martes, 25 de octubre de 2022

CAMELLOS. "Embajadores" (2017)

 


Con este disco comenzaron su andadura estos lacayos de la gracia, de la risa sin fondo, de las letras estropeadas, todo pintando con un post punk de tensiones de chiste, de garaje asido a ritmos repletos de frases que se rompen y te hacen reír. 

El cuarteto se inició en esto del punk con humor negro con este "Embajadores", donde "Becaria" y "Gilipollas", las dos iniciales canciones del disco, ponen en alerta a los que no les conocíamos y que nos quedamos flipado con ellos. Porque sobre todo hay un buen rollo de esos que espanta la apatía y el desarraigo de las sonrisas en tu cara ("Ejecutivo estresado"). 

Para empezar una carrera en los márgenes de los márgenes, no está nada mal, como comprobamos en "Siempre saludaba", certera y eficaz dentro de un cancionero que se lame sus heridas con insistencia en bucles sónicos de esos que valen como proeza para quitarnos un rato la seriedad que inunda todo ("Ernesto"). 

Luego de "Embajadores" vendrían ese festival de cohetes de artificio llamado "Calle para siempre" (2019), y su reciente "Manual de estilo". Pero nunca es tarde para volver al inicio de la carrera, al tremendismo divertido de una genialidad que tiene como fin abocar al aburrimiento a ser una mera reseña que define a la gente gris. 

Hay veces que me recuerdan a Siniestro Total ("Caja de pino"), otras como "Trés bien" se arrancan en una especie de catarsis imparable. Y sobre todo hay la sensación que hasta que llegan al final con "Telmo y Luis" te han hecho pasar una tarde de todo menos tranquila. 

Camellos. Una buena jauría de chicos indómitos, un buen conjunto de temas para sorber con desmesura. Un placido divertimento. 


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