martes, 30 de abril de 2019

PAUL WELLER. "Saturns pattern" (2015)


Con que fuerza abre Paul Weller el que fue su disco 24 en solitario. "White sky", muestra a las claras las rugosidades del viejos mod que se resiste a apalancarse, a soltar lastre y a disfrutar sin aspavientos de una recuperación de sonidos de toda la vida.

"Saturns pattern" continua el camino que abrió "Sonic kicks" (2012), y en temas como el que titula el album, roqueando sin pasarse, se le ve más suelto que una liebre. En "Going my way", con piano incluido, confecciona una fabula de pop entre nebulosas de dulce psicodelia.

El disco es puro disfrute, es alegría y también mucha electricidad. Como en la galvánica y potente "Long time" que me hace recordar la chulería del maestro Iggy Pop. El soul también tiene su sitio en "Saturns Pattern": "Pick it up" es negra y sudorosa, rítmica y total.

Y como no tocar la electrónica desde la atalaya del jefe mod con "I'm where i should be", un pequeño himno repleto de melodías cándidas y positivas. Soul pop con burbujas y trajes de baño te encuentras en "Phoenix", con coros de otra época, con pianos de cola vermut.

Para terminar, "In the car...." con aliento blues y la más larga del album "These city streets", lounge music para tiempos calurosos. Buen disco pues este "Saturns pattern", de disfrute inmediato y con sufiente energía como para no cansarse de él.



sábado, 27 de abril de 2019

METAL URBAIN. "Anarchy in Paris!" (2004)


Cuando en 77, los Sex Pistols y The Clash, ponían patas arribas todo Inglaterra, en Francia, Metal Urbain sacudieron las cadenas de la opresión de lo fácilmente digerible y fueron el grupo punk que tuvo el honor de ser los que llevaron a cabo su misión de subversión contra el orden establecido.

Clode Panik, Pat Luger y sus colegas, no se cortaban. Iban al grano, y enarbolaron el estandarte del punk con temas como "Panik" o "Paris maquis". Lo suyo iba de himnos para hacer pogos sin mirar a nadie, con teclados que se colaban ("Hysterie connective") y haciendo que algunos vieran a Metal Urbain como una versión gala de The Fall.

"Anarchy in Paris" es un recopilatorio de sus canciones más importantes, entre las que podemos destacar el desparpajo vacilón y ruidoso de "Lady coca cola", la vehemencia punk con caja de ritmos trotona de "Cle de contact", o esa proclamación en "Pop poubelle" hacia toda la mierda pop que rodeaba una época, y donde Metal Urbain metían cizaña de la buena.

Steve Albini y los Jesus and the Mary Chain intentaron recuperar el legado de una banda que se separó en 1979, pero que después de tantos años, siguen siendo todo un referente cuando toca escarbar sobre el urderground galo.

No han perdido vigencias trallazos como "Ultra violence", o supuraciones arcaicas con tecnología de andar por casa como la bizarra "Numero zero". Punk, sólo punk. ¿Para que quieres más?. Danzad, danzad malditos mientras subes el volumen y te ponen como una moto cuando suenan petardazos como "Atlantis" o "Anarchie au palace".

Metal Urbain. El punk que te hace sonreír, la insolencia de la juventud, finales de los setenta y colores en el pelo, pintas estrafalarias y mensajes de asko. Vive la Revolution !!!!!!


jueves, 25 de abril de 2019

NIÑOS DEL CERRO. "Lance" (2018)


Me gustan Niños del Cerro. El quinteto que viene de Chile, a logrado con este su segundo largo, aumentar el placer que supuso el toparnos con su anterior trabajo, "Nonato Coo" (2015). Lo suyo es pura y bendita anomalía que pincha en el noise pop, en los sonidos de su tierra y en una psicodelía de esas para tirar cohetes, como en la radiante "Sufre".

Lo suyo es ritmo, una paleta de colores musicales que te hacen bailar ("Contigo"), y a veces ponernos en la memoria los buenos tiempos de esa otra banda que se llamó The Boo Radleys ("Flores, labios, dedos").

NIños del Cerro consiguen que sus canciones suenen envolventes, diáfanas, crisálida que se convierte en un arco iris que cruza el cielo entre aullidos de distorsión. "El sueño pesa" es una buena muestra de ello. "Las distancias" es otro bombazo que explota levemente, que se eriza entre una multitud de abrazos multicolores, de expresiones para soportar hastíos.

La más extraña del cd es "Lance", pura psicodelia cruzada con pop de tamaño colosal y que da voz a "El susto y el miedo ", delicado dream pop convertido en una fabula que consigue emocionar con su leve catarsis.

Para terminar recurren al piano en "Melisa/Toronjil", pura adrenalina sensual, sonidos andinos metidos en un florero de calcamonías imperecederas. Niños del Cerro, adolescentes del noise más exótico, una apuesta a seguir.


martes, 23 de abril de 2019

PAPERHOUSE. "Adiós" (1995)


Nadie ha podido todavía quitar a Paperhouse con este "Adiós", el trono a la mejor banda de slowcore que hemos tenido por estos lares. El grupo del Nacho Umbert, asilados en el imprescindible sello Acuarela, nos regaló un montón de motivos para hacerles hueco en nuestra discografía junto a Codeine, Seam y otros amanuenses de lo lento.

"El soldado", con sus siete minutos de sueño en penumbra, con sus guitarras que lloran mientras Nacho nos seduce con su antología de palabras que voltean silencios, es el inicio de este "Adiós", repleto de aristas envolventes, de luces de neón basalto.

A veces, parece que estemos en un mundo donde Umbert ha quedado con Antonio Luque para hablar sobre sueños de juguetes, aerosoles de ternura ("Gato de pandora"). "Adiós" (único disco de Paperhouse, luego vendría años después la interesante carrera en solitario de Nacho Umbert), es un compendio de vitalidad cristalina junto a unas letras desbocadas que viven de costumbrismos y rarezas, como la fantástica "Ali Baba" y su continuación en ".... y los cuarenta ladrones".

Te hechizan con la picardía pop de "Doble cuerpo", para en "Capitán soledad", navegar en un estanque de guitarras mecedoras, de susurros que explotan en una calma que sabes que nunca se va a romper.

Toca emocionarse a raudales con "Las estrellas también son grandes", pura proeza de instrumentación crisálida, para en "Azul mar", volver a un slowcore concreto y de bajos latidos. Para terminar "Pesadilla en navidad", líquida, febril y comatosa. Un gusto que se queda y no se va. Toca pues recuperar a Paperhouse. Un homenaje merecido a las cosas bien hechas.


domingo, 21 de abril de 2019

WILCO. "The Album" (2009)


Pedazo séptimo disco que se marcaron los Wilco con este homónimo disco, que se abre quizás con una de las canciones más sobresalientes de su repertorio, la eléctrica y efectiva "Wilco (the song)". Y es que el grupo que nos cautivó con "Yankee hotel foxtrot", consiguieron con este disco que la magia siguiera latente, que la invasión del virus Wilco continuara placenteramente su viaje ("Deeper down").

Jeff Tweedy y sus chicos continuaron enebrando agujas para coser estelares melodías que reparten suculentos manjares melódicos, irradiando radiación con voluntad de permanencia, aditivos que te dejan feliz, como cuando te paras en la emocional "One wing".

Este disco, que vino después del irregular "Sky blue sky", fue una buena manera de que los seguidores de Wilco se volvieran a enganchar a su rock americano que roza lo experimental y abraza la tradición ("Bull black nova").

"You and I", es ligera y estremecedora, y "Your never know" es una auténtica rompe pista, con ese piano que se lleva el premio, con ese creación acogedora de canciones para perdurar. "Country disappeared" es un festín de cantina y luceros y "Solitaire", calmosa y neocountry te deja pidiendo más.

Luego nos llevan de la mano con "I'll fight", para en "Sorry feeling" acercarse como solo ellos hacen al espíritu Beatles. "Dark neon", con su tecnología de andar por casa, despide un disco de pleno disfrute, rock bien hecho, con hechuras, y que pasa en un santiamén.


jueves, 18 de abril de 2019

OLIVIER DEPARDON. "Un soleil dans la pluie" (2012)


El día es perfecto para escuchar este disco. Con la que esta cayendo, el sol, si está en la lluvia, tendré que comprarme unas gafas especiales para radiografiar gotas y así vislumbrar algo del astro rey. "Un soleil dans la pluie" fue el primer disco del cantante galo, conocido por haber formado parte de Virago, quizás la formación francesa más importante en el ámbito del post hardcore.

Y la verdad es que se marcó todo un disco de indie rock, sombrío, con aristas, con mucha melancolía y con las guitarras que a veces lloran y se crispan, ("Je suis"), y otras forman parte de una ola de himnos de esos que te dejan buen cuerpo ("Naitre un jour" o "De bonne heure" son una buena muestra de ello).

En algún lugar cercano de los fundamentos musicales de Michel Cloup, Olivier narra más que canta y sus palabras, repletas de desgarro, tienen un buen armazón instrumental detrás ("L'objectif"), y la capacidad de realizar piruetas de slowcore para engatusarnos con sus arrebatos eléctricos (a veces me recuerda a Mendelson),como en la vibrante y cautivadora "En mission".

No me canso de escuchar "Le vent si fort", otro hits de esos que Oliver se saca del sombrero, trotando entre calmas que a veces se llenan de fogatas de agua, lagos de sombras que pasan y se quedan un rato en mitad de nadas absolutas. Y las guitarras que siguen su paso, detrás, eficaces escalpelos de melodías que te enganchan.

"Dans te yeux" es otra de las magnificas composiciones que poco a poco levantan el tono de voz, que se enredan en una maraña de efluvios de catarsis de distorsión siempre controlada. "Ici-alors" es la más enrevesada del disco, un portento de elucubración que da paso al final con el tema que titula el cd, perfecta manera de acabar este delicado e hipnótico disco.

Después de "Un soleil dans la pluie" vino "Les saisons du silence" (2015), y el mas reciente "Avec du noir avec du blanc", ambos imprescindibles para gozar de las artes de Olivier Depardon.



martes, 16 de abril de 2019

MONO. "Nowhere now where" (2019)


Grabado bajo la batuta de Steve Albini, el décimo disco de los japoneses Mono,quizás sea el más ruidoso de todos, el que más se enervan con las guitarras en un torbellino de esos que sabes que van a destripar los cristales de tu casa.

Y eso que empiezan tranquis con la introducción de "God bless". Pero en la segunda del disco, ya tienen el percutor preparado, los aullidos dispuestos para temblar racimos de bombas de incontención ("After you comes the flood").

Oyendo "Nowhere now where", bandas como Mogwai o Goodspeed Speed Your Black Emperor, se quedan pequeñas. Porque la propuesta de los nipones es brutal. Cuando se ponen líricos te dejan echo una mierda, ("Breathe), y cuando saltan desde el paracaídas del ruido más brutal, post rock sin prevaricación (la que titula el cd), te dejan los oídos como serpiente de cascabel de sordera.

Goto y Yoda, lo dos guitarristas que se encargan de encumbrar los aullidos de la desesperación, tejen molinos de ribetes de luces que son encomiables trajines de devastación, en himnos como "Sorrow" donde se ve a las claras la potencia que Albini ha logrado crear bajo sus controles. Suenan limpios, explosivos, actores en un teatro de marionetas donde los instrumentos viven en la noche de las irupciones definitivas.

"Parting" con su piano, es el punto tierno de un disco que es una apisonadora, un muro que tiene su climax total en "Meet us where the night ends", puro post rock avasallador. "Funeral song" y "Vanishing, vanishing maybe", ponen el epitafio del disco más logrado de esta banda que tiene por bandera urdir remolinos sentimentales de fiereza eléctrica, mapas sonoros donde el exceso y la poesía viven un matrimonio de lamentos de sueños, de voluntad de amor.




domingo, 14 de abril de 2019

RADIO BIRDMAN. "The essential Radio Birdman" (2001)

Junto a The Saints, son quizás los grupos más seminales de la prolífica escena australiana. El grupo de Rob Younger y Deniz Tek, bajo la influencia de los imprescindibles MC5 y The Stooges consiguieron edificar un potente sonido de protopunk, de rock con esencias de sudor y electricidad.

"The Essential Radio Birdman", es el disco que cualquier aficionado al buen rock sin aditivos tiene que tener. Explosiones rítmicas como "Aloha Steve & Daho", o roqueras inmersiones en un pozo de feedback destartalado ("Murder city nighst"), se citan junto cumbres de punk como la impresionante "New Race", temas de esos para incluir en cualquiera recopilación que se precie.

Vivieron varias épocas con más o menos fortuna, y este "The essential..." consigue que nos atrapen hasta cuando bajan el pistón con joyas con piano incluido como "Love kills". Pero la poderosa maquinaria de Radio Birdman se percibe en máxima potencia cuando te topas con el tonelaje de "Descent into the Maelstrom" o chulerías del tipo de "Burn my eye'78".

Para mi la mejor etapa de Radio Birdman es que se recoge en discos como "Radios appear" (1978) o "Living eyes" (1981), siendo los años que van de 1974 al 78, donde toda la potencia de la banda se convierte en un boomerang de rock abrasador ("Anglo girl desire"), con deliciosas paradas en momentos más calmados  ("Snake").

Punk de ese a piñón pijo que te hace mover el esternón ("Do the pop") y toda esa retaíla de fogosidad que no para que destilan tracks como "Crying sun" o "More fun". Grupo pues a recuperar de nuestros anaqueles viejos, protopunk canguro repleto de estríaas y mala leche.


jueves, 11 de abril de 2019

NO AGE. "Everything in between" (2010)


"Everything in between", fue el tercer disco de esta banda formada por el duo Dean Spunt y Randy Randall, y es, desde que se inicia con "Life prowler", una amalgama de noise pop radiante, de ruidos siempre con encaje melódico.

Ya me sorprendieron cuando sacaron "Nouns" (2008), y en su ultimo largo "Snares like a haircut" (2018), siguen manteniendo suficientes argumentos para que su sonido siga siendo atractivo. Aquí tenemos puzzles de sonidos que casi llegan al shoegazing como "Glitter" o arranques de distorsión de esos que te dejan sordos ("Fever dreaming").

Siempre sin perder la calma, estirilizados en una progresión hacia un torrente de ruido siempre matizado con crisoles de melodía que supura tensión, adrenalina juvenil por los cuatro costados, como la radiante "Depletion" o la naif "Common heat".

No se cortan para rallarnos con terapias minimales de choque ruidoso ("Skinned", "Katerpillar"), pero lo que mejor se les da es su afición por construir canciones redondas de esas que son torbellinos que solicitan encarecidamente una subida generosa de volumen ("Valley hump crash").

Hasta tienen la valentía de confeccionar pequeños arrecifes con referencias a la Velvet, como la potente "Sorts". La instrumental "Dusted" sirve de antesala para meternos de lleno en la lírica de "Positive amputation", sinuosa, triste, aliciente de dolor.

La que más me gusta, es ese torbellino que se llama "Shred and transcend", sinergia punk, caos y ua eficaz teleraña de electrificantes galimatías. No Age, buena banda de noise pop para soñar desiertos.


martes, 9 de abril de 2019

BOB MOULD. "Sunshine rock" (2019)


Estás en casa. Pones el disco en el altavoz de los sonidos. Tu dedo toca el play y suena la canción que titula este monumental disco de Bob Mould. ¿Cuánto tiempo hacía que no oía una melodía tan perfecta? Arropada como en los mejores tiempos de Sugar por un frenesí guitarrero que te desarma, no puedes dejar de flipar y votar con tamaño pepinazo.

Disco 13 en la carrera en solitario del ex-Husker Du, uno de los padres fundadores del indie rock que sigue en plena forma. "What do you want me to do" es un mastodonte de electricidad, aguerrida, contundente, y "Sunny love song" es una crisálida de efluvios sónicos con un deje pop de esos que tan bien sabe condimentar el amigo Bob.

Acompañado por el bajista Jason Narducy y el bateria Jon Wurster (Superchunk), "Sunshine Rock" quizás sea de lo mejor de su carrera bajo su nombre. Hasta se atreve con el punk en la vitamínica "Thirty dozen roses". Vaya pasada.

Y como Bob Mould le gusta tocar muchos palos, se deja llevar por los teclados y los medios tiempos en la fantástica "The final years". "Irrational poison" es otra gema de melodía para tararear y el pogo llega con la cruda y seminal "I fought". Puro desparrame.

Otro de los puntos álgidos de "Sunshine rock" es la envolvente y carne de single "Sin kin". Hasta cuando suena casi a Rem como en la tranqui "Lost faith", lo bordan Bob y sus chicos. Y es que el cd es un caramelo para retener largamente en la boca.

Acaban el lp, una versión del grupo holandés Shocking Blues, "Send me a postcard", y "Western sunset", perfecto colofón para un discazo de esos que te hacen rejuvenecer, pura metralla, adrenalina de un artista que sigue dandonos buenas noticias.

domingo, 7 de abril de 2019

ELLIS ISLAND SOUND. "The good seed" (2007)

Formados por Pete Astor (The Weather Phophets), y David Sheppard (State River Widening), los londinenses Ellis Islad Sound, es la banda que más se acercado al legado (a su manera claro está) de Penguin Cafe Orchestra. "The good seed" es un paseo por una especie de folk cinemático de ensueño, new age en ciudades sin rascacielos, en pueblos de queso y champú de vaca ("Angels Way").

Pete Astor no es nuevo en esto y se nota. "Auction of promises" es una oración poética de encantamiento y "The Villagers" te acaricia desde la voluntad primordial del disco, de conseguir canciones de esas que te acompañen en un viaje por la campiña. Tierna y sin artificio es "Cuckoo hill" y en "Count the cars" es cuando más se aproximan a ese minimalismo naif de los desaparecidos Penguin.

"The plaga walk" es un vals de urbes sin coche y "Swords reversed 2" es otra pincelada de colores cielos, donde los instrumentos desfilan en progresión geométrica de calma. Bonita y sin pretensiones son canciones tan elegantes como "Building a table" y "Dark lane", para entrar de lleno en "The waveney waltz" en otro galimatías de folk arrullador.

Luego nos engatusan con los juegos vocales de "Summoning the pharoah" , para acabar la aventura con la delicadeza especial de "The orchid". Ellis Island Sound. Música para escuchar el domingo tras comer. Un ordenada y sugerente colección de sonidos para bien arrullarte.


viernes, 5 de abril de 2019

NENEH CHERRY. "Blank Project" (2014)


"Blank Project" es un portento de disco. Grabado junto a Four Tet, la que fuera un icono del trip hop, se despacha a gusto con su voluntad de regalarnos pequeñas píldoras de electrónica minimal y de presión arterial por los suelos, como la inicial "Across the water".

Se nota su anterior proyecto como The Cherry Thing. Y es que ya han pasado un huevo de años desde que sacará "Raw like sushi" (1989), y su propuesta se ha hecho madura, con beats que rompen el cielo como la que titula el cd o espasmos de esos que te dejan torciendo la voz, con ese pedazo de estribillo eficaz y demoledor.

El trip hop aparece fantasmal en "Spit three times", para en "Weightless" sumergirte en una amenazadora guerrilla rítmica. Luego nos topamos con la caótica y expresiva "422" , que da paso a uno de los terremotos del disco, "Out of the black" , single de esos que se radian solos.

"Dossier" nos la muestra dulce y sin aspaviento, álgida voz que se mece entre drones de bajos y digitales expresiones para bailar. Para terminar, la más larga del lote, "Everything", otro salpullido de vibración y luces que no se achantan.

Neneh Cherry, aún tiene cuerda para ratos. Su ultimo trabajo "Broken politics" (2018), la vuelve a posicionar en ese lugar necesario donde el trip hop que todo conocemos, se transforma a su manera en nuevas formas de masticar  nuevos sonidos electrónicos.



lunes, 1 de abril de 2019

PEDRO THE LION. "Phoenix" (2010)


No ha podido ser mejor la vuelta de Pedro the Lion. El proyecto que desde finales de los 90 David Bazan tiene para engatusarnos con himnos de indie rock y slowcore, vuelve después de que bajo su nombre sacará "Care" (2017).

15 años han pasado desde que sacarán su último trabajo Pedro The Lion, "Achilles ' Heel", y la verdad es que se han fortalecido con un cancionero de esos que quitan el hipo. Canciones sencillas que te ponen la piel de gallina ("Yellow bike"), enormes progresiones melódicas de esas que te tocan la fibra y te piden subir el volumen ("Clean up").

Así es "Phoenix", una amasijo de tracks para soñar y para recuperar de tu memoria a bandas como Built yo Spill, American Football y otros cautivadores de emociones ("Clean up"). Porque lo suyo funciona buscando lo básico. Y lo básico es romperte el corazón como en la extraordinaria "Powerful taboo".

"Model homes" es otro tiro en el aire de slowcore tristón y a la vez terriblemente vitalista. Y es que estas 13 joyas se merecen escucharlas muchas veces para que se prendan en la asignatura pendiente de tus recuerdos añejos renacidos por una rutilante forma de agasajarnos con mimo y cariño ("Circke K").

Hasta parece que el espíritu de Buffalo Tom surca las garras de un disco de esos que deja huella ("Quietist friend"). "Tracing the grid" se embarca en silencios que no se rompen jamás y "Black Canyon", quizás de las más redondas del álbum, es otra maravilla de esas que te hacen poner en pie.

Para el final, al arreón de distorsión de "My Phoenix" y el ocaso triste de "Leaving the valley". Todo bonito, hermoso, cautivador, especial para alergias primaverales y estados anímicos falto de rubores y esencias musicales. Pedro The Lion. Joder, si hasta el nombre del grupo es evocador. No hay que perdérselo.