"There is no enemy" fue el séptimo disco de una de las bandas indies que siempre estuvo en segundo fila, que se las apañó sin hacer mucho ruido en hacerse un hueco con sus melodías que tanto deben a Pavement ("Aisle 13") y a todo el indie rock que nos alumbró en nuestros lejanos y añorados 90.
Y es que el quinteto de Idaho, después de sacar el potente "You in reverse", (2006), dejaron al personal con la miel en los labios y la verdad es que con un sonido más depurado ("Hindsight"), consiguieron elevar la emoción a cotas de esas que provocan un buen rollo general.
"Nowhere lullaby" es lenta y preciosa y en "Good ol' boremdom" se destapan con un pasote de rock americano con ínfulas de alegría. Para mi gusto, siempre me quedaré con los trabajos de su primera época, (sobre todo "The Normal years" de 1996), pero hay que reconocerles que no han perdido gancho ("Life's a dream").
Cuando más me gustan es cuando arrean distorsión y se ponen serios, como en la entretenida "Oh yeah" y en ese misil que se llama "Pat". Luego, en los medios tiempos pierden un poco de fuelle ("Done"), para volver a remontar el vuelo al final con esa preciosidad que se llama "Tomorrow".
Built To Spill. Un grupo a recuperar de los salones del olvido. Indie Rock, sin más aditivos que el recuerdo, la melancolía, las cosas bien hechas....
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