El álbum número 16 en la carrera de Pere Ubu, la banda liderada por David Thomas no defrauda. Y eso es todo un punto en un grupo que lleva en la carretera desde finales de los años 70, produciendo de manera periódica artefactos para flipar.
Basta escuchar el psicodélico comienzo del disco con "Monkey Bizarre", y la extraña "Funk 49", para darnos cuenta que el hombre de la voz exhuberante continua su cruzada contra la estupidez, confeccionando pétalos orates de lisergia necesaria.
Esos teclados esquizofrénicos de "Prison of the senses", dan la voz a "Toe to toe", puro rock efectivo, distorsionador, elubrando espasmos sin parar. Acompañado por un competente elenco de músicos donde destaca Kristof Hahn, de Swans, Pere Ubu continua en la brecha. Hasta cuando se dedican a hacer pequeñas nanas siderales como la sobrecogedora "The healer", de lo mejor del disco.
Sigue en pie el art-rock que los encumbró, siguen la composiones que rozan el punk como la explosiva "Swampland", o bizarrias del tipo de "Plan from frag 9", extraña y extrema, sideral artificio que conviene engullir con fruición porque de golpe nos damos con "Howl" otra locura que serpentea con ruidos y motines de excentricidad, afilada y brutal.
"Walking again" podía funcionar para una peli futurista donde el control de nuestras vidas esté de la mano de máquinas programadas para nuestra perpetua alineación (¿futuro?). Y para terminar este desbordante viaje, "Cold sweet", la otra lenta de "20 years...". La mejor manera para determinar, sin ningún genero de duda, que David Thomas sigue siendo nuestro astronauta favorito.
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