No ando muy descaminado si digo que junto a Silvania, este disco de Linda Guilala es lo más acertado que hemos escuchado en castellano en lo referente a shoegazing. Porque estos 20 temas (la mitad del disco son introducciones de poco minutaje pero que sirven a la perfección como enlace para este viaje de ensueño) son un prodigio de exaltación del ruido, la delicadeza y la poesía.
Eva e Ivan,los culpables de este belleza sideral, consiguen impactarnos con sus arrojos de feedback a toda marcha, ("Monstruo"), o calabazas de pop planetario de ese que te deja con ganas siempre de más ("Cosas nuevas).
Y en este su segundo disco tras "Bucles infinitos" (2009), te piden subir el volumen de tu equipo para sondear con ellos galaxias donde el corazón se permita el gusto de latir con fuerza lunar ("Fobia Social I"),o navegar con la voz de Eva en un estanque de aguas repletas de pecado.
A veces se dejan llevar por el aire una tecnología naif, abstracta, ("Cayendo-2ª Reciviva"), otras se enredan en un laberinto de pop de ensueño para volar ("La última vez (1ª recidiva))". Todo fluye como en un embalsamiento de ruido blanco, de luces que se apagan y encienden, como cuando suena la alegre "Accidente".
"Abstinencia" es otra de las cumbres de un disco que es puro disfruto instrumental, luciérnagas en un camping de eclipses de colores, programación especial para emocionarte con distorsión y jaleo. A su manera se parecen a los Jesus and the Mary Chain ("Fobia social II"), o a una recreación particular de Cocteau Twins, como cuando nos engatusan con la florida "Ansiedad".
Grupo de archipiélagos sónicos, de luceros sin trampa ni cartón. Shoegazing de aquí sin rubor ni fragilidades tontunas. Me gustan. Se disfrutan. Un buen grupo de nubes flotadoras.
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