El Knitting Factory de New York, fue el lugar elegido por la sacerdotisa del mal Diamanda Galas, para grabar en directo un ramillete de 8 temas donde el tema principal es el amor cuando éste desemboca en sangre y destrucción.
Que mejor que Diamanda para provocarnos escozor con esa voz suya que rompre cristaleras y cielos. Empieza cogiendo un tema de Overton Vertis Wright, para revolvernos en una catarsis de soul estremecedor, donde el piano y el averno se juntan en un matrimonio demoledor con final siniestro.
En "Long black veil", canción que hizo famosa Johnny Cash, la Galas tira de Gospel para regalarnos un potente drama vocal en medio de un salvaje sinfonía de caos y dolor y continuar esta vez con el blues de "Down so low", la más desgarradora de este pedazo de coctel de sensaciones duras, potentes, como todos sus trabajos.
"Interlude (time)", nos muestra la parte más tranquila de la artista, que se toma con pausa su pócima de ponzoña para regarnos de ternura y suspiros amables. Todo una pasada que en "Autumn leaves" tomando como punto de partida palabras del poeta Jacques Prevert se convierte en una vesanía de tensión nihilista. Pavor, joder, que pavor.
Es en "O death" donde nos encontramos a la Diamanda Galas con su voz rota, fragmentada y jugando en un crisol de graves tonadas que te dejan deprimido y roto. Canciones del inframundo para ponerte en momentos donde tu ánimo este más bien alto.
Para terminar estas canciones de cadalso de amor, "Heaven have mercy", tema que hizo suyo Edith Piaf y donde no tienes más remedio que estremecerte sin posibilidad de escape. Te deja sin palabras ni respiración. Diamanda Galas, un continuo fuego que no se apaga, la garganta del oxido eterno.
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