Siempre me gustaron Placebo. Su música siempre me cautivó, desde los primeros trabajos que sacaron a colación las travesuras sonoras de este seguidor acérrimo de Bowie, con el nombre de Brian Molko que supo conjugar a la perfección sus gustos con la creación de un sonido propio.
"Sleeping with ghosts", el que fuera cuarto disco del grupo, se abre con un disparo certero de distorsión, "Bullefproof cupid", para ya desde la segunda canción, "English summer rain", iniciar el juego con la electrónica desde el suspiro musical de un Molko siempre en estado de gracia.
Y como no, aquí también encontramos hits de esos inmediatos que seguro que conoces, que seguro has oído mil veces, como ese petardazo llamado "This picture", un vendaval que se te clava en los oídos, o la que titula el trabajo, de esas tonadas lentas que van creciendo y creciendo a base de melodía desbordante.
"The bitter end" es quizás la más conocida de un cd que se defiende sólo, que resume en sus 12 tracks sin florituras, el hábil manejo de Molko de las esencias de un música que te hace vibrar desde el primer momento que la escuchas. Hasta tienen tiempo para especulaciones casi industriales como en "Something rotten".
"Plasticine" y "Special needs" son canciones ganadoras, de esas que al hacerla sabían que se iban a incrustar entre sus mejores canciones y "Second sight" contiene la suficiente rabia guitarrea como para no dejar de vitorear los zarpazos eléctricos de Placebo.
Para terminar, la letanía lenta de "Centrofolds" sirve como colofón de un trabajo, que no defrauda, que milita en los rigores de la estética musical de un grupo con sello propio y que es un gusto recuperar.
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