Asi es el irredento Stephen Merritt. Solo a él se le podía ocurrir titular un álbum como "I", con todas las canciones empezando por esa letra. El séptimo disco de este delicado grupo, sigue siendo un portento de melodías perfectas (I don't believe you"), de canciones que te sacaran de la apatía (I don't really love you anymore"), con su frescor barroco, con su pop de seda.
Estos campos magnéticos siempre han funcionado a la perfección. Y este "I" es otra pieza de una discografía donde es imposible aburrirse ("I looked all over town"), donde buscamos la repatriación de playas con cocoteros tristes y daiquiris de color a juguete para enjuagarnos el calor que nos condena como ese pedazo de hit llamado "I thought you were my boyfriend" en clave New Order lofi.
"I was born" es delicada, una nana de pereza y sueños, un letargo que amaina con un abrazo, una dulce sensación de paz que no se va. Luego nos topamos con "I wish i had an evil twin" y se abren los cielos, y se colapsa el lenguaje.
Merritt, siempre Merritt. El buhonero que nos vende canciones en las esquinas ("I'm tongue-tied"), que realiza saltos sin red como esa divinidad llamada "Irma". ¿Quién puede no sentirse sobrecogido ante ese cantor de pasiones al por mayor?. Puro Indie Pop como vermut para días que prometen ser muy felices.
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