Que melancolía me entra escuchando este "Wings of Joy", el primer disco de esta banda inglesa, que deambuló entre el dream pop y la música gótica, con el protagonismo absoluto de su cantante Alison Shaw como duende hacedor de extrañas sensaciones ("Watersong").
Y digo lo de la melancolía porque cuando los conocí fue como teloneros de The Cure en aquellos lejanos años, y rápido quedamos todos prendados de esas puesta de escena y de esas canciones repletas de misterio ("Thrusday"), a veces afilando cuchillos en una noche de peligros ("Living and breathing"), otras haciendo que el piano sonase a guillotina ("Leaves of summer").
Pasa el tiempo, vamos sumando años, y necesaria es la recuperación de la banda sonora que nos hizo crecer en un torbellino de combustión espontánea. Un lujo volver a la retadora "Starblood", a ese pedazo de hit del terror llamado "Sixth of may" o a "Wish" y su catarsis de luces que se apagan y se encienden.
La banda estuvo haciendo discos hasta el 2008, año que sacaron su disco homónimo como despedida de un marcha marcada por el misterio ("Tomorrow's tears") , por las canciones repletas de hielo y de sueños compartidos por los que siempre estamos en el lado oscuro ("Beautiful sadness"). Un punto carabetero con "Hopes are right", una sacudida de tensión eléctrica con la mejor del disco, "Inescapable".
Así recorres "Wings of Joy", sabedor de que en sus canciones te podías esconder esperando la venida del hombre del saco, o quizás por miedo a sacar fuera todo lo que tenías dentro te contentabas con poner "I hope" y esperabas ver la vida pasar.
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