Los conocí cuando me hice con este estrafalario disco que fue "Chocolate and cheese" (1994), y poco a poco me fui haciendo con su interesante discografía. La aventura de esta pareja de majaras formada por Aaron Freeman y Mickey Melchiondo comenzó con éste su disco más outsider, una especie de locura en espiral hermanada con los trabajos mas locos de Butthole Surfers.
Los cachondos editaron en 2011 esta edición especial donde celebraban su 25 aniversario de vida de una banda que tenía tan solo 11 años de existencia. La leche vamos; sus 29 canciones, todo un regalo, un apasionante viaje que parece que no tiene fin, eternizados sonidos donde cabe de todo. Desde el punk más dislocado de "You fucked up" y "Tick", pasando por elucubraciones malsanas como "Fat lenny", todo "God Ween Satan" es un paranoico viaje de esos que se disfrutan de inicio a fin.
El humor, como en toda su obra está presente ya en este primer trabajo, y sus punzadas son aristas de guitarras que parecen locas ("Cold and weet"), trenzados que no superan los dos minutos ("Bumblebee" y su segunda parte "Bumblebee Pt 2" como ejemplos de su poderosa herrumbre).
"God ween Satan" es uno de esos discos que si nos preguntan por lo mejor de los 90, tenemos que poner en solfa. Porque hay mucha miga por aquí. Canciones de pop juguetón de miniatura "Don't laugh (i love you)" con demonios saboteando el tema, decadentes movimientos de casi jazz ("Never Squeal").
"Up on the hill" es para bailar sobre ascuas de sonidos negros, y es en barrabasadas de nueve minutos como "Nicole" puro Prince, donde el desquicie va en serio. "Common bitch" es una vomitona en medio de un griterío que aturde y "El Camino" uno de los clásicos eternos de la banda, nos da un respiro en medio de tanto bello caos.
Luego nos aparecen macarras y malcarados en "Old queen cole", para desarmarnos con boutades del tipo de "Stacey". Un pasote desquiciante. Imposible no rendirse ante tal tamaño de creatividad sin fin. Y eso que era su primer trabajo. Todos los estilos posibles que te puedas imaginar los puedes hallar en esta caja de Pandora que resiste las telarañas del tiempo con su crudeza espasmódica, con su capacidad para tenerte en vilo durante toda la escucha.
Y cuando llegamos a "L.m.l.y.p." que contiene trazas de un tema de Prince, ya estamos totalmente poseídos por el espíritu travieso de una banda que siempre transitó por los márgenes de los márgenes. "Hippy smell" casi parece una canción de autor y "Marble tulip juicy tree" contiene todas las bondades que llevamos escuchando desde el inicio.
"God ween Satan: The Oneness" un disco para enmarcar, para llevar en el zurrón para los malos tiempos, emancipación sonora total, un campo de libertad musical que es pura adrenalina.
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