Último día del año. Se va 2025. Otro año más, otro año menos, otros 365 días que han pasado como una locomotora, con sus cosas buenas y males, con sus tormentas y sus días de sol. Y para despedir 2025, el que para mi es el mejor disco del año. Si, ha venido casi en la clausura del torneo, quitándole la antorcha de vencedor a otro compatriota, Michel Cloup.
Y es que el disco de la banda de Rennes es una fogata en medio del campo repleta de electricidad, ternura, guitarras que se posan en un mathrock lírico, con una prístina melodía, con un aire de felicidad completa ("Matthews bridge"). Por eso este disco viene bien que se aúpe con el premio. Nos da esperanzas en una año que malo no ha sido en cuanto a novedades discográficas. Lo dice uno que ha estado bien pendiente de cada aullido celestial para acompañar nuestros días.
Ya me fije en ellos en sus anteriores y buenos trabajos, pero lo de este "Sofa so good" roza lo inconmensurable. "New music", uno de los temas del año, lo dice todo. Tiene delicadeza, tiene rayos de luz que se enfrentan a la noche, tiene un poderío que roza la catarsis.
"Destiny's chives" es otro boomerang guitarras que juegan en la bruma, que se encabritan mientras pasan los minutos y tu colapsas ante tanta belleza, ante tanto despilfarro de arte. La verdad es que es de esos lps que levantan un mal día, que se enrollan en tu cabeza, que te hacen andar sobre una pira de susurros de alivio ("Sensation IRL").
"Bernard guez" y "Bonnet free jazz" es la parte más arty de una colección de gemas bien trabajadas, pulidas con antojo, rabiando como un lucero espectacular. Para terminar, "Smile pasta", la mejor manera de sacudirnos los síntomas del tiempo. Totorro, una garantía, lo mejor del año. Vamos a por el 2026.

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