Vaya pedazo de banda que fueron los valencianos Polar. Nos regalaron discos como este que voy a criticar o ese indispensable "Comes with a smile", que cualquier seguidor de la calidad de verdad, de la música con corazón, deberían tener en su discografía sin duda.
Polar siempre fueron nuestros Bedhead, nuestros Low personales. Levantaban muros de una apabullante tristeza, como ese cohete llamado "Martin Eden", o pequeñas ordalías donde dejarse llevar por su mano a sitios donde el silencio es la mejor baza para ser feliz ("Stuart").
Jesús de Santos, Miguel Matallín, Paco Grande y Jesús Sáez, dejaron huella. Con tan solo escuchar "Stuart" y esa melodía que provoca fiebre, sabes que ellos eran muy grandes. Grandes que militaron en la retaguardia sus soledades de saberse de otro mundo, en este país nuestro, que como en la gran mayoría, priman al endeble y comercial, y dejan de lado el verdadero arte ("Tunnel").
"A way to forget" es escucharla y encogerse el corazón. O esa épica de los corazones rendidos que se llama "A cup of coffee" y ese vendaval de ruido blanco que se te clava en las arterías, que produce pegamento en las palabras. Así, sin más.
"1988.0" es pura Velvet, y en "Pere i Laia" te envuelven con esos arpegios sonajeros que te hacen soñar y volar libre. "When morning comes" y "The Band", ponen el final a un emocionante viaje hacia un slowcore de coartada simple. Lo suyo llega rápido. No hace falta sofisticamiento.
2 comentarios:
gran grupo, pude verlos en directo hasta en 3 ocasiones, grandes, muy grandes
tengo todos sus discos
Hola amigo Javier. Yo no tuve la fortuna de verlos, pero me emocionan profundamente su escucha. Imperecederos y sin duda un grupo a recomendar. Un saludo
Publicar un comentario