Corcobado te desarma con sus palabras, con su canto de dolor que no cesa, con su manera de explorar las sensaciones más límites que puede llegar el ser humano. Este disco es una buena muestra de ello. La desesperante canción que titula el disco es solo el inicio de un viaje repleto de aristas, de sustos emocionales, de temas que impactan.
"¿Por qué estoy tan triste?" es otro de los fulminantes rayos que permanecen entre las sombras de un estío que se intuye peligroso, a ritmo de música de verbena. Esto lo hace muy bien él. "La canción del viento" el típico arrebato de crooner de Corcobado que da paso a esa burrada mayúscula llamada "En el coño del mar", una bestialidad ácida y repleta de veneno.
"Soy un niño" es enternecedora, valiente, susurrando siempre viajes a lo más íntimo, ahora si, un canto de esperanza a pesar de todo. Luego nos encontramos con el Corcobado más eléctrico y furibundo, con distorsiones marchitas del tipo de "El futuro se desvaneció ayer", delirante y brutal.
El vals con quejido eterno de "Hoy no voy a cantar" da paso a la mejor de todas, "Caballitos de anís", para cantar con los colegas en la taberna, tarareando ebriedad perpetua, mientras el acordeón llama a la sedición.
"Françoise de Vacaciones", recitada, en la onda de "Ladrada del afilador" nos recuerda los viejos tiempos con los chatarreros. En conclusión, música para erizarte el alma, este notable "A nadie".
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