Un saxo y una bateria. Así son Party Dozen. Sólo eso les basta para apabullarnos con un motín sónico, con una desparrame eléctrico que te llena la cabeza de aturdimiento, de un confort que milita en la especial conexión de Kirsty Tickle y Jonathan Boulet. Pura dinamita (vaya comienzo con "The Iron boot" y "Macca the mutt", ésta última con la colaboración vocal de Nick Cave, ufff).
"Fruits of labor" es puro ritmo, casi parece una versión desbocada de los añorados Morphine. Qué disfrute!!!!. "The worker" es una animalada, casi parece no wave, para de nuevo en "Earthly time" volvernos orates esta vez con un medio tiempo de esos que te hace crujir la médula espinar.
El tercer trabajo de los australianos da en el clavo. Es un recorrido por la parte mas intransigente del rock, un decorado perfecto para perderte entre tensiones de esas que buscan el colapso ("The big quit"), o sacudidas del tipo de "Major beef" que conforman un disco ideal para pasiones desmesuradas, para agitaciones del alma.
Y para terminar el álbum se las apañan con una arenga de tristeza, "Risky behaviou", una legado de ritmo para destripar entre días de agua y viento ojeroso. Total que las 9 canciones del disco pasan en un santiamén. Puro disloque, ritmo total.
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