"A son" fue el penúltimo disco de la carrera del proyecto del ex-Labradford, Mark Nelson, y es quizás el disco que más te llega, el más paisajista de todos los que se engloban bajo la marca de Pan American, lejos de las veleidades electrónicas de otros trabajos como "Quiet city".
"A son" es una delicia desde que empieza a sonar "Memphis Elena", o esa rutilante canción llamada "Sleepwalk guitars", puro post rock de ese que deja huella, que te mece en un ambiente de calma siempre extrema.
Y es que oyendo "A son", y temas como la tierna "Brewthru" aun confías en que ese género difunto llamado post rock, cobre vida, confeccione algún arma más para que podamos sentir ese frescor que nos aprieta el alma ("Dark birds empty fields").
Todos los temas de "A son" rezuman tranquilidad, son apabullantes desde su sencillez ("Drunk father"), un amalgama de cirios en procesión hacia cándidas luces romances para soñar nubes bajas ("Muriel spark").
Discos como este, perduran en el tiempo, son una artesanía atribulada con conexiones a la parte más íntima de nuestros deseos. Grande Nelson en su proyecto, dejó un disco como ave fénix de un vuelo sin peligro para extraviarse en espejismos.
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