viernes, 3 de junio de 2022

WOLFHOUNDS. "Blown away" (1989)


Tan solo 7 temas son suficientes como para defender el que fuera el segundo disco de este banda de noise pop de Essex liderada por David Callahan, y que desde que suena la inicial "Rite of passage", nos envuelve en una calima de intensidad que te atrapa, con ese pop estrangulado, con esas guitarras que chispean. 

Si ya dejaron notas de su fuerza en su primer largo, "Unseen ripples from a pebble"(1987), es aquí, dos años después, donde demuestran la desmesura que casa con una cara melódica que los emparenta con combos como Mega City Four.  "Tropic of Cancer" es rutilante y repleta de sustos que son suspiros eléctricos. 

"Living fossil" es drama eyaculando soflamas sobre lirios que se desvanecen cuando empieza la amanecida, y en "Dead sea burning" especulan en un entramado instrumental que funciona de principio a fin. 

Tras sacar un par de discos la banda tuvo un parón de un montón de años hasta que se reactivaron con "Middle aged freaks" (2014) y más tarde con "Untied Kingdom" en 2016, pero ya no sonaban igual. El poderío de piezas como la que titula el lp o "Skyscrapers" jugando al escondite con el shoegazing es imbatible. 

Wolfhounds, unos solventes guerrilleros del noise pop guitarrero, refrescante y armónico, una buena sacudida de ruido ameno que atontece y te hace sonreír. 


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