Adoro a David Sylvian. Con Japan, pero sobre todo en su carrera en solitario y con proyectos como Nine Horses, donde se acredita el espíritu renacentista de un músico sin igual, ajeno a modas, a estilos. que siempre transitó por la parte más emocional de una música que subyuga, que atenaza, que te deja absolutamente rendido.
En Nine Horses le encontramos junto a su hermano Steve Jansen y al músico alemán Burnt Friedman, y lo que oímos en "Snow borne sorrow" es belleza con altos quilates emocionales ("Wonderful world"). También participan en este ensueño Ryuichi Sakamoto y Stina Nordenstam, para dar mas enjundia a un trabajo de esos que se te queda largo tiempo en la retina de tus goces musicales ("Darkest birds").
También la aportación del trompetista noruego Arve Henriksen, hace que la maravillosa voz de Sylvian se llene de pétalos imposible de disolver por la sequedad del tiempo. Y si no escucha esa maravilla titulada "The Banality of Evil". Supremo Sylvian.
"Atom and cell", es un pasote donde su hermano a la batería se sale, en un sugerente y espectacular cóctel instrumental que da paso a "A history of holes" donde Nine Horses se adentra en una especie de trip hop con aires de jazz.
La electrónica es lo que predomina en el tema que da título al disco y en "Serotonin", ambas con un potente poder embaucador. Terminamos este gozoso viaje con "The Librarian", para dar fe que cualquier proyecto donde anide Sylvian es de obligada escucha. Mucho arte.
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