Seguimos el confinamiento, seguimos escuchando los pájaros por la mañana, seguimos enfrentados a este reto que consiste en que se acaba cuanto antes esta pesadilla dantesca. Hoy viene a esta mesa con mantel de notas de tranquilidad, el que fue el segundo disco de Cowboy Junkies, este "The trinity sessions", un mar de calma que empieza sólo con la voz de su cantante Marga Timmins, en la sobrecogedora "Minning for the fold".
Grabado en la Iglesia Santísima de la Trinidad de Toronto, con un sólo micrófono, la delicadeza que despiden tonadas como "Blue moon revisited (songs for Elvis)" se recrea en una tristeza de esa que transita entre oscuros callejones sin sentido.
Marga se hace acompañar de sus hermanos Michael a la guitarra, y Peter a la batería, y hasta se atreven con el blues en "I don't get it". Cowboy Junkies, a los que nunca se les quitará la etiqueta de country alternativo, van mucho más allá de ese estilo aunque en ocasiones como en la versión que se marcan de Hank Williams, "I'm so lonesome i could cry", se acerquen a sonidos más clásicos.
"To love is to bury" es otra gema de esas que te pellizca el corazón, que se nota magullado cuando empieza a sonar ese calambre que se llama "200 mores miles". Casi al final del disco, otras dos versiones, "Walking after midnight" y sobre todo "Sweet Jane", desangelada, fría, catarsis de hielo para envolvernos en pereza y silencio.
Hace unos minutos tuve que parar de escribir. Eran los 8 y había que aplaudir a esos valientes sanitarios que están dándolo todo para detener la epidemia. Desde ahora y hasta que venzamos al virus, todos mis artículos hablarán de todo esto que estamos pasando, del retiro forzado, del miedo al contagio, del parón repentino de nuestras cotidianas vidas.
Buena banda sonora para estar en casita encerrado y con lluvia, este mágico disco, que te hace soñar que acabe pronto la pesadilla.....
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