Empezar un disco con una canción como "El gran lladre" es tenerte ganado a las primeras de cambio. Y es que en este, el noveno disco de Mishima, se siguen perpetuando en esa artesanía de canciones, modelaje perfecto para que lleguen muy adentro desde el primer momento es que tu dedo roza el play y notas la sacudida de su música.
El sonido de Mishima es bello y delicado ("Por de mi"), repleto de acertados suspiros de un pop compuesto con la yema del sentir, cargado de una intensidad nacida de un quinteto que realmente sabe ponernos la piel de gallina con su ternura tan especial ("Sé que ets tu").
No hay lugar para la apatía, para huecos sitios donde se instale lo inconcreto. "L'aigua clara" mana y vierte sensaciones, como un columpio imposible de parar, como una colina donde se puede vislumbrar el antojo de un atardecer que viene.
Luego viene "Un lloc que no recordi", otra de esas gemas que tarareas mientras te preparas en la cocina un aperitivo y notas las apreciables garras de su influjo musical esparciendo su melodía adictiva, una apuesta siempre ganadora que inunda el aire de sonidos de esos que te consuelan y animan. No es la primera vez que salen por Discos Pensados (ni la última) Mishima, y cada vez se van superando más.
Impactante la canción que lleva al nombre de la ex-actric porno "Mia Khalifa", y "Cotó" donde parece que quieren que nos relajemos después de este viaje para prepararnos para lo que viene a continuación: "El llibre de l'amor", versión de Magnetics Fields, y el tratamiento musical del poema de Joan Vinyoli "Ens crèiem únics", puro fuego embaucador.
En resumen, otro disco para encuadrar, otro conjunto de canciones que se deslizan sin aspaviento hacia lo más profundo de ti.
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