Nunca había estado más cerca de la vanguardia el ex-Japan David Sylvian que con "Manafon". Un disco arriesgado, hermoso, potente, de escucha larga y minuciosa, donde a cada paso, a cada canción, te ves hechizado por la voz y los artilugios de Sylvian para introducirnos en el bosque que nos muestra en la portada.
Valga "Smal metal gods", para empezar con esta aventura repleta de extrañamiento, de jazz raro, de lentas aproximaciones hacia el silencio. Un silencio incomodo, visceral,sedoso. Los temas de este disco se grabaron entre los años 2003 y 2007, y fue en el 2009, cuando Sylvian se dedicó a reunirlos para este "Manafon".
Y aquí hay riesgo y fragmentos que son canciones ("The rabbit skinner"), y espeleología donde se percibe el arte de un artista que nunca se ha acomodado ("Random acts of senseless violence"). Los diez minutos de "The greatest living englishman" es una concatenación de sonidos abstractos, de luces en penumbra, maravillas para gozar.
"Snow white in Appalachia", busca el refugio de la naturaleza como eje fundamental donde urdir un alarido de zigzag sónico, donde David parece el supremo vate de una legión de servidores de la sombra.
También es hermosa la dedicatoria a la poeta Emily Dickinson en el tema que lleva su nombre y en "The department of dead letters" juega con el jazz oscuro, extremo, lento y demencial. La que titula el disco,es la que acaba esta sin duda experiencia para los sentidos, para escuchar en solitario, bien alto, para que los hados del mundo subterráneo acudan si les place a tomar un té a tu casa.