Mañana se acaba el año. Por fin. Una maldita sucesión repleta de muertes, de confinamientos, de virus, de depresión. Que mejor que terminarlo con un discazo de unos de los artistas nuevos londinenses que con cada trabajo que saca nos deja más enmudecidos.
"Man alive", es su obra cumbre, la más madura hasta la fecha. Repleta de reflexiones de canciones que se narran, de post punk abstracto como ese disparo certero y oscuro que es "Supermarché", o la inicial "Cellular". Archy Marshall, el que se pone el gorro de King Krule nos lo ha vuelto a jugar.
A veces se disfraza de un rapero nacido en una cañada de ratas ("Stoned again"), y otras te seduce con un bajo asesino y una ritmo de esos que dan miedo ("Comet face"). Ya dio en el clavo con "The OOZ" (2017), y ahora acomete este puto 2020 que ya se va al carajo con un equilibrista conjunto de temas todos ellos necesarios, repletos de incienso y laúdano. Siempre buscando el equilibrio.
"Perfecto miserable" es íntima y decadente, "Alone, Omen 3" fantasea entre el hiphop y el activismo crooner, para en "Airport antenatal airplane" volvernos a perdernos en su laberinto mutante de sonidos cruzando una avenida repleta de posibles accidentes.
"Theme for the cross" es delirante y adictiva y "Underclass" es una especie de bossa futurista para perderte un poco más si cabe. Melódica tiranía la que emplea en "Energy fleets", para terminar este disco que no tiene desperdicio.
Au revoir 2020, ya estamos hablando sobre tu posible epitafio, sobre la escoria que nace a los pies de tu tumba. King Krule pone otra banda sonora más para olvidar lo que no se puede olvidar. Siempre nos quedaran las canciones....
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