Cuánto perdimos con la muerte del gran Rafael Berrio en marzo de 2020. Nuestro ángel oscuro, nuestro vate con versos siempre ácidos, donde el desencanto campaba a sus anchas por canciones que he oído mil veces, tonadas que sentí mías, porque sus historias son las reflexiones de los que hemos tenidos el corazón en cuarentena muchas veces.
Muy grande Berrio, su carrera en solitario, que fue donde le conocí, y sus primeros pasos con su grupo Amor a traición y más tarde Deriva. "Una canción de mala muerte", viene después del disco homónimo que sacaron en 1994, eléctrico y vibrante tras las huellas del viejo y añonado Lou. En este segundo trabajo, producido por Diego Vasallo (que también hace su aparición en el disco), Berrio siempre con la pluma desgarrada, se inclina por un folk acariciador, por la canción de autor con las venas siempre ardiendo.
"Ángel de los locos de amor" y "Son privilegios tuyos" son el primer fogonazo de un disco que requiere no perderse nada del fraseo de Berrio, de sus siempre sabias proclamas de decandencia y amores hartos y necesarios. Rubores de medios blues en "Algo que se lleva en la sangre", y sugestivas volutas canallas como la que titula el cd, puro enjambre de versos que te seducen desde la atalaya del sentir más profundo.
"Quién lo impide" es la más agitada de todo este almanaque de esencias berriquianas, y "Corazón" es un pelotazo en toda regla hacia tus entrañas, un aullido de sensaciones cariñosas, de luces que nunca apagan. Es imposible cansarse de Berrio, es imposible no caer en la red que urde cuando canta y la veleta del sentimiento se mueve en todas las direcciones posibles, gallo de hierro resoplando entre los cielos profundas verdades necesarias.
"Vals de la calma", pone el punto final a este puzzle donde las piezas son gajos de una fruta de pasión siempre conmovedora. Como añoramos a Rafael y su eterna mirada de mirlo extraviado. Aquí tenemos sus canciones .
Mi favorita, "Al viento", una secuencia atrevida de letras que se arrullan formando un geiser de suavidades para plantearte no moverte en todo el tiempo que dura este villancico de amor. Luego nos emborrachamos con toque casi de verbena "La canción del ahora sí, ahora no", para en la recta final toparnos con joyas del calibre de "Vals de la calma" y "Al viento".
Todo un lujo volver a las obras de Berrio, a su delicadeza, a su verbo. Necesario artista que siempre recordamos, solemne y cautivador, una estrella caída que siempre alumbran nuestras oscuridades.
3 comentarios:
Por si no los conoces, te recomiendo a los Bélver Yin, de Salamanca, hace poco reeditaron su álbum Luz Bel de 1993, saludos
Muchas gracias por la recomendación. No los conozco. Me pongo con ello. saludos
Muy grande Berrio, bien lo sabes, no recordaba que este disco se lo produjo Vasallo y eso que lo tengo desde hace años.
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