El único pero que se le puede poner a este disco es su duración. Sólo 20 minutos para 13 pedazos de tormentas de posthardcore con tintes melódicos. Ya los había hechado el ojo cuando los descubrí con "Strage four"(2016), y la verdad es que es un gusto para los que amamos los armagedones emocionales.
El inicio con "-", es lo que se te puedes esperar de ellos: rabia, y perforación de distorsión, que abre camino a "Pathfinder", y a la emotiva y explosiva "The great repetition", con sus parones de tristeza que recuerdan a Envy, con un poso de fiera juventud airada envolviéndolo todo.
"Art official", empieza con la batería entonando sustos, himno que se desarrolla en un minuto y pico, llenándolo todo de áspera crudeza. Crudeza que suben el listón con la rayante "Crutch" una de las más salvajes de este lote de gozoso post-hardcore.
No puedes más que subir el volumen cuando te cruzas por la calle con esa tonelada de lírica envasada en ruido que es "Method act" y hasta tienen el suficiente arrojo como para llenarnos el corazón de espinas con la más larga del disco, con sus dos minutos y veinte, de "Face ghosts".
Así son los discos de Touché Amoré, de poca duración pero repletos de una carga de brutalidad que no deja títeres con cabeza ("Wants/Needs"). Hasta nos cuelan una especie de balada con un piano que te cruje el alma, con la voz rota de Jeremy Bolm sonando de fondo, desafiando los rigores del dolor ("Condolences"). La calma se acaba en otro minuto, porque al momento escupen "Home away from here", otro trallazo de luces abrasadoras.
Touché Amoré, junto a Envy, Deafheaven y otros guerrilleros del hardcore evolucionado, con matices, son ya todo un referente para los que necesitamos sensaciones fuertes.
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