Qué grande Clementine, Y que pedazo de voz que tiene. Y que artista que es. Nadie con un mínimo de sensibilidad tras escuchar el inicio de este rutilante trabajo con "Residue", se puede resistir a este embrujo de este músico que empezó a tocar en el metro de Londres con un piano de juguete, y ahora toca los cielos de los corazones que le adoran.
En este su tercer trabajo, sigue la evolución de sus dos primeros discos, dejando que el piano y las historias que nos cuenta nos embriaguen hasta el cofín de los sueños ("Delighted"). "Difference" son casi dos minutos de alegría envasada al vacío en una especie de hit de buen rollo y en "Genesis" sigue la senda que ya fue escrita en sus anteriores trabajos.
"Atonement" es de una sensibilidad de esa que quita el hipo, con los vientos sonando a nostalgia, con Benjamin en pleno estado de explosión. Una brutalidad. Y si queremos caer en la melancolía más profunda, nos ponemos "Last movement of hope" y empezamos a volar para caer rendidos después con esa miniatura llamada "Copening".
Vaya disco este "And i have been". Imposible no conmoverse con "Weakend", o con ese lírico estruendo que es "Auxiliary". Para terminar, "Recommence", una manera efectiva, de comenzar de nuevo a escuchar este portentoso trabajo que no dejará impasible a los degustadores de la buena música.
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