Pedazo de banda que fueron Heliogabale. Los franceses nos dejaron para el recuerdo unos cuantos discos de noise devastador, donde puedes ver huellas desde Jesus Lizard ("Hunting"), hasta los Sonic Youth más brutales ("Albinos").
Y lo que hace que Heliogabale sean una banda tan interesante, es la inmersión melódica que tienen, sus dotes para hacer lírica desde el estruendo, desde la pasión desaforada, como vemos en "Stearin". "The squeaker" es como una versión punk de Bjork, y en "A stone can't swim" es donde mejor se mueven con sus acometidas violentas, con sus distorsiones que amenazan tormenta.
"My happy fly" es la más arisca dentro de un conjunto de canciones que son cañonazos que parecen revolverse en un seísmo avasallador, donde hay momentos para himnos esdrújulos como "Les papillons" y su rabia sin contener que te deja sin palabras.
"Les chiens" y "Few of us" ponen el punto final a un disco repleto de desgarros emocionales, de una furia sin contener, que como el resto de los discos de la banda, consiguen construir un buen artefacto para el recuerdo.
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