Una delicia. Eso es lo que ha sido haber rescatado a este supergrupo del baúl del olvido. Comenzaron en el año 1990, y sacaron su último disco en 2005 ("Taste the flavor"). Comandados por Franklin Bruno es una de esas bandas que sin duda hay que traer a la actualidad, escuchar todos sus trabajos, darle un poco de coba para esparcir su buen rollo.
Porque un disco que empieza con ese pelotazo de hit que es "Couldn't be simpler", no puede traernos más que buenas noticias, sonidos repletos de distorsión, melodía y mucha electricidad. Y todo "Placeholders" es así. Puntazos que te hacen no parar de moverte como "Weak" con ese aire a los The Wedding Present que te derrite a cada minuto de escucha.
Se ponían vacilones y nos regalaban cosas como "Drinking game", y cuando querían hacer himnos imperecederos de indie rock te dejaban noqueado con cosas como "Career day" y esa explosión llamada "Spread your poison".
Como tantos otros militantes en la segunda división de los 90, no tuvieron la suerte que se merecían por méritos propios. Y es que sus temas se defienden ellos solos. Arrebatadores ("In May"), impactantes ("Masonic eye"), lo suyo era instantáneo, ajeno a modas pasajeras.
Sus trabajos están repletos de lugares para no olvidar, de melodías perfectas para días imperfectos ("Rightful heir"). La verdad es que me ha pasado toda la semana escuchándolos, volviendo a ellos una y otra vez, y su escucha en un potente enganche, una vitamínica forma de estar en forma.
"Kissing booth" te rompe el corazón y el final punk con "Cant F/X" es la mejor manera para hacerte con toda su discografía. Discos como "Monte Carlo Method" (1998) o "Emotional discipline" (1997), son artefactos que cualquier amante del indie rock debe de tener en su discografía. A disfrutar toca.
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