Con este tercer trabajo Colin Stetson cierra una trilogía muy especial con el saxo como eje fundamental de toda una filosofía de musicar. Y hablamos de musicar, porque lo que te vas a encontrar cuando te ciernes sobre este disco es un extenuante experimento para comprobar hasta donde puede llegar el ser humano cuando quiere ser uno junto a su instrumento.
Aqui el saxo es un apósito del músico, se palpa el dolor, la falta de aire, los golpes del corazón que salen por el instrumento buscando una simbiosis colosal de dimensiones desconocidas. Colin ha colaborado con gente como Tom Waits, David Byrne o The National entre otros. Trabajos quizás de buen mercenario, que le han dejado tiempo para desestructurar el ruido con unos pulmones que se agitan y trenzan infiernos.
Si el anterior "Judges" fue bueno, este, (con la colaboración vocal de Justin Vernon) y tras unas cuantas escuchas, es un artefacto que va más alla del concepto disco tal como lo conocemos. El creador busca la mística a través de lo extremo, se hace mudo y deja que su instrumento hable por él, teje una telaraña de ruidos que viajan desde la fiebre en espirales de incontención explosiva.
El minuto y medio de "And in truth" hace de introducción a una bella "Hunted", algo asi como shoegazing sin electricidad, patrones rítmicos sincopados y melodiosos, hipnóticos y certeros. Cuando te imaginas a Stetson soplando su saxo bajo, solo puedes pensar en el desgaste ocasionado por el viento de su aire, por el secuestro que ejecuta su arma músical sobre las fuerzas físicas del músico.
De tanto exceso nace el climax que te atrapa y seduce. "High above a grey green sea" es un mar varado de ballenas que gimen y gritan desde las aguas mientras la tormenta se cobra la vida de la tranquilidad. La maraña de "Brute" deja paso en "Among the sef", a un desasosiego febril que se relaja algo cuando te pones "Who the waves are roaring for" como una letanía desde la paz, un veneno dulce para evitar el dolor de los días.
La propuesta de Colin Stetson es necesaria y vital, demoliendo el orden natural de la música como expresión de consumo rápido. Este "New histort..." va contra la historia, contra las listas de fin de año, contra la organización en estilos y marcas a la que estamos acostumbrados. Arte sin comillas y en negrita, como cuervo sobre una nube de papiroflexia, negro sobre blanco, la danza del fin.
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