"Split" fue el tercer y para el que escribe, mejor disco de esta banda de Londres, que nos llenó de un shoegazing dulce, melódico, con caramelos de esos envenenados con el sabor impactante de la voz de Emma Anderson que navega entre guitarras cristalinas ("Kiss chase").
Más cerca de Pale Saints que de Cocteau Twins, es reconfortable después de tantos años escuchar como su sonido no ha caducado, como ese enjambre de distorsiones suaves ("Blackout"), nos sigue poniendo la piel de gallina.
"Hypocrite" fue uno de los exitosos singles que se radiaba en esa añorante época que tanta felicidad musical nos dió. Como "Lovelife" y ese ritmo de pop juguetón repleto de sugerencias y deseo. Uno de los platos fuertes de "Split" es la triste y decadente "Desire lines" donde se arman de valor para edificar un torrente de tristeza al vacío.
La más ruidosa del disco, "The Invisible man" juega con las guitarras saturadas como antes nunca lo habían hecho, para en "Undertow" meter pinceladas electrónicas en otro pasote de canción. Que hermosura "Lit up", un sonajero sugerente, una nana repleta de vitaminas, aporte de esencias para el espíritu.
"Starlust" es otra enfebrecida agitación que te deja sin palabras, con las guitarras cabalgando, con luces que te sofocan y te asfixian. Como colofón, "When i die" , otro cargamento de tristeza envuelta en papel de regalo. Lush, divinos siempre, un grupo para recordar.
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