Siempre me gusto el slowcore de los suecos Cobolt, un slowcore que rinde pleitesía a Codeine y Red House Painters ("Symbols and sings"), pero que también sabe buscarse un hueco con sus trazas de sonidos que suenan aguerridos en cámara lenta ("Thousand miracles").
Liderados por el que fuera bajista de Refused, Cobolt dejó como recuerdo unos buenos discos repletos de canciones para solazarnos en medios tiempos otoñales, resistentes a octubres demasiados soleados como nos encontramos en la impactante "Backwards through".
Se atreven con una versión de Eurysmiths, "Here comes the rain again", placido convite de susurros y calidez, que da paso a otra reliquia de porcelana, "Words into nothing", o "I believe" donde Cobolt ponen todo lo que tienen para mantener viva la llama del slowcore.
Los conocí con su mejor disco, "Passoa" (2002). Luego sacaron dos más y un epe. En todos sus trabajos se puede percibir la misma dedicación a los arcenes emocionales, a los lugares de poco tránsito, donde alojarse sin miedo a miradas perdidas.
A veces Cobolt dejaba sus reflexiones silenciosas y llenaban la casa de ruido y detonaciones ("Spring break" y "Medicine"), pero lo suyo siempre fue la mesura como vemos en el tema con el que acaban el disco, "My way out". Buena banda Cobolt.
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