jueves, 25 de abril de 2019

NIÑOS DEL CERRO. "Lance" (2018)


Me gustan Niños del Cerro. El quinteto que viene de Chile, a logrado con este su segundo largo, aumentar el placer que supuso el toparnos con su anterior trabajo, "Nonato Coo" (2015). Lo suyo es pura y bendita anomalía que pincha en el noise pop, en los sonidos de su tierra y en una psicodelía de esas para tirar cohetes, como en la radiante "Sufre".

Lo suyo es ritmo, una paleta de colores musicales que te hacen bailar ("Contigo"), y a veces ponernos en la memoria los buenos tiempos de esa otra banda que se llamó The Boo Radleys ("Flores, labios, dedos").

NIños del Cerro consiguen que sus canciones suenen envolventes, diáfanas, crisálida que se convierte en un arco iris que cruza el cielo entre aullidos de distorsión. "El sueño pesa" es una buena muestra de ello. "Las distancias" es otro bombazo que explota levemente, que se eriza entre una multitud de abrazos multicolores, de expresiones para soportar hastíos.

La más extraña del cd es "Lance", pura psicodelia cruzada con pop de tamaño colosal y que da voz a "El susto y el miedo ", delicado dream pop convertido en una fabula que consigue emocionar con su leve catarsis.

Para terminar recurren al piano en "Melisa/Toronjil", pura adrenalina sensual, sonidos andinos metidos en un florero de calcamonías imperecederas. Niños del Cerro, adolescentes del noise más exótico, una apuesta a seguir.


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