¿Qué pasa cuando se unen la banda japonesa Mono y el mago de los estudios de grabación Steve Albini? Pues lo que suele pasar en estos casos, que Mono graban el mejor disco de su carrera, incrementado la de por si efectividad emocional de su post rock, con un sonido de esos que quita el hipo ("Ashes in the snow").
Y es que escuchar este disco a fecha de hoy, con el post rock ya en estado terminal (salvo contadas excepciones), es participar en una bacanal de climas interiores, de ráfagas de guitarras apalabrando citas con el sonido de cuerdas que te acunan y miman.
"Burial at sea" es grandilocuente, la máxima expresión de una banda que sabe como trasladar las emociones a lugares donde es fácil perderse entre laberintos y sendas repletas de musgos evocadores, de suspiros que abrazan ("Sileng flight, sleeping dawn").
Y luego te topas de bruces con "Follow the map" y "The Battle to heaven", y sientes que si, que no es un milagro de lluvia y rocío embarazado, que esta música viene sin condimento posible, con alas en cada cadencia sónica que te estremece y te hace llorar. El mejor disco de Mono, un trabajo que hay que tener sí o sí.
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