Si aún el término post rock tiene algo de sentido, es por bandas como la francesa Cosse, que sabe emanciparse de los viejos modismos del género, para de una manera equilibrada y eficaz construir a base de arrreones de guitarra, un complejo clima donde es fácil disfrutar de estos disturbios sónicos.
"Tangerine" y "Crazy horse", son una buena muestra de este abanico que no juega al despiste, que es un frenesí para escabullirte, un oasis de sonidos que suben y bajan, de un viento que recorre como amenaza cada rincón de un fértil viaje hace muchas partes.
"Evening" es un bello disparate, una especie de single feroz repleto de furia, sin domesticar, caligrafía electrocutada que mora en un frenesí brutal. También "Easy things" participa de esa rabia escrita esta vez con ritmos pausados repletos de una amenaza siempre latente.
"Braindow" usa las mismas artimañas que las que vimos en su anterior trabajo, el interesante "Nothing belongs to anyting" , para que la música de Cosse se te adose a los sentidos. La que titula el disco es la más florida de un trabajo repleto de lirismo, acogedora, como un himno que te apacigua el ánimo si lo tienes en temporada baja de ilusiones.
Cosse de intensidad andan sobrados. Te pones "Sinner god" y empiezan a caer claveles del cielo. El fin con "Slow divers" deja el listón bien alto, de una banda que ha conseguido, revivir un género totalmente momificado.
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