hacia el viaje continuo a los rincones oscuros del alma, ("Break doors").

Luego vienen voluntades adictivas de melodías radiantes, "Useless" o pedazos de rutina electrónica que engancha por su placidez, por su comodidad por vagar por estratos ambientales de conciencia extrema, "Slow living".

Un buen disco de esos que te hacen acercarte a la electrónica más heterodoxa, la que navega en coordenadas de pasión por la aventura y el no confort.


jueves, 14 de septiembre de 2017

MCLUSKY. "Mclusky do Dallas" (2002)


Pedazo de segundo disco que se sacaron de la manga estos gamberros de Cardiff, estos tres bestias que nos hicieron vibrar como locos con sus guitarras sierras, con su sonido brutal. Steve Albini (como no) es el que está detrás de la mampara, el que vigila que los motores sangren ácido sulfúrico.

"Lightsabre cooksucking blues" y "No new wave no fun" son los dos primeros escupitajos de post hardcore, salvaje, insalubre. Luego vienen joyas que parecen himnos para los que caímos rendidos en los 90 con los Pixies y cia. "Collagen rock" sería mi canción de cabecera si hubiera nacido un poco más tarde. Melodía y chulería, patada en los huevos y mucho arte.

El trío se desmelena en tracks como "What  we've learned" o abrasiones de esas que dejan huella en tus oídos, "Day of the deadringers", otro torbellino de épica y de electricidad que sube y baja,que te provoca y seduce.

Bestias en "Dethink to survive", tranquilos y suculentos en "Fuck this band", o repleto de formas anguladas, de bajo destructor, en una de las mejores canciones del disco, la soberbia "To hell with good intentions". El bajo también es el que inicia la noise "Clique application form", puro Jesus Lizard, para en "The world loves us and is our bitch", refrescarnos la cara para que caer rendidos en la estremecedora "Alan is a cowboy killer", de esos temas que necesitas poner a toda ostia.

"Gareth brown says" parece una sucia broma y "Chases" juega a single. El fin, "Whoyouknow", casi grunge. El guitarra y el batera formaron cuando se disolvieron Future of the Left. Segunda vida al sonido de McLusky, con cinco discos para no perderlos de vista (sobre todo su último largo, "The peace and truth..." (2016).


martes, 12 de septiembre de 2017

DO MAKE SAY THINK. "Stubborn persistent illusions" (2017)


Los canadienses Do Make Say Think, colegas de correrías de Godspeed your black emperor!, han vuelto tras ocho año de parón. A su favor está que el género del post rock no sea ya pasto de los que se quedan con lo mejor que pasó al estilo, en los 90 en toda su extensión.

Ya estamos un poco agotados de esos paisajes instrumentales, de esas sacudidas que van y vienen y que al no concretizar la emoción, se van quedando en una mezcla de quiero y no puedo. No es el caso de Do Make Say Think, que apenas ha cambiado desde sus inicios.

Lo suyo es trotar por la electricidad, ("War on torpor"), o dejarse llevar por los diez minutos de "Horripilation" en una ensalada de épica bien llevada. "A murder of thouhgts" es lírica y tranquila, y "And  boundless", de lo mejor del lote, parecen unos Tortoise enfurecidos con unos teclados esquizofrénicos construyendo un guiño de kraut.

Temas las mayoría largos porque así funciona mejor esto del post rock desarrollista, pasión por tocar y volar, creando nubes o llamando a la instrospección ("Her eyes on the horizon"). Me gustan porque no me sorprenden, porque entran en casa y se quedan un rato para marcharse por la rendija ínfima que produce la ventana al abrirse para dejar pasar el viento ("As far as the eye can see").

"Shlomo's son" y la medio sinfónica "Return, return again", son el punto y final de una banda de esas que no nos enseña nada nuevo, pero que jamás defrauda. Post rock en el 2017. Hay queda eso. Y encima no destilan tedio.


domingo, 10 de septiembre de 2017

UNKLE. "Psyence fiction" (1998)


Sin duda el primer disco de Unkle fue el mejor de su carrera. La  banda formada por James Lavelle y Tim Goldworthy, acompañados por Dj Shadow, dieron una vuelta de tuerca a la música electrónica, llenándola de aportes lumínicos de varios estilos para gozar de este enjambre sónico, que desde que empieza la maravillosa "Guns blazing", en plan hip hop, hace que no puedas parar de moverte.

En "Bloodstain" es Alice Temple la que se arranca en un sensual de trip hop acariciador para que en "Unreal", viajemos por espacios siderales de memoria antigua. Uno de los puntos fuertes del disco es "Lonely soul", con Richard Ashcroft aportando su granito de arena en una efervescente y radiante concatenación de electrónica y base pop.

La caña viene con la roquera "Nursery rhyme/breather", con Badly Drawn Boy, llevando la batuta, el mando de unos minutos vibrantes y eléctricos. En "Celestial annihilation" aparecen densos y oscuros para en "The knock (drums of death pt. 2)", con Mike D. de Beastie Boys, llenarnos la cabeza de nuevo de ritmos imposibles.

Otra de las piezas que perdura a través del paso de los años es "Rabbit in your headlights" con Thom Yorke en una canción que bien pudiera aparecer en cualquier trabajo de Radiohead. Para terminar, otro petardazo, "Be there", con Ian Brown. Otra excusa para recuperar este disco del baúl del señor del polvo. Disfrute para un domingo que empieza a apagarse.


viernes, 8 de septiembre de 2017

MANYFINGERS. "The spectacular nowhere" (2015)


Su anterior trabajo, "Our worn shadow", data del 2006. Mucho tiempo de espera que tuvimos que esperar para que Chris Cole, volviera a mezclar la electrónica, la música clásica ("Ode to Louis Thomas Hardin), y el pop menos convencional, saliendo siempre a flote de su mixtura.

Colega de correrías del ex-Third Eye Foundation, Matt Elliot, Cole vuelve a dar en el clavo, con temas donde la tensión siempre va en aumento, acercándose al post rock, ("The dump pickers of rainham"), o acicalándonos con suaves melodías para soñar ordalías ("Erasev").

En "No real men", juega a la especulación instrumental, para en "70", con David Callahan a la voz, confeccionar un entramado donde el piano es minimal y los ruidos van y vienen en una espiral avasalladora.

"Alone in my bones", suena tierna a cuentagotas de cariño, y "Go fuck your mediocrity" tira por el drum and bass. Luego vienen himnos que parecen un vals como la potente "It's all become hysterical", o la envolvente "From madam Hilda Soarez".

En "Le problème de charbon" casi se mimetiza con el Philip Glass, para en "Triplets" acercarse sin pundonor a una especie de música folkclórica por inventar. Todo un puntazo este disco que hará las delicias de los que disfruten con el riesgo.



martes, 5 de septiembre de 2017

SLEAFORD MODS. "English tapas" (2017)


Quizás después de haberlos descubierto con ese brutal, "Divide and exit"(2014), este "English tapas", puede sonar continuista. Pero esto es lo que hay. Estos dos broncas no quieren cambiar, lo suyo es el punk oratorio, la mala ostia, la mala baba, la brutalidad y la aridez.

Y lo consiguen de nuevo. El título se lo encontró Andrew Fearn pintado en un pub ingles. Tapas inglesas, huevo, pepinillo, y papas fritas. Todo un manjar. El disco desde que se inicia con "Army nights" y "Just like we do" es un continuo puñetazo contra el brexit, la puta crisis, y todo lo que aqueja a las partes más débiles de la sociedad.

Las armas son las mismas, el duo esta perfectamente sincronizado en su argamedon particular ("Moptop"), confeccionando como en "Messy anywhere" ostiones de punk del siglo XXI sin una puta guitarra. Teclados, voz, actitud, proclamas y priva, mucha priva.

"Time sands" es espectral, y "Snout"  es hiphop violento, dinamitero. Adrenalina y furia, bombas en las palabras y gestos ariscos. Lo necesario para enfrentarse para este presente tan bastardo. "Carlon touts" es una mezcla entre Fall y Lydon. Una vesanía que no deja a nadie en silencio, que te pide agitación y lucha.

"Dull" es brutal, para verlos en directo y irte a comprar un bidón de gasolina para empezar tu particular revolución. Me encanta como en "B.H.S." aunan los sonidos electrónicos con su arisco plan para vomitar contra todo lo que no les gusta. Para terminar, "I feel so wrong", más navajas en el aire, más voces de luchas. Sleaford Mods, punks y guerrilleros. La voz de lo que pasa en la calle y en los barrios, lo que ha muchos jode escuchar.


domingo, 3 de septiembre de 2017

DAVID LYNCH AND JOHN NEFF. "Bluebob" (2001)


Estoy seguro que si el grandioso Lynch se hubiera dedicado en exclusiva a la música en vez de al cine, también había triunfado. Y es que donde el arte corre libre sin ninguna presa que condene el afluente de la creatividad, todo es posible.

En 2001, se junto junto al ingeniero de sonido John  Neff, para parir este álbum que es un torrente de versatilidad, de estilos que se juntan para procrear otros. Desde la apabullante "911" hasta la semindustrial "Rollin' down (to my house) todo es pura catarsis, oscuridad clara.

Se ha definido este disco como blues industrial. Y el nombre le va al pelo. "Thank you judge" juega al escondite y "I cannot  do that" te desarma con su carga industrial, como los Ministry de chatos en un bar perdido en cualquier desierto que desees.

Blues comatoso es "Blue horse" y "Bad night" son guitarras que se dejan llevar con la armónica en un bucle bestial de notas salvajes del Missisipi. Todo una pasada. Luego viene la tenebrosa "Mountains falling" que podía usarla David en cualquier film que le plazca.

"Go get some" es ambiental y demente, y "Pink western range" tira del nuevo de aires industriales para sofocarnos con sus proclamas de calor y sedición. "Marilyn Monroe" pone la tilde en la concatenación de ruidos con voces modificadas para en "City of dreams", el ocaso del lp, volver de nuevo a esos aires de ciudad desvalida, de industrias de humo lacerante, de noches que traen otras noches.

Potente disco a recuperar del gran maestro de las obsesiones modernas, música para sedarte o para aplaudir delirios.