sábado, 23 de enero de 2021

METZ. "Atlas vending" (2020)

 



Con que chupinazo empieza "Atlas vending". Comienza a sonar la brutal y apocalíptica "Pulse", iniciando éste, el quinto disco de los canadienses y te quedas sin respiración. Sientes una tromba de agua que se te echa encima, un volcán de ácido, un montón de distorsión violenta que tiembla y te posee. 

Que buenos que son estos Metz. Ya les tiró el anzuelo el bueno de Steve Albini y grabó con ellos esa bomba que se llamó "Strange peace" (2017).  Y es que todo "Atlas vending" suena como una locomotora que es imposible parar ("Blind youth industrial park" y "The Mirror" son una buena muestra de ello). 

Se miran en el espejo de Nirvana, pero beben de un post punk que amanece tempestades, que vomita esdrújulas canciones de esas que son imposibles de olvidar ("Hail Taxi"). Y luego está el juego este que se traen con la estrangulación del ritmo, con sacarle el oxígeno, con llenar el aire de arsénico como comprobamos en "Draw us in". 

"Sugar pill" es machacona y retadora y "Framed by the comet's tail" es otra andanada de oscuridades mal criadas al albur de un ciprés terrorífico. "Parasite" es rápida y atosigante, y dejan para el final lo mejor, los siete minutos de "A boat to drown in", donde parecen mecerse en la misma cuna que los primeros Flaming Lips. 

De los mejores discos del año 2020, entra en el 2021 con fuerza y ganas de guerra, un disco repleto de tensión, de feedback, de volutas de fuego que te abrasa y te provoca llagas. Abrasadores. 



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