Qué buena noticia la edición del nuevo disco de la banda de Chicago Califone. Tim Rulli, después de 3 años en barbecho, vuelve por la puerta grande, con disco repleto de canciones marca de la casa, donde deconstruye el folk, el blues y el country de la manera que tan bien saben hacer ("The hagsburg jam").
Siempre me parecieron la versión arty de Wilco, y la verdad, es que lo bordan en todos los contextos posibles, afilando su música a base de brumas y desconexiones ("Eyelash"), donde todos los instrumentos están al servicio de un abanico de posibilidades estilísticas.
Melodías de un guateque setentero como ese puntazo llamado "Mcmansions" rodeada de fulgor, con su extraña distorsión amenizando a base de bien el paisaje que en la que titula el disco se convierte en una dulce fanfarria acogedora.
No defraudan Califone. Qué lejano queda ya su disco homónimo en 1998, y que manera tan rutilante que tienen de volver a la palestra para llenarnos los oídos con las texturas mágicas que tan bien saben crear ("Comedy").
"Halloween" y sobre todo el final con "Sweetly" pone a las claras la capacidad de Rulli y sus compañeros de elaborar descacharradas melodías que se te clavan, por su artesanía, por su inmensa función de hipnotismo. Bravo por la vuelta de Califone.
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