"Imperious delirium" fue el disco número 13 en la carrera de esta seminal banda de punk y garaje venida de Australia y el para mi gusto mejor disco. El grupo de Chris Bailey empieza con un pepinazo del calibre de "Drunk in Babylon", para a partir de "Declare war" introducirnos en una escalada provechosa de power pop melódico, medios tiempos que arrebatan con un buen cargamento de melodías para hipnotizar.
Vaya sonido que se gastaban The Saints. Acompañando a Bailey nos encontramos a Peter Wikilson a la batería y Casper Wijnberg al bajo. Les basta para componer todo un tratado de canciones que se defienden ellas solas, delicatesen para paladares finos y guerreros.
"Trocadero" en un himno por los cuatro costados, suciedad limpia en el sonido, Bailey cantando como siempre, melodías y más melodías para degustar con placer y fruición. En "Je fuckin t'aime" nos recuerdan a los The Saints de toda la vida para de nuevo con "Other side of the world" hacer que caigamos rendidos sin contemplaciones a ese abanico de emociones gratas que nos provocan.
Y la fiesta continua con la rutilante "So close" un manual perfecto de pop rock perfecto, con atributos de grandeza, confirmando el gran nivel que tenía el combo por esos años. Vaya gozada. Silbo como un poseso con los primeros compases de "Getting away with muerder" y mi regocijo va en aumento cuando sale disparado del altavoz "Drowling" la más punk del todo el lote, pura adrenalina.
Casi poniendo el punto final, otro hachazo brutal, "Learning to crawl", otro pegadizo invento para flipar con aspavientos y que da la voz a la última de este gran trabajo, "War of independence" es el epílogo de este desenlace que te hace pedir más, volver atrás y empezar desde el principio. Total.
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