Después del disgusto de la anterior crítica (Vampire Weekend), me doy el gusto de ponerme en un plato un montón de frutas tropicales, caramelos y otras naderías, regadas con un trotón peyote, un poco de ayahuasca, y un montón de torbellino de pop lisérgico.
Animal Collective lo bordó con la edición de este disco, (para muchos el mejor disco del 2007), donde dan rienda suelta a sus locuras más intrincadas, como unos Mercury Rev de primera época salidos de un colegio de chavales con problemas de adaptación.
"Peacebone" nos da una idea de lo que se avecina con la escucha de "Strawberry jam". Ruidos que se comen a las voces, rayos que se someten a la voluntad de la tecnología y una afilada perversión de los cánones de la psicodelia. En "Unsolved mysteries" van de tranquis, pero cuando suena la marcianada de "Chores", con sus voces alocadas,solo queda volar en un tránsito sideral de sustancias bellamente ilícitas.
"Centipede Hz" (2012) no me convenció mucho. Pero este lp es otra cosa.El griterío de "For reverend green" me tiene loco y "=1" con los teclados amaneciendo catarsis, son dos maneras bien distintas de atrapar el viento, de llamar a los espíritus mediante ese atávico remedio que se llama música, y que se ha utilizado desde el principio de los tiempos para buscar vórtices rallados de dulce insania.
Y hasta su lado más "normal", "Winter wonderland", es una acelerada conjunción de ondas cerebrales que van a su bola por el orbe de la imprudencia. Volvemos pues a los discos del pasado para encontrar nuevas pistas de apaciguamiento del oído. Buen festín pues de setas venenosas este "Strawberry jam". A disfrutar.
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