Pedazo disco que se sacó de la chistera Mark Cunningham en este proyecto llamado Blood Quartet, donde cohabitan en perfecto estado de emoción el jazz y el noise, en un entramado musical de esos que se caracterizan por su valentía y por el afán de superación.
"Broken soldier", la primera canción, ya nos levanta del suelo con su artimaña de ligereza peligrosa. Cunningham acompañado por el trio de Sabadell antes Murnau B, consigue construir una buena pócima de veneno radioactivo, de suavidades malsanas, donde la improvisación casa con la urgencia ("NYC limits").
Cuando parecen una calcamonía de Sonic Youth, lo cuadran, explorando pequeños rebrotes de melodías en un dique de armonías noise ("Fire folk"), o espectrales nanas siderales que se arrastran y duelen ("Velvet love").
La trompeta del ex-Mars suena atronadora y punzante en la jazzy "Chemistry of tears", y si he de elegir mi fagorita, esta se encuentra en la mitad del recorrido del cd, en la noise "Surfir rueda", tema brutal de principio fin, casi cercano a esa No Wave de la que Cunningham fue un actor determinante.
Reflexiones sónicas que nos recuerdan al gran Davis suenan en "Jandek" y en la colosal "Invoke" nos regalan un buen motín de introversión naif. Ruidosos y expansivos suenan en "Stress of her regard", canción que podía estar en cualquier disco de Sonic Youth para en "Eigenlicht" enfangarse en una gloriosa concatenación de caos.
Blood Quartet, una excelente manera de disfruta de un menu de jazz noise, de parte de una de las figuras mas emblematicas del undergroung americano. Todo un lujo que no hay que perderse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario